Los escenarios del Quijote en la Mancha

PRIMERA SALIDA DE DON QUIJOTE

En los artículos anteriores  ̶ incluidos en Los escenarios del Quijote en la Mancha ̶  La feliz aventura de don Quijote y desventura de AndrésEl cruce del falso albedrío de Rocinante Don Quijote molido y quebrantado, he marcado en el mapa las aventuras de la primera salida de don Quijote de su casa, hitos cervantinos inéditos hasta ahora.

En Mi vecino Alonso (2010) ya identifiqué la venta adonde había llegado don Quijote después de un largo día de camino: la Venta de Manjavacas, en el término municipal de Mota del Cuervo. Es la única venta, de las ventas existentes en esta comarca cervantina en tiempos de la escritura de la novela  ̶ Montealegre, Manjavacas, Las Motillas y Puerto Lápice ̶  que se encontraba junto al Camino de Toledo a Murcia. Sin duda alguna, al menos en la primera mitad del siglo XVI, la Venta de Manjavacas era una de las mejores ventas de este camino y única en esta parte de la Mancha al estar los pueblos muy cerca unos de otros. Al disponer estos lugares de mesones y alojamientos los viajeros preferían la seguridad de pasar la noche en el interior de las villas, siendo esta la causa de la ausencia de ventas en mitad de los caminos que cruzan esta comarca cervantina. Esta venta existía aquí aprovechando el edificio de la casa de la Encomienda que servía para el cobro del portazgo de paso por el camino. Documentalmente contaba con una entrada principal, con un portal desde donde se accedía a un patio central formado por tres edificios que hacían de cocina, bodega, alojamientos y establos. Junto a uno de los edificios laterales había un corral con cobertizos para gallinas y cerdos, con una puerta al campo. Tenía la venta «doce tapias de largo», unos 20 metros de fachada y sobre la puerta de entrada un escudo de armas.

Esta ruta que aquí descubro, en la que está marcadas las aventuras que en ella transcurren del pastor Andrés (1), el cruce del falso libre albedrío de Rocinante (2) y el encuentro con los mercaderes toledanos (3), y que formará parte mucho más detallada de mi próximo trabajo a editar, es completamente transgresora, no coincide con ninguna ruta realizada por otros autores y mucho menos con las oficiales diseñadas por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

Las primeras rutas publicadas a finales del siglo XVIII fueron dibujadas por Tomás López (1780) según los estudios de José de Hermosilla y por Manuel Antonio Rodríguez (1798) siguiendo los datos aportados por Juan Antonio Pellicer. La Ruta de Don Quijote propuesta por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha tiene en cuenta estas dos rutas anteriores.

La primera salida de don Quijote de su casa está remarcada en ambos mapas en color azul. En los dos mapas sitúan el origen de la ruta en Argamasilla de Alba, un lugar que no puede ser el de don Quijote por estar citado explícitamente en el Quijote. Es el propio autor quien decide en la primera frase de la novela no querer acordarse de él: «En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…». Por lo que los lugares nombrados en la novela en esta comarca cervantina de Tembleque, Quintanar de la Orden, Argamasilla de Alba, Puerto Lápice y El Toboso no pueden ser el origen del Quijote.

En el mapa de Tomás López el camino marcado de ida a la venta y vuelta a casa al día siguiente es por el mismo, como describe Cervantes. No es así en el de Manuel Antonio Rodríguez que describe una ruta casi circular que nada tiene que ver con el texto. Las dos rutas están muy alejadas del lugar de Quintanar de la Orden y del Camino de Toledo a Murcia, por lo que no es posible situar en ellas la aventura de Andrés y la de los mercaderes toledanos.

La segunda ruta está marcada en ambos mapas en color amarillo. Inician las dos por «la misma derrota y camino» tal y como describe Cervantes, pero en su trazado no se encuentran con los «treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo», los molinos de viento de Campo de Criptana, cómo le ocurre a don Quijote y a Sancho al poco de salir de su casa. El espacio geográfico por donde delinean los dos autores la segunda salida de don Quijote no contaba a principios del siglo XVII con ningún molino de viento, menos «treinta o cuarenta» cuyo número solo se disponía apreciar en los cerros de Campo de Criptana. Ambos mapas, muy aceptados en el cervantismo, no siguen el texto de Cervantes, mucho menos aún los propuestos más actualmente tomando como salida en Villanueva de los Infantes o Mota del Cuervo. 

Esta ruta que aquí propongo para ser recorrida a pie, en bicicleta o en vehículo adecuado sí coincide con el texto cervantino. Tiene una longitud aproximada, desde Alcázar de San Juan a la Venta de Manjavacas, de unos 35 Km por camino suave y atraviesa los términos de Alcázar de San Juan, Campo de Criptana, El Toboso, ligeramente el de Pedro Muñoz y Mota del Cuervo,  siguiendo la traza de una de las variantes secundarias del Camino de Toledo a Murcia. Rocinante para recorrer esta misma distancia necesitó todo un largo día de verano para llegar desde su cuadra a la venta:

“[…] una mañana, antes del día, que era uno de los calurosos del mes de julio […] Con esto caminaba tan despacio, y el sol entraba tan apriesa y con tanto ardor, que fuera bastante a derretirle los sesos, si algunos tuviera. Casi todo aquel día caminó sin acontecerle cosa que de contar fuese […] y, al anochecer, su rocín y él se hallaron cansados y muertos de hambre […] vio, no lejos del camino por donde iba, una venta […] Diose priesa a caminar, y llegó a ella a tiempo que anochecía.” (Q1, 2)

Rocinante al paso recorría media legua de camino a la hora, tres kilómetros, la mitad que cualquier otro caballo normal, sin sus taras físicas. La enfermedad de los “cuartos” en sus pezuñas hacía de él un caballo casi inútil para todo. De media en el mes de julio en estas latitudes hay unas catorce horas de sol. Sin parar, en estas horas que hay entre su salida de la cuadra «antes del día» hasta que llegó a la venta «a tiempo que anochecía», habría recorrido el flaco de Rocinante por este suave relieve manchego unos 42 kilómetros. Nadie que apreciase a su caballo, como lo hacía don Quijote, lo habría forzado a caminar sin descansar a la sombra de cualquier encina junto al camino durante todo un día de verano manchego, y aunque el narrador de la historia solo nos diga que  «casi todo aquel día caminó sin acontecerle cosa» sí nos detalla que «con esto caminaba tan despacio», siendo incluso su velocidad aún menor.

El espacio físico real recorrido durante esta jornada es increíblemente preciso teniendo en cuenta las condiciones de Rocinante y el tiempo empleado. Sin duda Cervantes había recorrido este mismo tramo durante su vida en más de una ocasión. Él, sobre una caballería normal, habría necesitado unas seis horas para recorrer este mismo espacio. Saliendo al amanecer desde Alcázar de San Juan habría llegado a la Venta de Manjavacasa la hora de la comida y la tan merecida siesta, dando descanso y cebada en la cuadra a su mula para continuar la jornada por la tarde, como tantos viajeros de su época. Con su experiencia y conocimiento de este camino hace coincidir este espacio real con la ficción de la novela, haciendo creíble las aventuras de don Quijote en esta parte de la Mancha para sus lectores de principios del siglo XVII, y ahora también para los del siglo XXI.  

                             Luis Miguel Román Alhambra

Publicado en Alcázar Lugar de don Quijote

Pregón de Ferias 2021, Villafranca de los Caballeros

A cargo de D. Félix Patiño Galán

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Autoridades, representantes, señoras y señores.

Me siento como Simeón en el templo, ante Jesús niño. Vivo ahora un gran premio vital, pregonar las fiestas de mi pueblo es un galardón personal que nunca olvidaré y agradezco de todo corazón.

Desde que los residentes en el pueblo somos llamados para ejercer este honor, casi sobra la presentación del pregonero. Soy Félix Patiño Galán, villafranquero de nacimiento, de residencia y de corazón. Oficio que ejerzo un poquito más en los últimos años, después de tener el privilegio de disponer de todo mi tiempo.

Mi tarea es invitar a todos los que me escuchen a participar en las fiestas en honor del Santo Cristo de Santa Ana.

Entonar el pregón va más allá de la mera comunicación del comienzo de las fiestas que todos los presentes llevamos en el corazón. Labor alegre y única, honor donde sólo se deben dar buenas noticias, buenas nuevas que acompañan a las fiestas más importantes de Villafranca.

Como ya sabéis, en los últimos años me he dedicado a investigar y contar la historia de Villafranca. Ahora que estoy en este lugar y momento privilegiados, quiero llevaros a nuestro pasado y revivir hechos que la historia da por ciertos.

Nuestras fiestas del Cristo de Santa Ana, nuestras “ferias”, tienen una antigüedad contrastada de, al menos, 300 años ¿desde cuándo existe el Cristo de Santa Ana? ¿Qué recorrido histórico ha tenido esta imagen con su cofradía? Trazaré unas pinceladas que nos ayudarán a conocer la figura del Cristo en su hermandad y los homenajes que los villafranqueros le han dedicado con el tiempo. Después definiré la personalidad de ese grupo humano que se ha llamado Villafranca de los Caballeros, por último entraré en un terreno más personal y de emociones.

El Cristo y su cofradía

El Cristo de la Vera Cruz situado en la ermita de Santa Ana, al Norte del pueblo, hunde sus orígenes en el siglo XVI. Según su leyenda es un Cristo marinero que se enlaza con un milagro en un mar tormentoso. Yo os hablaré de lo que conozco y tiene garantías de ser verdad.

Esta primera ermita, ya albergaba, en el siglo XVII, a la cofradía de la Vera Cruz. Una cofradía muy activa que ha dejado huella de sus hechos en los documentos que se guardan en diferentes archivos en los que algunos curiosos como yo, rebuscamos para revivir detalles de nuestra historia.

Os invito a que me sigáis en tres saltos al pasado. La magia de las letras escritas en los papeles viejos nos permitirá viajar por el tiempo.

Primer salto:

Vamos a trasladarnos a mediados del siglo XVII, allá por 1655, reina en España Felipe IV: estamos en el cruce de la calle de los Hidalgos (ahora Velarde) con la del Cristo, nos sorprende que el lugar que ocupará la ermita actual, es una huerta, un poco más a oriente, siguiendo la calle, vemos una ermita de piedra de mampostería, con la cabecera hacia el Norte, mirando a Villacañas. Es la ermita de Santa Ana. Entramos, y

después de adaptar nuestros ojos a la fresca penumbra, observamos en el frente, dos altares, uno dedicado a Santa Ana que preside una talla con su imagen, adornada con una sábana puntas, un frontal de raso rojo y dos lámparas de azófar (latón dorado); la otra capilla está dedicada a la Vera Cruz que luce un Cristo Crucificado, con dos velos, uno de tela de plata, el segundo de seda, morado, otros dos candeleros de azófar y un atril para las lecturas.

Hechos al interior, que huele a cera y aceite de las lámparas siempre encendidas, en silencio, accedemos por una puerta lateral, a la amplia sacristía donde la hermandad almacena las imágenes que ha ido atesorando para dar lustre a la Semana Santa de Villafranca: Ahí están Jesús en la Columna, El Cristo de la cruz a cuestas, una cruz, la Virgen de la Soledad, el Cristo del entierro y un pequeño Resucitado. La mayoría de estas imágenes procesionan los jueves y los viernes santos. La cofradía de la Vera Cruz es, desde que se tiene memoria, la encargada de las procesiones de Semana Santa.

Antes de abandonar esta ermita, echamos un último vistazo a la sacristía: comprobamos que hay varias telas de tafetán rojas, pajizas y listadas, un estandarte de damasco negro con flecos dorados de seda, ropas litúrgicas, un cáliz, una patena, dos misales y seis pares de andas pintadas de verde.

Nos llama la atención el esquilón que descansa en un rincón de la sacristía. Es un cencerro grande con forma de campana que sirve para llamar a los fieles a misa. (…) Lo que os he contado, son datos acreditados por  escribanos de su tiempo que nos han permitido un fugaz paseo por el pasado. Surgen muchas preguntas: ¿Es la imagen del

Cristo? ¿Qué amplitud tenía esta ermita? ¿Celebraban el día del Cristo como ahora? Quizá podamos contestarlas pronto.

Con estos mimbres, hemos de tejer la cesta de la cofradía en el siglo XVII:

1. La cofradía de la Vera Cruz tiene su sede en la ermita de Santa Ana

2. Mantiene las procesiones de Semana Santa

3. Existe el culto divino en la ermita

4. Desde su puerta, el esquilón movido por un joven monaguillo hace el trabajo de una campana.

A partir de aquí podemos fabular lo que queramos, yo os cuento lo demostrable con las letras escritas en aquellos tiempos.

Segundo salto:

Vayamos con nuestra máquina del tiempo al siglo siguiente.

Ya en el siglo XVIII, el paisaje urbano ha cambiado algo, la pequeña ermita de Santa Ana con su sacristía-almacén se ha transformado en el elegante templo del Cristo de la Vera Cruz, casi tal y como lo conocemos hoy. Siguen siendo el templo y la cofradía que alberga y organiza los pasos de la Semana Grande. Sus procesiones son concurridas y vistosas.

Se celebran las fiestas de la Vera Cruz en dos fechas:

Invención (3 de mayo) y exaltación (14 de septiembre). Ésta última, la más importante, la más celebrada, la que convoca a todos los villafranqueros y muchos forasteros, es el “día del Cristo”.

Vamos a ver el discurrir de un día del Cristo a mediados del siglo XVIII:

La función se celebra en la iglesia parroquial, como ahora, hay dos procesiones, la del día anterior y la del siguiente. La pólvora, siempre admirada, es en la noche del día 13.

El día 14, un afamado predicador oficia la función solemne. El pueblo entero está en la calle, la fiesta es completa. Forasteros de todos los pueblos del entorno han venido en peregrinación a rezar al Cristo y a hacer sus donaciones: corderos, quesos, aceite y limosnas en reales y maravedíes. Vienen de Herencia, Tembleque, Granátula, Alcázar, Quero, Madridejos y otros muchos lugares.

Los villafranqueros ya han hecho sus limosnas en trigo, cebada, centeno, gallinas, quesos, calabazas y otros productos que se transformarán en reales de vellón para el Cristo.

Escuchamos a los músicos, son de Madridejos. En la función, dentro de la iglesia, suena un tambor y un clarín ambos de Consuegra. Los danzantes, también de Madridejos, animan el exterior con ritmo y colorido.

La bacía de las limosnas se llena durante la misa. Se venden cientos de estampas del Santo Cristo encargadas por la cofradía. Las tiendas y puestos del 14 de septiembre ocupan el atrio y la calle Empedrada. Los bolicheros no paran con sus juegos en el Pozo Palacio.

Suponemos que era una gran fiesta en la que los villafranqueros lucían sus mejores galas. El Cristo salía de su ermita para recibir los honores de su pueblo en el templo parroquial. La Cofradía corría con la mayoría de los gastos, pues tenía capital suficiente que provenía de las múltiples donaciones de lugareños y forasteros, de la arquilla de la

ermita, de la bacía de las misas, de algunas tierras de su propiedad, de la venta de roscas rociadas de miel, del alquiler de banderas, hachas, y cetros para los entierros.

Un detalle más, esta cofradía de la Vera Cruz, la forman cofrades y cofradas, que así aparece en sus libros, 2 reales al mes pagan ellos, ellas, 16 mr.

Saquemos unas conclusiones con lo que hemos dicho:

1. En el siglo XVIII, la cofradía tiene buena salud económica: pólvora, juegos, procesiones, funciones y feria comercial son soportados con sus dineros durante los días 13 y 14 de septiembre.

2. Ya existe la ermita del Cristo tal y como la conocemos.

3. La cofradía sigue organizando la Semana Santa.

4. Aumentan los peregrinos que vienen a adorar al Cristo.

Tercer salto:

El tramo final de este viaje es el siglo XIX con algún detalle para terminar nuestro retrato:

Las funciones se celebran el día 14 de septiembre y a finales de siglo son los días 14 y 15. Los gastos de todos los años son el jalbiego de la ermita, la pólvora, la música y el refresco. Los músicos que acompañan en las funciones vienen de Herencia y la banda de música, de Dosbarrios. A partir de 1875 la música contratada es de Martín Avendaño.

Hay menor pujanza económica y no encontramos ya el control de la Semana Santa. Es posible que las desamortizaciones, tengan algo que ver.

Con el tiempo, el villafranquero se va refiriendo a su Cristo como el Cristo de Santa Ana, olvidando poco a poco el nombre de Cristo de la Vera Cruz.

Hasta aquí nuestro viaje por el tiempo.

Villafranca

Ahora, después de conocer algo de la historia de las honras al Cristo de Santa Ana, miremos a los otros protagonistas, los villafranqueros, que tienen una personalidad marcada por su historia. Villafranca existirá mientras haya personas que vivan sintiéndose parte de esta comunidad.

Contestaré a una pregunta, ¿Cómo es un villafranquero o una villafranquera?

1.- Un villafranquero o una villafranquera es una persona resistente y tenaz, ha aguantado durante siglos epidemias, hambrunas, inundaciones, sequías, crisis económicas y guerras. Su fortaleza ante las adversidades ha quedado demostrada. Sin prisas, nunca con los mejores medios, ha sabido reponerse en compañía del grupo, con la fuerza del trabajo en común. Valga como ejemplo cuando sólo unos cientos de resistentes se refugiaron en el cerro de San Cristóbal y entre todos limpiaron y devolvieron a la vida la ciénaga en que se había convertido Villafranca en el otoño de 1801.

2.- Un villafranquero o una villafranquera, es un buen profesional, en diferentes actividades siempre deja huella de su buen hacer. Esforzados agricultores y ganaderos, excelentes tejeros, afamados herreros, eficientes carreteros, honrados arrieros viajeros, incansables canteros, solícitos zapateros, adorables reposteras, humildes amas de casa y mil actividades más en las que han destacado. Ahora son profesores, ingenieras, periodistas, agricultoras, comerciantes, cocineros, documentalistas, filólogas, médicos… personas repartidas por el Mundo entero con excelente formación y rendimiento notable.

3.- Un villafranquero o una villafranquera es un buen individuo dentro de un grupo. Sabe apreciar el valor de la comunidad, la fuerza imponente del pueblo como solución a los problemas comunes. Ha reconstruido su pueblo muchas veces en compañía de sus vecinos, ha vigilado los caminos en épocas de epidemias, ha reforzado el malecón en las venías, ha cazado langosta en años malos, ha protegido el trigo de su pósito, ha

defendido sus lagunas y su agua.

4.- Un villafranquero o una villafranquera es humilde. Ha mamado la realidad desde niño. Un pueblo que no es el más antiguo ni el que más blasones muestra, que no posee las tierras más fértiles, que siempre ha tenido que luchar por lo que desea, ha aprendido a entender su puesto en el mundo para pisar con fuerza y superarse. Sin mirar con altivez a nadie, sólo con nobleza.

5.- Un villafranquero o una villafranquera, es solidario y colaborador ante las necesidades. No salió de su casa, mientras los guerrilleros de Francisco Abad y Diego Martín combatían y masacraban dragones franceses por la calle del Riato en la noche del 25 de marzo de 1812. No eran cobardes, la guerra es para los militares. Pero cuatro horas después, el pueblo entero estaba en la calle aportando agua caliente, vendas, ropas limpias, medicinas y voluntarios para curar, lo mejor que podía, a los heridos, daba igual que fueran franceses o españoles.

6.- Un (…) está siempre cerca del agua, ha sabido valorar lo que vale el líquido elemento desde que nació este pueblo. Y si no ¿por qué estamos sobre este llano hundido que se anega cada vez que el Amarguillo se desborda? Quizá porque nuestros ancestros excavaban en el patio de su casa un pozo somero y encontraban agua. Poco potable, sí, pero abundante y limpia. Las lagunas han sido recursos de vida con la pesca y el carrizo. Necesitamos estar junto al agua y un zampullón de vez en cuando. Ahora lloramos la ausencia de agua en nuestros pozos antiguos, nuestro ánimo se seca con las lagunas blancas de salitre, aunque este año hemos tenido un respiro que ojalá no sea un espejismo.

7.- Un (…) casi siempre llega el primero (no llega de los últimos) a asuntos de capital importancia. En enero de 1787 Villafranca estrenaba su primer cementerio al lado de la ermita del Cristo, fuera de los templos, lo hizo, con otros pueblos del entorno, antes que el resto de España. En 1870 se constituyó aquí, en Villafranca de los Caballeros, la primera federación local de toda la región, adherida a la AIT4 (Asociación Internacional de Trabajadores), entonces de mayoría anarquista. He de reconocer que no puedo verificar lo que se dice de la luna, las especias y los arrieros de Villafranca.

8.- Un (…) siempre ha sido un ciudadano del mundo, se apresuró a aplicar la vacuna contra la viruela desde el mismo momento en que llegó, ha salido con su carro lleno de tejas para venderlo en el primer pueblo que lo necesitase, ha llevado a diferentes capitales sus piedras de vuelo y ahora sus hombres y sus mujeres salen a otros pueblos y otras naciones demostrando su buena formación y su buen hacer. Ellos y ellas

se adaptan a otras costumbres a otras culturas a otras lenguas.

9.- Un (…) disfruta como nadie en una procesión, en un desfile o volteando banderas de Ánimas. Es presumido, mostrarse con un traje nuevo acompañado de iguales es un placer muy propio de los individuos de esta comunidad. Nos enamora el colorido de las Mayordomías y sus vestidos originales, las peñas de Villafranca enseñaron a todo el entorno a desfilar, a montar carrozas y a disfrutar con ello, en la

procesión del Cristo siempre nos hemos vestido con nuestras mejores ropas.

10.- Un (…) es prudente. Lo demuestran las sentencias y el gobierno de sus alcaldes en toda su historia: Solucionando litigios, escuchando, recibiendo a hombres y mujeres en busca de justicia, limosna, consejo y guía. Esta prudencia ha aparecido en las  actuaciones de sus empresarios, hortelanos, arrieros y agricultores. Y ahora debe ser una máxima inolvidable para todos nosotros.

11.- Un (…) es aseado como el que más o relimpia como los chorros del oro. No tenía razón el párroco don Alfonso Luján, cuando decía en 1784 Las mujeres se crían con igual robustez pero toscas de facciones, paso tardo y perezoso, desidiosas y sin cuidar el adorno propio de su sexo ni el de sus casas, las que tienen muy sucias y sin aliño, motivo por el que los tabardillos y dolores de costado que padecen, entrando en una familia, se les comunica a todos, agravándose por ser dados al vino y al aguardiente.

Este hombre, culto y trabajador no tenía muy buena idea de la villafranqueras. En cambio, de los hombres dice: Los varones se crían robustos y de buena disposición de nervios, color encendido oscuro, ágiles y de genios despejados, han manifestado siempre inclinación a las leyes, y por ello son conocidos con el nombre de letrados, (…) y esto los perjudica mucho pues con poco motivo forman un pleito y lo siguen con tanto tesón que abandonan el cultivo de sus haciendas, cuidado de sus casas y crianza de sus hijos, siendo esto la principal causa de ser la villa más pobre de las que componen el Partido.

Empecinados en su labor y defensores de sus causas, hasta llegar a abandonar sus casas. Yo creo que más que pendencieros… son tenaces.

12.- Un (…) creyente o no creyente, respeta y honra al Cristo de Santa Ana. Ese Cristo con tonelete y leyenda marinera. Él es símbolo de nuestra personalidad, marca el momento de la unión de voluntades para un punto jubiloso de disfrute sano y común. En torno a su imagen unos rezan y sonríen, otros asisten, respetan y sonríen, todos viven una vieja fiesta con viejos ánimos de alegría. Hoy comenzamos otro ciclo de esa vieja fiesta que se mantiene muy sana.

Villafranca (formada por Villafranqueros y villafranqueras, nacidos aquí o llegados aquí) ha mejorado mucho en formación y en competencia. Este grupo de personas tenaces, especializadas, humildes, solidarias, presumidas, honradas, relimpias, iguales y devotos de su Cristo, quiere seguir mejorando, debe seguir mejorando en un mundo cada vez más exigente. Somos así, villafranqueros del mundo, nacidos o de adopción, villafranqueros siempre.

La Feria es ilusión

Permítanme retomar una idea que explicó una pregonera de ferias hace unos años. La bruja-maga Rosa María, excelente bordadora de palabras, dijo desde un atril muy parecido a este, que la feria es un espacio mágico.

¿O no es mágico el momento en que un niño abre los ojos con asombro ante las luces de un cohete en la noche de pólvora? La ilusión de los “caballitos”, los cochecitos o los toros en los más pequeños, siempre en compañía de sus padres o del pariente más paciente y amante de los niños.

La expectativa de unos días diferentes, siempre en compañía de los que más queremos.

Magia vivida y relatada con la serenidad de la elegante pregonera Sonia Nogueras, con abuelas que ahorraban para las ferias de sus nietos, los aromas del ferial y los desfiles vistosos al son de la música con la justicia y las damas.

Magia que se queda en la memoria selectiva con sensaciones inconfundibles como

– El grato olor a tabaco de tu padre cuando te lleva en brazos a los caballitos

– La deslumbrante abundancia de bombillas en el recorrido ferial

– El desagradable claxon del final de la vuelta en el tiovivo

– El sabor raro de las berenjenas

Algo más crecido

– El olor del aceite caliente de los puestos de patatas fritas

– Los olores del cuero curtido, del turrón y del plástico de los juguetes

– La sensación de conducir en los coches eléctricos

– El dinero en el bolsillo de un jovencito

– Las toses con el primer cigarrillo

– Un beso furtivo e inolvidable

– Las prometedoras noches sin fin

Sí, la Feria es un evento viejo y venerable como el Cristo de Santa Ana, que reúne a esa comunidad variada de Villafranca y que es capaz de desarrollar una magia singular.

De todo lo que he dicho, apelo especialmente a la prudencia, seamos prudentes, el virus no nos permite recuperar la normalidad y estas fiestas serán distintas.

Mantengamos las distancias, usemos las mascarillas, seamos razonables, así también podemos encontrar la magia personal que cada uno vive en la feria.

Señoras y señores

Que viene el día del Cristo de Santa Ana

Comienzan las ferias y fiestas en su honor

Villafranca ya está de celebración sin esperar a mañana

No olvidemos ser prudentes, por favor

Que la magia de la feria os haga disfrutar Villafranqueros y villafranqueras

Comienzan las Ferias y Fiestas de 2021

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¡Viva el Cristo de Santa Ana!

¡Viva Villafranca de los Caballeros!

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¡Que seáis muy felices! Gracias por vuestra atención.

Cortometraje alcazareño «Mira» es premiado en Hungría

Este fin de semana ha tenido lugar el Festival Internacional de Cine Busho 2021, celebrado en Budapest y en cuya gala de clausura, que contó con la presencia de autores y equipo de más de 70 trabajos de todo el mundo, se galardonó al cortometraje, “Mira”, del director y guionista Hugo de la Riva, con el premio a la Mejor fotografía.

El jurado del festival quiso así distinguir y reconocer el trabajo, la puesta en escena innovadora y la atmósfera siniestra y asfixiante de la pequeña pieza de terror, rodada en apenas 2 noches con un equipo reducido y cuya fotografía fue llevada por los hermanos Alberto y Jaime Martínez Soria de Marsofilms, que también son productores del film y habituales colaboradores, habiendo también firmado la fotografía de otros cortometrajes como “Campeón” o “La Pedidemia” de Pablo Conde.

“Mira” es el primer acercamiento al género de terror de su autor. Está protagonizado por la también alcazareña Marta Lizano, que realiza un tour de forcé emocional en un extraordinario ejercicio de tensión y suspense, donde se ejercitan los códigos narrativos clásicos en una historia de apenas 7 minutos.

Evasión Cine

Recordando la Vuelta Ciclista a Alcázar

Hoy, 5 de septiembre, última etapa de la Vuelta Ciclista a España y día importante de nuestra Feria y Fiestas, es un buen momento para recordar con este cartel a la desaparecida Vuelta Ciclista a Alcázar, que comenzó a disputarse, con esa denominación, en el año 1933, dos años antes de la primera edición de la Vuelta Ciclista a España.


Fueron sus organizadores Roberto Sáez y Rafael Lizcano, sin olvidar a Francisco Gonzalez «Paco Pin» y durante muchos años fue uno de los principales referentes del ciclismo en nuestra región.


La disputaban corredores aficionados y de primera categoría y en alguna de sus ediciones llegó a correrse hasta en tres etapas con salida y llegada en Alcázar.

Alcanzó gran popularidad y se constituyó, año tras año, en uno de los grandes atractivos de nuestra Feria.
Como curiosidad recordemos las palabras que el periodista deportivo Rafael Martínez Gandía le dedicó tras presenciar, en el año 1960, su XVII edición.

Comentaba Don Rafael, no sin gran dosis de humor y cierta sorna, que las 5 mejores carreras ciclistas de Europa eran, por este orden: el Tour de Francia, el Giro de Italia, la Vuelta a España, la Volta a Catalunya y la «Guelta» a Alcázar.


Una pena habernos quedado sin ella, porque al coincidir hoy en día sus respectivos calendarios, seguro que le haría la competencia deportiva e informativa 🤭 a la mismísima Vuelta Ciclista a España.

Manuel Rubio. Sociedad Cervantina de Alcázar