Tras los pasos de Rocinante en Alcázar de San Juan

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El pasado día 22 de junio presenté en Alcázar de San Juan Tras los pasos de Rocinante. El acto tuvo lugar en el patio del Museo Casa del Hidalgo, un edificio civil del siglo XVI transformado en centro de interpretación de la vida de un hidalgo manchego en su casa. Hidalgo manchego es don Quijote, por lo que el escenario escogido para la presentación era el más idóneo posible.

Me presentaron ante el público asistente Cristina Perea, en su primer día en el cargo de concejala de Cultura del Ayuntamiento de Alcázar de San Juan, y Juan Bautista Mata, presidente de la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan, a la que pertenezco.

Decía Cervantes que: «Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento. Este pecado en cuanto me ha sido posible, he procurado yo huir desde el instante que tuve uso de razón; y si no puedo pagar las buenas obras que me hacen con otras, pongo en su lugar los deseos de hacerlas». Siguiendo este principio cervantino, y de educación, comencé la presentación dando las gracias al Ayuntamiento de Alcázar de San Juan por cederme este magnífico lugar para presentar la guía de caminos, a mis presentadores y a todos los presentes, en este primer día de verano manchego.

Quise tener un recuerdo especial para mi amigo Santiago Ramos, que nos dejó en medio de la pandemia Covid19 un frío día de enero de 2021. Él me prologó Mi vecino Alonso (2010) y me acompañó en varias presentaciones.  Casualmente un mismo día 22 de junio, pero del año 2012, estábamos en El Toboso.

«¡Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores!», le aconsejaba don Quijote a Sancho antes de que partiese para ser gobernador de la ínsula Barataria. ¡Cómo no iba a acordarme de mis padres, de mis abuelos… de mi familia de labradores, pastores y ferroviarios! Llevé una fotografía de mi madre sentada en una trilla junto a su tío Miguel y mis tres hermanos mayores, una tarde de verano manchego. Mi madre me decía que yo también estaba allí, unos meses después vine al mundo. No recuerdo el nombre del perro al que abrazo, pero en casi todas las casas de la Mancha había uno, como en la de don Quijote.

Comentaba también que la guía «está dedicada a Maite, mi mujer, porque sin su apoyo, consejos, dedicación y acompañamiento en los trabajos de campo, durante estos años, no la habría terminado. A mis hijos Jorge, Jaime y Guillermo, que nunca me han reclamado el tiempo que he dedicado al Quijote, y a sus parejas Verónica, Elena y Edwin. Y a Leire, Carlos, Hernán, Pablo y Balam, mis cinco nietos, que algún día me acompañarán por los caminos de esta guía, tras los pasos de Rocinante», que pronto ya serán seis porque una niña viene en camino.

La guía guarda más fechas mágicas, porque precisamente el día que ponía punto y final a ella, el 31 de agosto de 2022, mi nieto Pablo cumplía cuatro años. Y también la fecha de este día de presentación, 22 de junio, porque mi nieta Leire cumplía diez años. A la misma hora en la que empezaba la presentación, las 20:00 horas, mi hijo Jorge me enviaba hace diez años su primera imagen que yo recibía trabajando en el desierto de Atacama (Chile), con seis horas de desfase en el primer día de invierno austral.

Fueron varias preguntas las que hice a los asistentes. «¿Quién no reconoce  a los dos personajes que están en la plaza subidos sobre un caballo y un borrico, o en cualquiera de estas imágenes?» Aunque no se haya leído el Quijote estas figuras son universalmente conocidas como don Quijote y Sancho Panza. E incluso, al ver unos molinos de viento los vinculamos a una de sus aventuras y a la Mancha.

«¿Qué tipo de lector eres?», fue la segunda interrogación, porque de una manera o de otra, todos nos podemos encasillar en alguno de estos tipos de lectores, o no lectores, del Quijote que detallé:

-Lector que lo lee por el mero hecho de satisfacer su gusto por la lectura. Le encanta leer cualquier tipo de novela o género.
-Lector normal que es incapaz de terminarlo por aburrido o porque no entiende su castellano del siglo XVII.

-Lector obsesivo de novelas capaces de devorar 800 páginas en dos días.

-Lector, estudiante, que tiene la obligación de leer el texto o parte del texto en alguna de sus asignaturas.
-Lector interesado por la trascendencia humana y social de su cuento. Para él todo es ficción.
-Lector interesado por advertir su profesión en el texto. Ver en Cervantes un especialista o con conocimientos de su misma profesión.
-Lector que además de estar interesado en el cuento advierte que la ficción está enmarcada en una geografía y tiempo real.

-Pseudolector, que no has leído el Quijote pero que reconoces las aventuras de don Quijote solo por haberlas escuchado o visto en cualquier medio una y otra vez.

Yo, confesaba,«me encasillo en varios tipos. Soy de los que lo leyeron, en parte, de estudiante y que cuando quise volverlo a leer entero fui incapaz de hacerlo, me parecía aburrido o no llegaba a entenderlo. No veía las risas que decían muchos les daba la lectura del Quijote, y lo dejaba una y otra vez. Por falso orgullo manchego logré terminarlo, aunque casi no recordaba bien ni lo que había leído unos capítulos antes, menos aún un refrán de Sancho o una sentencia de don Quijote. Esto ocurría con unos veinte años»

Después comenté cómo me inicié en la lectura del Quijote: «… hasta que llegó el 2004 y por todos lados se preparaban actos para celebrar los cuatro siglos de la publicación de la primera parte del Quijote. La Asociación de Amas de Casa de Alcázar de San Juan pensó hacer una lectura del Quijote, y mi mujer propuso que se hiciese en una pequeña bodega de nuestra propiedad. Lo hacían los miércoles entre diez a catorce mujeres de toda condición y edad. Iban llegando a la bodega después de haber recogido los cacharros de la comida de la familia. Se sentaban en la mesa, yo les ponía un café, y de una en una se pasaban un Quijote, una vieja edición mexicana, y leían una parte del capítulo… pero las paradas eran frecuentes, las risas interminables, las caras de circunstancia según se desarrollaba la escena no se pueden describir… y se preguntaban qué quería decir esa palabra que no entendían, el refrán o sentencia que había dicho Sancho, la actitud de los personajes en cada aventura… la libertad de la mujer vista en Marcela, en Dorotea su autonomía como mujer gestora de los negocios de la familia…  y yo perplejo, ante el mejor análisis del texto cervantino que jamás había leído,  escuchado ni visto hacer por nadie, y se han escrito ya centenares de miles de artículos, libros, ponencias, reflexiones, etc. Entonces, llegué a la conclusión de que yo no había leído el Quijote, y me propuse hacerlo, pero como ellas, disfrutando del texto como ellas»

«Y así, entre ratos a diario, en fines de semana, subrayando un Quijote editado por Martín de Riquer y pasando las notas a unas carpetas del ordenador llegué a terminar su lectura en cuatro años, en 2008. En ese momento, ordenadas todas las carpetas con títulos como Sentencias y refranesGastronomíaFlora y faunaMujer y sociedad… al revisar la carpeta que titulé Lugares y geografía tuve el presentimiento que con los detalles que Cervantes da de la comarca cercana de don Quijote se podía, incluso, acercarse a  descubrir o dar nombre a ese lugar enigmático que él mismo nos escondió»

De ese trabajo, de lectura tranquila, meditada, salió de la imprenta Mi vecino Alonso (2010). En este libro doy nombre, por primera vez en los anales cervantinos, a la venta donde es armado caballero don Quijote, la Venta de Manjavacas. Y pongo nombre al lugar de don Quijote, que no es otro que en el que estamos, Alcázar de San Juan, con análisis distintos a los que en su día hizo Ángel Ligero.

Intuía que los caminos y parajes por donde Cervantes pone a estos personajes de ficción son reales. Conocía, y conozco bien, los caminos de esa parte de la Mancha, con 12 o 13 años ya había ido en la bicicleta de mi padre por caminos a Campo de Criptana y El Toboso, y poco después a las Laguna de Ruidera, esa vez con una bicicleta mejor que me prestaron. El territorio que Cervantes pinta me parecía real. Y me intrigaba sobremanera los diez y seis  kilómetros que recorren don Quijote y Sancho Panza en Sierra Morena, desde la venta del manteo hasta el lugar de la penitencia en medio de la sierra, donde Cervantes enmarca varias, de las más conocidas, aventuras como la batallaba contra los rebaños de ovejas, el encuentro con la comitiva de encamisados, el miedo a los ruidos de un batán, la bacía del barbero, la liberación de los galeotes… Si las aventuras en Sierra Morena están enmarcadas en parajes reales, mi hipótesis de que la geografía del Quijote era real, podría confirmarse. El terreno de Sierra Morena me era muy conocido. «Trabajé entre los años 1990 y 1992 en la construcción y puesta en servicio del AVE Madrid-Sevilla, justamente entre el edificio técnico de Venta de la Inés y la estación de Córdoba», por lo que conocía bien los caminos y parajes de lo más intrincado de Sierra Morena. Tenía la misma sensación de haber estado por donde Cervantes ya había pasado y quizás también sus personajes en la ficción. No me daba ningún recelo o respeto entrar en ella.

«Así, en 2012 publico la Tesela La venta cervantina de Sierra Morena, editada por el Patronato Municipal de Cultura, donde, después de recorrer el camino real de Toledo a Sevilla entre Almodóvar del Campo y Conquista, pongo nombre a la venta donde Sancho es manteado y desde la que se adentran caballero y escudero en Sierra Morena. Es la Venta de la Inés, en tiempo de Cervantes Venta del Alcalde, muy lejos de las ventas marcadas por autores anteriores, como por ejemplo la Venta de Cárdenas, en Despeñaperros…  Allí conozco al último propietario de la venta Felipe Ferreiro, que ya sabía él desde niño lo que mis cálculos me habían costado tanto tiempo de resolver, que además de ser explícitamente nombrada en la novela Rinconete y Cortadillo estábamos en la venta del manteo»

«Paso casi tres años trabajando entre mapas históricos y especialmente con los primeros mapas matemáticos que se habían hecho en España, a finales del siglo XIX, que recogían minuciosamente el trazado de los caminos tal y como los conoció Cervantes tres siglos antes. Con el texto voy marcando sobre papel las aventuras en medio de Sierra Morena. Hay un hito que me atrae desde el inicio, comprobar si el Batán del Navarrillo, que estaba marcado en el primer mapa del IGN en 1880 seguía cerca del Camino de Toledo a Sevilla, y que según mis cálculos era el fantasmagórico artilugio que tanto miedo dio a dQ y SP. Recorro, también con Maite, el camino real de Toledo a Sevilla por medio de Sierra Morena, con el Quijote en la mano y la mochila llena de mapas y planos antiguos, con la intención de situarme en los escenarios de las aventuras que tenía marcadas. Primero el valle donde tiene lugar la batalla contra los rebaños de ovejas… y con el apoyo de José María, el encargado de la Finca de La Garganta, sin él no es posible acceder a ella, con meridiana precisión el texto de la novela y los parajes reales que voy pisando coinciden. De este fascinante trabajo de campo publico en 2017 Las aventuras de don Quijote en Sierra Morena»

Durante mis lecturas de textos de otros autores, especialmente de quienes han pasado por Alcázar de San Juan y de una manera o de otra han creído ver aquí el espíritu cervantino, más bien quijotesco, preparé en 2020 otra Tesela, recopilando sus experiencias en esta ciudad. La titulé Alcázar de San Juan en las crónicas de viaje. De Hans Christian Andersen a Julio Llamazares.

Y aquí comenzó realmente la presentación de la guía Tras los pasos de Rocinante. Caminos, parajes y lugares del Quijote. Una Guía de caminos para el lector del siglo XXI.

«Después de publicar Las aventuras de don Quijote por Sierra Morena es cuando me surge la idea de hacer una guía con las rutas de los caminos en los que Cervantes pone a andar a sus personajes y los parajes donde transcurren las aventuras. Más y más mapas, y pintado en rojo los caminos por donde en la ficción lleva Cervantes a don Quijote y Sancho. Hay un momento en el que ya con los recursos obtenidos preveo una publicación de unas 800 páginas, inasumible para mi bolsillo, como auto-editor, como para el del posible lector. Por lo que tomo la decisión de dividir esta guía en tres volúmenes, uno por cada una de las salidas de don Quijote de su casa, y siempre en territorio de la Mancha natural»

Tras los pasos de Rocinante, ¿por qué este título?

Una pregunta que muchos se han hecho y me han hecho ya, y mi respuesta es que Rocinante marca el tempo de la novela y también marcará el paso del lector viajero.

«El compositor de música, mientras compone una obra, tiene en su cabeza la velocidad a la que se ha de interpretar, y la deja anotada en la parte superior de la partitura. A veces, su estado anímico durante la composición ha quedado reflejado en la obra a través de esta velocidad, el tempo. El Quijote está escrito en tempo lento (40-60 ppm), a la mitad de velocidad que el tempo andante, al paso (76-108 ppm).

Fue luego a ver su rocín, y aunque tenía más cuartos que un real y más tachas que el caballo de Gonela, que tantum pellis et ossa fuit, le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro, ni Babieca el del Cid con él se igualaban (Q1, 1).

Ir tras los pasos de Rocinante es ir caminando lento, ensimismado, pensativo, releyendo una y otra vez el Quijote. A tempo lento.

Si el puzle de las aventuras de don Quijote encaja en el espacio-tiempo real,  es considerando que Rocinante por su edad y sus taras caminaba a la mitad que un caballo normal. Ya lo indicaba el ventero cuando lo compara con la mitad de un caballo y en el combate con el Caballero de la Blanca Luna en Barcelona, Cervantes hace que recorra la mitad que el caballo contrincante.

En una hora de camino un caballo o una persona a pie recorría y recorre en estos caminos fáciles unos seis km, una legua de camino. Rocinante media legua, tres km»

En la imagen de la pezuña de Rocinante, que se puede ver en las estatuas situadas en la Plaza de España de Alcázar de San Juan, se puede apreciar la enfermedad de los “cuartos”, que invalidaba a un caballo casi por completo. El autor de estas esculturas, Marino Amaya, no la hizo así, ha sido el paso del tiempo, los traslados y la fatiga del material la que ha provocado esta imagen, pero bien vale para comprender que Cervantes elige un caballo con la misma triste figura que la de su amo, un binomio inmortal. También un genial recurso narrativo para crear aventuras por alcance, difíciles de ingeniar si Rocinante fuese un caballo de condición normal. Nunca el Caballero del Verde Gabán habría alcanzado al paso de su yegua a un caballo normal, por ejemplo …

Pasé después a comentar la portada y las citas que añado al inicio.

La imagen de la portada… «Guillermo, mi hijo, ha creado esta ilustración original que sintetiza perfectamente el objetivo de la guía de caminos. Vemos un paisaje nítidamente manchego, con los colores y ondulaciones propios del terreno, y dos personas que van caminando por un camino suave. La chica lleva un libro en la mano. Colgadas de sus mochilas unas pequeñas bacías de barbero doradas. Hasta aquí una imagen relativamente real, pero en pequeñito, más adelante por el mismo camino que llevan, se aprecia un caballero sobre su caballo con una lanza en ristre, que si nadie le para llegará hasta los molinos de viento, a saber con qué intención. Esta es la figura de ficción, don Quijote sobre Rocinante, y sus pasos son los que siguen estos viajeros. Al agua, difuminado, aparece la portada del primer Quijote de 1605, como guiño a la fidelidad al texto cervantino»

«Recordando a tantos y tantos viajeros que han llegado desde cualquier punto del mundo tratando de pisar, de estar en los mismos lugares y caminos por donde Cervantes puso a don Quijote, a veces sin una ruta clara a seguir… Azorín, Jacacci, Vierge… también pretendo con la guía que quien crea en «fantasmas, en caballeros andantes y bellas Dulcineas»como decía el chileno Carlos Sanderpueda seguir realmente los mismos caminos que un día seguro transitó Cervantes y que le sirvieron de escenario real para enmarcar en ellos las aventuras del hidalgo manchego. Invito a hacer un viaje, que sea «el mejor de los viajes» hasta ahora realizado por cualquier lector de la novela. Y así comprender la maravillosa sentencia que el propio Cervantes nos deja que «el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho»

Escribo un Prólogo al lector viajero largo, muy largo. Es necesario exponer mi interpretación geográfica del Quijote que me ha llevado a marcar los caminos y los parajes reales por donde transitan don Quijote y Sancho en la ficción, y qué es lo que se van a encontrar quien siga esta guía en cada momento en el camino. Además de mi objetivo principal de que quien siga esta guía en ningún momento se sienta perdido, desorientado. «No hay nada peor que la sensación de no saber hacia dónde ir ni reconocer donde se está. Muchos mapas con partes de la ruta e imágenes completan el texto de la guía. Y en los parajes donde Cervantes enmarca una aventura añado el pasaje cervantino, así si el viajero no quiere llevar su Quijote podrá sentarse y gozar del momento imagen-texto solo con la guía, sus imágenes y las imágenes reales del camino»

Mi propuesta es que las rutas de las salidas de don Quijote se hagan o a pie o en bicicleta, o en caballo quien disponga de uno. Así se verá el camino, se sentirá el camino como lo sintió Cervantes, despacio, al paso de un caballo viejo como Rocinante. Así, y no en coche o en cualquier vehículo de motor, se puede seguir los pasos lentos del bueno de Rocinante y entender mejor el Quijote. «Pero son rutas largas, por lo que el viajero cervantino podrá ver en el mapa general y parcial de la ruta qué lugares están cercanos, carreteras desde donde dejar el coche e iniciar una parte de la ruta… y planificar perfectamente su camino. No es necesario hacer toda la ruta, como leer el Quijote, se puede hacer en tramos.

«Esta guía de caminos está pensada para el lector cervantino del siglo XXI. Propone ir por los mismos lugares, caminos y parajes manchegos por los que transitó Cervantes en sus múltiples viajes, y que le sirvieron de escenario real para enmarcar en ellos las aventuras de ficción del hidalgo manchego. Es una propuesta geográfica. La composición literaria, las palabras elegidas para el texto y su intencionalidad, si la tuvo aparte de la de entretener, es, como sentenciaría Sancho Panza, «harina de otro costal», entrando ahora sí en un campo, casi en exclusividad, de los filólogos y filósofos… o de las Amas de Casa»

¿A quién va dirigida esta guía?

«A lectores que ya han leído el Quijote y creen verosímil el espacio geográfico elegido por Cervantes para ser el escenario de las aventuras de don Quijote. Y quieren ver, oír, oler, tocar e incluso gustar con su gastronomía el territorio real por el que transitan los protagonistas de la historia.También esta guía está pensada para quienes aún no lo han leído, pero creen reconocer a los personajes, aventuras, parajes y escenarios del Quijote, por su gran popularidad en todos los campos culturales y sociales. Y para quienes aunque no hagan o no puedan seguir la guía en el terreno, contemplen las imágenes de los parajes y lugares descritos en la guía, y en el Quijote. Puede que se compre en América y no se venga nunca aquí, pero hoy con sistemas de información geográfica, incluidos en los móviles, se puede seguir el camino…. O a lo mejor al leer esta guía provoca en el lector cervantino la necesidad de hacer este gran viaje…

«El que venga a la Mancha a seguir los pasos de Rocinante, es sin duda un viajero original… no busca la comodidad de una hamaca o el poder sin límites de una pulserita que lo puede todo» Esta guía está pensada para el viajero cervantino, no para el turista cómodo. Caminar o pedalear por estos caminos, aunque fáciles, exigirá un esfuerzo. «Propongo con esta guía un viaje singular, original, de viajar por la Mancha de don Quijote con el Quijote, pero debes de «creer en hadas, en fantasmas, en Caballeros Andantes y en bellas Dulcineas», como creía el poeta chileno Carlos Sander persiguiendo el espíritu de don Quijote. Solo así el cansancio tendrá su recompensa, porque en algún momento del camino creerás reconocerlos. Es ese momento en el que la ficción del libro que llevas y la realidad del paisaje coinciden. Un momento mágico, único, que lo podrás sentir en cualquier momento del camino»

¿Por dónde nos llevará la guía?

«Por caminos, casi exclusivamente. Es, en sus caminos y parajes, donde Cervantes sitúa a don Quijote, fuera de palacios y cómodos alojamientos, especialmente en la Primera Parte. Y cuando está en ellos, como en la casa solariega de don Diego de Miranda o en la más sencilla de los novios Quiteria y Basilio, en cuanto puede ensilla a Rocinante y se marcha de nuevo a los caminos, pasando junto a ellos las noches bajo las estrellas o en el peor camaranchón de una venta aledaña. Por esos mismos caminos y parajes cervantinos te llevará esta guía»

¿Veremos la misma imagen de la Mancha que vio Cervantes?

«Como un pintor percibe las imágenes cuando pinta un cuadro, la imagen de la Mancha en el Quijote es la abstracción que percibió de ella Cervantes hace más de cuatro siglos. La dibuja con palabras. Sin saberlo Cervantes con su narrativa inventó la écfrasis: la representación verbal de una representación visual.El trazado de sus caminos son casi iguales, pero la acción antrópica del hombre ha cambiado la imagen del territorio. Hay quien hoy define el paisaje del Quijote como una imagen ambigua o inexacta, olvidando que en tiempos de Cervantes no existía el concepto de  paisaje como tal,  sino la imagen del territorio, que es el espacio que describe a sus lectores. Enmendar hoy a Cervantes por posibles incoherencias, descuidos o contradicciones en el texto sobre el territorio utilizado como escenarios en la novela, usando para ello una cartografía y sistemas de información geográfica actuales muy precisos, es olvidar completamente que el Quijote se escribió para gentes del s. XVII, que reconocían y sentían el territorio de la Mancha tal y como la siente y describe Cervantes en el texto»

Pero toda guía tiene un principio, un origen… y aquí la novedad.

Esta guía es original, innovadora. Se han editado multitud de mapas y propuestas de rutas del Quijote que en poco, o nada, coinciden con esta guía que tienes en tus manos, especialmente porque el lugar de inicio y final de cada una de las tres rutas, el lugar de don Quijote, es Alcázar de San Juan.

Desde que en los Quijotes de Sancha (1780) e Ibarra (1790), aparecieron los mapas dibujados por Tomás López y Manuel A. Rodríguez, en los que se marcaba Argamasilla de Alba como el origen de las salidas de don Quijote, poco ha cambiado hasta hoy. Sin embargo, el solo hecho de estar nombrado este lugar en la primera parte de la novela lo invalida por completo. Sería olvidar la intención del mismo Cervantes: «En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo…»

Este primer volumen de Tras los pasos de Rocinante contiene la primera salida de don Quijote, la más corta, solo un par de días, que le lleva a la venta donde por la noche es armado caballero. Toda guía de caminos tiene un origen, y este primer volumen tenía que llevar incluido el estudio del origen de la guía, el lugar de don Quijote. Tanto el origen como el trazado de la primera salida no coinciden con las  que ya se han publicado desde finales del siglo XIX hasta nuestros días.

«Este primer volumen te llevará desde Alcázar de San Juan hasta el paraje donde se encontraba la Venta de Manjavacas, en Mota del Cuervo, la venta donde Cervantes quiso que se armara caballero Alonso Quijana. Alrededor de unos 35 km. ida y otros 35 km de vuelta por el mismo camino…»

«Y se cruza Campo de Criptana… pero no por el camino de los molinos… esto será en la segunda salida, en el próximo volumen…»

Expliqué a los asistentes que el viajero llevará en sus manos toda la información necesaria para sentirse siempre localizado en el camino. En mapas de detalle marco el camino y dirección, y cuando hay un elemento en él que sea significativo como una bifurcación con otro camino, un arroyo, o un cruce con otro camino o carretera añado una fotografía de ese punto y su coordenada geográfica. Anoté que las carreteras pueden incluso servir para inicio o final de un tramo de la ruta, donde poder dejar el vehículo, si el viajero opta por hacer tramos determinados.

«Esta primera salida tiene cuatro puntos de interés cervantino: el paraje donde se encontraba la Venta de Manjavacas, el lugar donde se hallaba el encinar donde es cruelmente castigado Andresillo, el cruce del falso libre albedrío de Rocinante y el paraje donde don Quijote se encuentra con los mercaderes toledanos y sus costillas son molidas por primera vez… y no será la última…»

Cada una de las tres salidas tendrán como origen las estatuas de don Quijote y Sancho Panza, con sus fieles cabalgaduras, que se encuentran en la Plaza de España de Alcázar de San Juan. Sin duda será una de las fotografías más buscadas por cuantos viajeros se acerquen a la Mancha para seguir los pasos de Rocinante.

El final de la presentación quise que fuese un homenaje a José Luis Holguera, autor de las excepcionales y originales estampas que ilustran las aventuras de este primer volumen.«Creadas en su taller de León, utilizando técnicas de grabado de la época de Cervantes, nos deja, en bellísimas estampas, su percepción de algunos de los episodios cervantinos, la realidad del paisaje y su abstracción. Las imágenes reales las tomó en las visitas que ha hecho a la Mancha conmigo. Disfrutar de ellas»

GRABADOS DE JOSÉ LUIS HOLGUERA

«Termino… Con esta guía se puede ir por los caminos sin perderse, pero voy un poco más lejos, propondré la instalación junto al camino de hitos cervantinos o quijotescos con el logo indicador de los caminos, parajes y lugares del Quijote que oriente aún más al lector… Hoy puede ser el Camino del don Quijote que lo comiencen a hacer lectores o seguidores de la obra de Cervantes, pero estoy seguro que con el tiempo sea el vínculo de unión de los lugares que conforman esta parte de la Mancha con el turismo cultural de personas deseosas de conocer este paisaje, su paisanaje y su relación con la novela»

«¡ánimo, leer el Quijote, disfrutar de lo lindo con don Quijote y Sancho, que al final somos así todos en nuestra vida, como ellos, y creer en hadas, en fantasmas, en caballeros andantes y en bellas Dulcineas… sabiendo también que “el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”»

Después de terminar mi presentación dediqué varias guías.

¡Un día que no olvidaré nunca!

Luis Miguel Román Alhambra

Luis Miguel Román presenta su innovadora guía ‘Tras los pasos de Rocinante, el lugar de Don Quijote’

Este jueves 22 de junio, el reconocido estudioso cervantino Luis Miguel Román presentó su última obra titulada «Tras los pasos de Rocinante, el lugar de Don Quijote». Acompañado por la concejala de Cultura, Cristina Perea, el evento tuvo lugar en el Museo Casa del Hidalgo de Alcázar de San Juan.

«Tras los pasos de Rocinante, el lugar de Don Quijote» es una guía de caminos que tiene como objetivo facilitar el recorrido de los viajeros y lectores cervantinos del siglo XXI por los caminos manchegos, siguiendo las tres rutas que Don Quijote realiza a través de La Mancha. La obra se destaca por estar repleta de mapas y fotografías que guiarán al lector a lo largo de su travesía, asegurando que no se pierda en ningún momento.

Esta guía, según Luis Miguel Román, se diferencia de otras publicaciones existentes, incluyendo la guía de la Junta de Comunidades y otros mapas antiguos. Fruto de una extensa investigación y del profundo cariño del autor por la obra de El Quijote, este primer volumen de la guía es solo el comienzo, ya que Román asegura contar con recursos suficientes para elaborar hasta 800 páginas, considerando que una guía de tal magnitud podría resultar voluminosa y pesada para los viajeros.

Cristina Perea, concejala de Cultura, expresó su admiración por el trabajo de Luis Miguel Román, destacando su dedicación y pasión: «Luismi es un estudioso de Cervantes y del Quijote, lleva muchos años metido entre sus páginas y dedicando mucho tiempo. Yo ya hacía años que hablaba con él de esto en mis clases de teatro», afirmó Perea. Además, expresó su deseo de que el autor continúe compartiendo toda la información que posee en futuras publicaciones.

La obra de Luis Miguel Román, «Tras los pasos de Rocinante, el lugar de Don Quijote», ya se encuentra disponible para su adquisición en la Librería Mata, así como en diversas plataformas de venta on line, incluyendo Amazon y Casa del Libro.

Ayuntamiento de Alcázar de San Juan

La «Calavera Quijotesca» de José Guadalupe Posada

                                                                     Washington Daniel Gorosito Pérez

José Guadalupe Posada (Aguascalientes, 2 de febrero de 1852- Ciudad de México, 20 de enero de 1913), fue un grabador, ilustrador y caricaturista mexicano. Célebre por sus dibujos de escenas costumbristas, folclóricas, de crítica socio política y por sus ilustraciones de calacas o calaveras, entre ellas La Catrina.

La Catrina es el grabado más famoso de los que realizara José Guadalupe Posada, desde su creación va de la mano con el Día de Muertos. Pero Posada realizó gran cantidad de trabajos, entre ellos uno que se publicó a inicios del siglo XX bajo el título: Ésta es de Don Quijote la primera, la sin par, la gigante calavera.

En la imagen que la acompaña se puede apreciar una imagen de un esqueleto, que tocado con una bacía, al estilo de Don Alonso Quijano, embiste y hace volar a otros esqueletos más pequeños. Sin embargo, el título que utiliza Posada es engañoso, ya que éste no es un panteón dedicado a la memoria del más grande héroe de la literatura hispana, sino una serie de sentencias en las que él mismo adopta el papel de parca o psicopompo.

En estos versos y grabado de José Guadalupe Posada se expresa la unión de dos tradiciones culturales hispanas: Don Quijote, español, símbolo del hombre que lucha por obras que parece imposibles; y la calavera, mexicana, montada en su caballo Rocinante que aún “hace de las suyas” en el más allá.

Esta maravillosa herencia cultural dice presente, tanto en El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, como en la obra gráfica de José Guadalupe Posada, el humor y el ingenio se aúnan a la sabiduría revelando los conflictos sociales y el alma de los pueblos.

Indudablemente el grabado de la “Calavera del Quijote”, por su calidad, conocimiento, apropiación, nos permite sostener la opinión de que Posada es el más importante artista gráfico de México.

Una obra que en un sentido inverso del trabajo de la Calavera Garbancera (La Catrina), la cual muestra el conocimiento y la sensibilidad de Posada del ser nacional). Mientras que en la del Quijote plasma su sensibilidad y conocimiento universal.

Cada detalle del grabado fue burilado con precisión, cada una de las figuras se distingue de la otra, porque el animal, el jinete, la lanza, las calaveras y los restos óseos en todos ellos se da cuenta de un homenaje de un maestro del arte a otro maestro de la escritura, en este caso Miguel de Cervantes Saavedra.

El uso de las calaveras, la representación del movimiento de cráneos y partes de las calaveras en vuelo jocoso tras la embestida de Don Quijote de la Mancha, significa la apropiación del personaje y la deferencia de José Guadalupe Posada al personaje de Miguel de Cervantes Saavedra.

Presenta un magno jinete central que simboliza su poderío, y, en tanto que calavera, se dimensiona el alcance de la obra y el personaje más allá de su tierra de origen histórico- geográfico para traducirlo a otras formas y significados, expresados en el dibujo. La pieza es el signo de todas las influencias y convergencias en José Guadalupe Posada.

La expropiación del grabador del personaje de Don Quijote expresa una hispanidad más allá de La Mancha, la península y de una versión unilateral de la cultura. Aquí Posada es el más universal de los artistas mexicanos con tan excelsa pieza.

Aquí los versos de la “Calavera de Don Quijote”:

Ésta es de Don Quijote la primera,

la sin par, la gigante calavera.

A confesarse al punto el que no quiera

en pecado volverse calavera.

Sin miedo y sin respeto ni a los reyes

este esqueleto cumplirá sus leyes.

Aquí está Don Quijote

la calavera valiente,

dispuesta a armar un mitote

al que se le ponga enfrente.

Ni curas ni literatos,

ni letrados ni doctores,

escaparán los señores

de que les dé malos ratos.

Sin respetar el talento

ni el dinero ni la gloria,

de todo humano elemento

formaré en un solo momento

una inmensa pepitoria.

De mi potente pujanza,

nadie escaparse podrá,

pues al filo de mi lanza

hay que perder la esperanza

y prevenid la mortaja,

pues tengo las intenciones

de rellenar los panteones

de muertos con o sin caja.

¡La magia de la mayor aventura quijotesca! Los molinos de viento en el cine

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Ponencia de Marciano Ortega Molina al XII Congreso Internacional de Molinología (Miembro de la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan).

Correo electrónico de contacto: marcianotoboso57@gmail.com

Resumen

La aventura del capítulo octavo, primera parte de Don Quijote de la Mancha, versa de la lucha del caballero contra los gigantes reconvertidos en molinos de viento por la magia del mago Frestón, ha sido la escena de la novela más representada en las Bellas Artes: pintura, fotografía, música y el cine.

El mundo audiovisual desde sus comienzos rememora esta icónica escena, el vigor, la fuerza que representa el embiste con lanza contra el braceo de los gigantes desde la visión idealista de Don Quijote a la realista del movimiento de las aspas del escudero Sancho; el eje conductor de la interpretación dual de la desigual lucha se transforma al mundo musical, en variadas y majestuosas composiciones musicales anexionadas a imágenes de plasticidad y vigorosidad que transmiten y trasladan al espectador la ansiedad, la euforia, grandeza y derrota de Don Quijote y Sancho, que a través del lenguaje musical y visual nos identifiquemos los personajes en la lucha entre el romanticismo y el realismo por un mundo mejor, una muestra de películas de cine, series y documentales sobre Don Quijote donde plasman la desigual aventura con ricas y bellas imágenes y extraordinarias composiciones musicales de grandes directores y extraordinarios compositores.

Palabras claves: Quijote, aventura, molinos, magia, cine.

Abstract

The adventure in the eighth chapter of the first part of Don Quixote of La Mancha, about the knight’s fight against the giants converted into windmills by the magician Freston, has been the most represented scene of the novel in the Arts; painting, photography, music and cinema.

The audio-visual world recalls this iconic scene from its early beginnings, the vigour, and the strength represented in the charge with spear against the giants’ waving arms from the idealist vision of Don Quixote, also under the realistic vision of the blades movement from Sancho the squire. The idea of the dual interpretation of the unequal fight is transformed into the musical world with varied and majestic musical pieces, together with plastic and vigorous images that transmit the audience the anxiety, euphoria, glory and defeat of Don Quixote and Sancho. Through the visual and musical language, we may identify ourselves with the characters in the fight between romanticism and realism for a better world.

A sample of movies, series and documentaries about Don Quixote where the unequal adventure is shown with rich and beautiful images, also with extraordinary musical compositions of great directors and well-known composers.

Keywords: Quixote, adventure, windmills, magic, cinema.

La aventura del capítulo octavo de la primera parte de Don Quijote de la Mancha con el título “Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación”, esta esculpida en la Literatura Universal como una de las más grandes creaciones de la imaginación, de la fantasía humana con una fuerza vital, poética, psíquica…

Desde el comienzo de la andadura de la novela cervantina su lectura produjo una profunda huella en el mundo de la creación: literatos, poetas, pintores e ilustradores que, desde su visión de crítica, imaginativa y de creación quedaron impactados de la belleza, de la frescura de la obra que profundizaba en todos los estadios de la vida; esta huella de la historia y de las aventuras de Don Quijote impulsó una reacción creativa en todas las ordenes artísticas conocidas.

Con las ilustraciones y dibujos, el conjunto de imágenes le da una nueva impronta al libro de Don Quijote de la Mancha, tienen una parte didáctica para que facilite al lector una mayor compresión de las aventuras, una interpretación real visualizada de la escena del molino.

La primera ilustración de Don Quijote y Sanco Panza conocida corresponde a un grabado que reproduce la descripción de la fiesta celebrada el 27 y el 28 de octubre de 1613 en honor del bautizo de Johan Georg II, de la casa de Sajonia, que se organizó en Dessau (Alemania) donde aparece entre otros el majestuoso molino de viento en manos del cura.

La edición francesa del Quijote del año 1618 en la portada aparece la primera imagen conocida de Don Quijote y Sancho Panza que lleva añadido un fondo de un molino viento de los llamados de poste; desde un primer momento se asocia indisolublemente los personajes de la novela y el molino de viento; desde el inicio la figura del molino va a ser omnipresente, como si la imagen que provoca la aventura de la desigual batalla contra los gigantes fuera primordial, esencial.

Esta sucesión de asociación de novela e imagen va a ser una constante que se va transmitiendo con los años y que cada vez se va ir multiplicando la presencia del dolmen manchego en las Bellas Artes.

Así en el siglo XIX la figura del coloso de los vientos va a mantener su majestuosa presencia en todas las ilustraciones y cuadros; ilustradores y pintores como Gustavo Doré, Carlos de Haes, Carlos Vázquez, Urrabieta Vierge…, los viajeros románticos, realistas van ir valorando en sus obras, en las crónicas la imagen icónica del molino de viento en el paisaje, resaltando su enhiesta presencia en el territorio que le confieren unas características propias, que le dotan de una personalidad única que producen unas emociones que producirán unas profundas huellas sensuales en su sentimientos.

Desde el principio de la existencia de la Humanidad, los productos derivados de los cereales son fundamentales en la vida humana y animal; siendo el cultivo de los cereales y su conversión en harina la base de la alimentación; esta transformación del grano en polvo a va ser a través de la molienda.

La alimentación humana va a ir unido a los orígenes del molino; desde la fricción manual de la piedra sobre el grano hasta el invento maravilloso de la piedra circular de moler girando y friccionando sobre otra piedra para producir el maravilloso milagro del grano en polvo.

Este mundo maravilloso de la molienda, de molinos de agua, de viento, crea en su entorno una extraordinaria industria de construcción, de maquinaria, de herramientas, de utensilios, costumbres… y de profesiones, apareciendo las excelsas figuras del molinero y la molinera.

Alrededor de estos dos personajes inspiran con fuerza todo un mundo creativo dentro de la literatura, poesía y las canciones populares; pasan a ser protagonistas principales en el folclore popular de todas las regiones españolas que conjuntamente con la música que pone las notas rítmicas forman parte del rico y variado cancionero español como las canciones “La sinda”, “La molinera”, “El Molino”, …

La música desde la publicación de la obra cervantina de Don Quijote de la Mancha en el mundo de la ópera, del ballet también se acerca a la novela y sus personajes, proponiendo extraordinarias obras algunas de ellas como el musical “El hombre de la Mancha” desde su estreno en 1965 en Broadway ha sido y sigue siendo representado en un importante número de naciones y luego también fue estrenada como película en el año 1972.

El mundo cinematográfico surge como el ensamblaje de la imagen puesta en movimiento al que se acompaña después de unos años el sonido, a la escena se le va unir la música generando una auténtica sensación, una nueva forma de entender la imagen y la música concibiendo un placer sensorial al espectador.

Y a modo y semejanza que las otras artes, el que sería denominado séptimo, el cinematógrafo, desde sus comienzos, desde sus orígenes, la hermosa industria inventada por los hermanos Lumiére, va a ser atraída por la universal obra de Don Quijote de la Mancha.

El cine desde sus comienzos va a trasladar la obra cervantina de Don Quijote de la Mancha (DQ) a su campo, las aventuras del Caballero y su escudero unido a la visión del paisaje manchego atraen como acción imantada sobre los directores, a todos los creadores de películas, largometrajes, cortos, documentales y series de dibujos animados.

En esta ponencia vamos a examinar un número limitado de escenas de los documentales y películas de la vasta filmografía y versiones de Don Quijote de la Mancha que nos transporta a las múltiples interpretaciones de la aventura del capítulo octavo de la primera parte.

El estudio de las diferentes escenas, de la magia de la transformación de los molinos en gigantes según la visión humana y psíquica de cada guionista y director combinando con cada una de las composiciones musicales resaltando la fuerza, el vigor de la música en la acometida de Don Quijote en el ataque a los molinos.

Difundir la presencia de los molinos de viento en el cine y documentales es uno de los objetivos, llevar al espectador la dualidad de la ficción -gigantes- y la realidad -molinos- y los diálogos de Don Quijote con ellos, siempre desde su visión de libertador, de luchar con los encantamientos, es una de las enseñanzas quijotescas y que los guionistas y directores transmiten al espectador.

En las primeras imágenes en movimiento rodadas en el año 1903 como es la película «Aventures de Don Quichotte de la Manche» de Ferdinand Zecca y Lucien Nongue aparece ya el molino de viento como símbolo de las aventuras quijotescas; una constante que se va a repetir, se va encadenar en todas las proyecciones tanto en películas como documentales, siempre la señera imagen icónica del molino de viento.

El primer documental donde se proyecta la aventura de los molinos de viento asociado con la música es el que lleva por título “La ruta de Don Quijote” del director catalán Ramón Biadiu estrenado en el año 1934; es un grandísimo testimonio del patrimonio etnográfico de La Mancha, relacionando la novela quijotesca con el valor del paisaje, la agricultura, la ganadería, de alfarería-resaltar la tinaja tobosesca-, el agua representada por las lagunas; diversos capítulos de la obra los transmite con escenas de la vida cotidiana.

La aventura de DQ (VIII, I) la representa con diversas tomas del molino de viento, con la puesta en marcha extendiendo las lonas o pliegos de las aspas y la escena del ataque de Don Quijote hacia ellos los acompaña con música de Juan Gaitg, composición que empieza con el murmullo del sonido del viento, subiendo la tonalidad imitando el aumento de las ráfagas silbando, una magnífica estructura música orquestal y al unísono que giran las aspas la armonía es como si fuese rodando, formando círculos musicales después del imaginado embiste del caballero contra las aspas.

En el año 1953 el mismo director realiza una actualización de este documental, en este incluye narración y una de las acciones corresponde al funcionamiento de los mazos de los batanes, aquellos espantosos ruidos que tanto asustaban a Sancho Panza DQ (XX; I), un extraordinario testimonio del movimiento rítmico, con el mismo sonido acompasado repetitivo, que nos transporta a la famosa escena del toque de tambor con los mazos a los remeros esclavos en la película de Ben Hur.

Una de las consideradas mejores adaptaciones “Don Quijote de la Mancha” del año 1948 de Rafael Gil con interpretación de Rafael Rivelles, Juan Calvo, Fernando Rey y Sara Montiel, entre otros y corresponde la composición musical a Ernesto Halffter; esta obra cinematográfica dentro de la conmemoración del IV centenario del nacimiento de Cervantes grabada en su terreno natural de los espacios quijotescos: El Toboso, Campo de Criptana, …

La música que corresponde también es orquestal, la llamada música incidental o música de escena interpretada por la Sinfónica de Madrid, y vuelve a ser cíclica con un preludio en la visualización de los gigantes o molinos, con clarines anunciando el comienzo de una batalla y después una sinfonía cíclica en el enfrentamiento entre el caballero y el movimiento giratorio de las aspas, siempre con el sonido agudo al romper el viento con las aspas y los lienzos, notas que se repiten con cada uno de los volteos.

Punto anecdótico fue tanto la atracción y el amor a la figura del molino de viento que el director Rafael Gil conjuntamente con otros participantes de la producción de la película restauraron y mantuvieron uno de ellos, el conocido el Infantado que hoy es uno de los que se puede visitar en la majestuosa sierra de Campo de Criptana.

La versión rusa, también considerada una de las mejores adaptaciones con el título en la lengua vernácula de “Don Kikhot” del director Gregory Kozintsey en el año 1957 que contó con la estimable colaboración del español Alberto Sánchez, exiliado en Moscú.

En esta versión de Don Quijote, un auténtico héroe para el pueblo ruso, la persona que va a liberar al mundo y de dar libertad a todos los más necesitados, con el asesoramiento del pintor y escultor toledano realiza una película con unas magníficas interpretaciones con una visión más idealista y romántica, rodada en Crimea con unos paisajes abruptos, secarrales.

El episodio de los molinos no guarda el orden secuencial de los episodios quijotescos en la novela sino que este correspondiente a la aventura de los molinos se aproxima a muy cercano el final de la película; aquí la música compuesta por Kara Karayev, va a tener un importante enfoque, es predominante en la secuencia fílmica, que en el momento de dirigirse Caballero y escudero al encuentro de los molinos los sonidos evocan el inicio de una acción importante, suena una sinfonía majestuosa con un plano alejado para resaltar las dos figuras cabalgando en el horizonte plasmando un desfile imaginario en un hermoso atardecer hasta el encuentro con los molinos que aquí, en esta visión de los gigantes, el Caballero de los Leones declamara que el mago Frestón, tiene subyugado a la Humanidad.

La escena del encontronazo de Don Quijote con los molinos fue inmortalizada para la historia del cine quedando incrustado en los brazos del gigante en el primer envite y la figura del Caballero de la Triste Figura se le ve agarrado al lienzo y la traviesas del aspa, y en cada uno de los giros, en cada uno de los volteos se oye el chirrido del eje, y aferrado con toda su alma en los brazos del tirano del hombre, tiene un diálogo intenso con Frestón en el que le comunica que nunca le vencerá, de una gran belleza humana donde la música incidental resalta un momento cumbre de esta adaptación excelsa de la obra quijotesca.

Las obras cinematográficas y las composiciones musicales en torno a esta obra analizada continuaron hasta llegar a la serie televisiva de Don Quijote del director Manuel Gutiérrez Aragón del año 1992, una ambiciosa propuesta de TVE con el magnífico guion de Camilo José Cela y las brillantes interpretaciones de Fernando Rey y Alfredo Landa, una brillante obra con una gran riqueza, una soberbia recreación que supuso un importante acercamiento de una obra literaria al público que significó que se conociera más en profundidad esta joya de la literatura universal.

En esta adaptación serial la música es la imitación del sonido de los vientos al estallar con el molino, un armonía de notas en función de la velocidad del viento y la distancia de los molinos, siempre acompañado por el ruido del girar del movimiento cadencioso de las aspas, aquí en esta versión Don Quijote se baja de Rocinante y realiza un paseo entre los gigantes con el fondo del sonido del eje, a imitación de un gemido, se produce un intenso diálogo de Don Quijote nombrando a cada uno de los molinos con el nombre de un gigante, la denominación que traslada de las lecturas de las obras de caballerías: ¡Bruciferno!, ¡Carmado!, ¡Nabor, el bello!,… y una vez finalizada esta enumeración nominal posteriormente subido al caballo Rocinante embiste con la lanza con toda su fuerza, con toda la potencia de su espíritu.

La música alcanza su cenit en este episodio al levantarse Don Quijote ayudado por su fiel escudero a los pies del majestuoso molino y realizarse una interpretación musical luctuosa, que, rasgado por el ocaso de la imagen, resalta las figuras chinescas de los protagonistas que a continuación cabalgan asumidos en la derrota, en la tristeza suena a modo de réquiem; la exquisita composición musical de esta serie correspondió al extraordinario y laureado compositor argentino Lalo Schifrin.

Y finalmente la adaptación de Don Quijote de la Mancha en formato de dibujos animados se estrena en el año 1979 con un gran éxito nacional e internacional, siendo exportado a unos 130 países; creada por Cruz Delgado y José Romagosa que contó con el asesoramiento del académico Guillermo Diaz-Plaja y el filólogo Manuel Criado del Val; serie de treinta y nueves capítulos que deleitaron a todos los públicos con una canción inicial “Quijote, Sancho, Sancho, Quijote…” que muchas generaciones de españoles hemos tatareado.

Esta universal serie que nos acerca al maravilloso mundo quijotesco, con una presentación tierna y cómica de los personajes quijotescos y animales la maravillosa música correspondió a Antonio Areta que realizó la composición musical que fue interpretada por músicos de la Orquesta Sinfónica de RTVE y de la Nacional.

La conversión de los molinos en gigantes se realiza en las imágenes animadas como una ensoñación, como si el Caballero cabalgando en Rocinante en compañía de Sancho Panza sobre Rucio, tuviese un sueño despierto, en sus pupilas se entreabren viendo la visión de gigantes en movimiento como desafiando pero al mismo tiempo en sus órbitas cristalinas se dibujan molinos de viento en movimiento, aquí la música orquestal melódica con notas de guitarra acompañada de la risa desafiante de los gigantes nos predispone a una aventura tragicómica que en el comienzo del ataque final a los gigantes se desarrolla con un bello himno musical acompañado por coro que le da solemnidad a la desigual batalla; finalizado el desenlace la música retoma una cadencia menos eufórica, con sabor a derrota pero para continuar las aventuras.

El compositor de la música de esta serie animada como se ha señalado anteriormente fue Antonio Areta un polifacético compositor, instrumentista, vocalista al que conocemos por ser el creador de la canción “Vamos a la cama” de la familia Telerin aquella que mandaba a dormir en blanco y negro a la infancia española de la década de los sesenta.

La música dota de fortaleza y vigorosidad a las imágenes; el ataque, el encuentro y el desenlace de la batalla de don Quijote con los molinos o gigantes, encuentra su cénit con la aportación musical, desde la composición de Ernesto Halffter en la versión de Rafael Gil hasta la composición rusa del autor Kara Karayev en un paisaje abrupto que contrasta la música compuesta de Antonio Areta y el canto melódico de la serie de dibujos animados Don Quijote de la Mancha grabado en nuestra mente que aúna fantasía y ternura; o la excelsa composición del envite Don Quijote con el molino por Lalo Schifrin para la exitosa serie de TVE “El Quijote de Miguel de Cervantes” dirigida por Manuel Gutiérrez Aragón.

Se ha traído una muestra de diferentes películas y documentales para comparar las distintas visiones de la aventura según director, según la época en que se produce también va a influir tanto en los directores cinematográficos como en los compositores musicales.

El lenguaje poético de la combinación de las imágenes y las diferentes composiciones musicales para transmitir la nobleza de la acción del Caballero en su lucha imaginaria con los gigantes y posteriormente cuando realmente son molinos ha quedado plasmada en esta muestra seleccionada, así como la emoción y la ternura de las notas musicales, de la ayuda humanitaria del leal escudero al levantar al abatido Don Quijote.

Se han traído los enfoques de diferentes películas, series y documentales de las distintas visiones de la transformación del molino de viento en gigante, ficción o realidad, acompañadas de la fuerza de la música que llevan al cenit de la exaltación del Caballero de la Triste Figura.

El cine, la imagen, la música, la sonoridad se unen para formar un lenguaje poético audiovisual que quieren transmitir lo mejor del ser humano, que en caso de Don Quijote de la versión rusa de 1957 proclama en un soliloquio agarrado al aspa y la vela los siguientes valores: «sé que el amor, la fidelidad y la caridad saldrán victoriosos… desaparecerán los malvados encantadores» con el fondo del rugir del eje, el gemido de las aspas.

El cine se rinde a la mejor novela del mundo, desde el principio se adentra en la grandiosa y majestuosa obra de Miguel de Cervantes, capta toda fuerza y vigor de las aventuras, la expresión sublime de sus episodios, la belleza de la palabra se transforma en la virtuosidad de la imagen; la mejor novela en lengua castellana y una de las más importantes de la Literatura Universal, reúne el mejor guion se encuentran la narración, el diálogo, el cuadro, el fondo…

El molino se muestra como seña de identidad del suceso de un caballero que si hubiera aparecida como única aventura en cualquier obra literaria hubiera mantenido su eterna universalidad por la fuerza impactante de la misma; la vigorosidad, la fantasía de la escena le dan un carácter singular y que el mundo cinematográfico y musical ha sabido conjugar, dar forma, dar contenido, donde ficción y realidad se cohesionan en el mundo mágico visual y musical.

Referencias cinematográficas

«Aventures de Don Quichotte de la Manche» de Ferdinand ZECCA y Lucien NONGUE. 1903

“La ruta de Don Quijote”; documental, director Ramón BIADIU; 1934

“Don Quijote de la Mancha” del director Rafael GIL, 1947

“Don Kikhot” director Gregory KOZINTSEY en el año 1957

“El Quijote de Miguel de Cervantes” serie TVE, director Manuel GUTIÉRREZ ARAGÓN; 1991.

“Don Quijote de la Mancha”, serie dibujos animados de Cruz DELGADO, 1979.

El velamen de los molinos de viento: origen, uso y funciones

Ponencia de Zacarías López-Barrajón Barrios al XII Congreso Internacional de Molinología (Miembro de la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan)

Asociación Amigos de los Molinos, c/Desafío, 24, 1º dcha. 1ó630- Mota del Cuervo (Cuenca) Correo electrónico de contacto: zacabarrios@telefonica.net

Resumen

Hace cinco años iniciamos una serie de estudios sobre el conocimiento de las técnicas constructivas y los materiales empleados en la realización de los molinos de viento en Castilla La Mancha. La piedra (fue nuestro primer objeto de análisis, que continuamos ahora con las telas, lonas o lienzos del molino, que constituyen su parte textil y que concluiremos con un futuro estudio sobre la madera empleada en el mismo.

Este elemento -el velamen-, se encuentra escasamente documentado a través de las exiguas fuentes: escritas, orales y gráficas, ya que hasta (echas recientes no se habían realizado estudios específicos de esta parte del molino, del que, además, no queda ningún ejemplo original. Por eso, hemos complementado nuestro trabajo con el estudio tanto de algunos ejemplares de velas que hoy día se emplean en estas construcciones en las distintas zonas peninsulares.

Permitiéndonos obtener unos resultados que hemos comparado con molinos de viento de otras nacionalidades donde los usos, a parte de los propios de la molienda, eran más variados. Así, el objetivo de esta comunicación es dar a conocer una parte importante del molino de viento como son las velas o velamen sin cuya existencia no podría funcionar el citado ingenio.

Palabras clave: Lienzos, velas, velamen, molino, viento.

Abstract

Five years ago we started a series o(studies on the knowledge o(the constructive techniques and materials used in the construction o( windmills in Castilla La Mancha. The stone was our (irst object o( analysis, which we now continue with the fabrics or canvases o( the mill, which constitute its textile part and which we will conclude with a future study on the wood used in it.

This element -the velamen- is scarcely documented through the scarce sources: written, oral and graphic, since until recently no specific studies had been carried out on this part of the mill, of which, moreover, no original example remains. For this reason, we have complemented our work with the study of some examples o( sails that today are used in these constructions in the different peninsular areas.

This has allowed us to obtain results that we have compared with windmills of other nationalities where the uses, apart from those of milling, were more varied. Thus, the main objective of this communication is to make known an important part of the windmill such as the sails or sails without whose existence the windmill could not function.

Key words: Canvases, sails, mill, wind, windmills.

1.- Introducción

En el X Congreso Internacional de Molinología, celebrado en Segovia en el año 201ó iniciamos una serie de estudios sobre el conocimiento de las técnicas constructivas y los materiales empleados en la realización de los molinos de viento en Castilla-La Mancha. La piedra fue nuestro primer objeto de análisis, que continuamos con esta investigación sobre las telas, lonas o lienzos del molino, que constituyen su parte textil y que gracias al empuje de la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan como inspiradora de la idea de abordar este asunto, que en el futuro concluiremos y completaremos con el estudio sobre la madera empleada en el mismo, presentamos en este congreso.

Este elemento -el velamen-, se encuentra escasamente documentado a través de las exiguas fuentes: escritas, orales y gráficas, ya que hasta fechas recientes no se habían realizado estudios específicos de esta parte del molino, del que, además, no queda ningún ejemplo original. Por eso, hemos complementado nuestro trabajo con el estudio tanto de algunos ejemplares de velas que hoy día se emplean en estas construcciones en el ámbito castellano manchego y en distintas zonas peninsulares donde aún se llevan a cabo moliendas tradicionales.

Permitiéndonos obtener unos resultados que hemos comparado con molinos de viento de otras nacionalidades donde los usos, a parte de los propios de la molienda, eran más variados, como es el caso de los molinos holandeses.

Así, el objetivo de esta comunicación es dar a conocer una parte importante del molino de viento como es el velamen sin cuya existencia no podría funcionar el citado ingenio.

2.- Orígenes del velamen*

Dentro de la terminología empleada en los molinos de viento, nuestro trabajo se refiere exactamente a las lonas, lienzos, telas, paños, etc., que se emplean para “vestir” o montar en las aspas del molino, por lo que hemos preferido emplear la palabra velamen para designar al conjunto de velas o unión de paños para recibir el viento en un molino.

El origen de estos lienzos no está ni mucho menos claro y creemos que indefectiblemente se debe asociar a la navegación a vela, que (fue pionera en el uso de la energía eólica como ya nos muestra la civilización egipcia en el año 4500 a.C. en numerosos grabados1. Así, en el 2ó50 a. C. encontramos referencias escritas que nos informan del uso de grandes lienzos de papiro para confeccionar las velas de estas embarcaciones. A estos, siguieron fenicios, griegos, romanos, etc., que también dotaron de remos a sus embarcaciones para los momentos de discontinuidad del viento.

Así, el molino de viento también aprovecha la fuerza del viento sobre sus aspas vestidas con grandes lienzos; desde sus orígenes en el s. IV d. C. donde encontramos las panémonas chinas- molinos de eje vertical usados para el riego donde las palas se cubrían con telas2; en el siglo VII d. C. existen los molinos persas, cuyas palas estaban formadas por telas sujetas a largueros de madera, pudiendo variar la posición de estas para regular la acción del viento. Estos fueron molinos de eje vertical con vientos horizontales constantes, formados de seis a doce velas rectangulares cubiertas de esteras de cañas o telas. Vemos como se nos describen dos materias primas para la ejecución de las velas: la caña y la tela, que serían producciones más humildes, probablemente realizadas por tribus nómadas. Aunque los vikingos, entre los siglos VIII-XI, usaron la lana para confeccionar velas, que aportaban un gran rendimiento durante las largas travesías.

El empleo de las telas es claro hasta que en el siglo XIV, los molinos desarrollados en Francia, tipo torre, estructuras de piedra compuestas por cuatro u ocho aspas, de entre 3 y 9 m. de longitud, en las que las vigas de madera se cubrían con telas o planchas de madera, componente este que va a usarse en otras latitudes (Galicia, Canarias, Francia, Balcanes, etc.) para cubrir el espacio de las aspas y que estas aguanten el empuje del viento, ejerciendo su fuerza y que en siglos venideros va a suponer la transición a las palas de hierro.

En la segunda mitad del siglo XVI tenemos noticias por el manuscrito de Francisco Lobato, natural de Medina del Campo, de una serie de datos relacionados con los molinos de viento. Concretamente nos habla de un molino de viento de torre, sin velas y sin rueda dentada o entruesga (rueda catalina, rueda de puntería o rueda del aire), donde el aire entre por una compuerta de madera y mueva las ocho velas cuadradas colocadas en vertical —a modo de los molinos persas- (Figura 1)3.  Además, nos informa de un molino costoso y de grandes dimensiones realizado en Almagro (Ciudad Real), que no llegó a funcional. Igualmente nos habla de la existencia de los molinos holandeses y españoles5 y, por último, describe un ingenio — a modo de un molino de viento- que en el final de sus aspas tiene maderas que se introducen en una zona pantanosa de agua para achicar estar. A partir de la publicación de El Quijote en 1ó05, muchas han sido las ilustraciones en forma de grabado, pinturas, comics, etc. que nos han presentado el molino de viento con sus lonas acometido por el hidalgo manchego.

Figura 1. Molino sin velas, según el manuscrito de Francisco Lobato

Ya en el siglo XVIII, la Enciclopedia de Diderot & D’Alembert también nos da noticias de máquinas agrícolas entre las que se encuentran los molinos de viento (tipo pivote) y observamos en las ilustraciones que adjuntan como las telas se repliegan al centro del aspa mediante un sistema de cuerdas, sin especificar con qué material están con(eccionadas7; aunque también se conocen ejemplos de velas cuadradas a modo de los molinos manchegos donde, en algunos casos, las telas o lienzos de algodón, se colocan alternativamente por encima y por debajo de las lamas o travesaños.

Curiosamente, en 1798, los ingleses editaron unos grabados, que mostraban una serie de “barcos castillo” o “castillos flotantes” impulsados por molinos de viento, que los franceses pretendieron usar en la invasión de Gran Bretaña en 1759 y que nunca llegaron a construirse.

Será en esta época cuando se produzca la modernización de las aspas de los molinos en base a cálculos aerodinámicos que recogen tratados como el de A. Meike en 17ó0 o el de Smeaton.

3.- El velamen del molino de viento manchego

La introducción del molino de eje horizontal en la Península Ibérica debió propagarse en el siglo XII por extensión de la zona mediterránea, en la que estos artefactos disponían de velas similares a las usadas en la navegación, fabricando las velas en un proceso de atado de telas a los palos que se unían al eje- a modo de los molinos persas, que contaban con la facilidad de hacerse más flexibles a mayor fuerza soplara el viento, aunque podían llegar a malograrse.

Figura 2. Molino de viento con sus mecanismos, dibujo de G. Chaves.

Como todos los situados en La Mancha, Baleares, Ibiza, Sicilia, etc., pertenecen a la tipología de eje horizontal de torre o caperuza movible. Dentro de la clasificación establecida por Krüger, se corresponden con los de tipo C, es decir, cuentan con un eje que sostiene cuatro aspas rectangulares —en forma de cruz griega-9. Así, el molino de viento manchego tiene dos aspas rectangulares (un horizontal y otra vertical) y cada una está  formada por dos velas (de 8 m de longitud x 2 m de anchura) que se fijan al eje mediante cuñas. Su colocación es una por delante de la otra, de ahí que reciban el nombre de velaje de adentro —las más próximas a la pared o muralla del molino- y el velaje de afuera —las situadas por delante de las anteriores-.

Las velas/telas/lonas /lienzos se fijan por dos palos largos llamados machos y estos a su vez a los remachos, quedando todo ello como un cuerpo compacto de entre 7, 5 y 8,5 m. de largo por 2 m. de ancho que es la medida de las aspas (aunque hay datos que la enmarcan en: 5,5 m. de longitud y 1,70 m. de ancho). Una parrilla de maderas, colocadas longitudinal y transversalmente llamada telera sujeta la lona, tela o lienzo, que lleva cosida a cada lado largo una soga (llamadas soga fija) (antes de esparto, hoy de cuerda o goma gruesa) por la que se introducen pequeñas asas/asiIIas/soguillas, por entre las que pasa otra soga (llamada quitaera o corredera)10; latiguillos que sujetaban la lona a las últimas teleras y, finalmente, estaban las sogas de lienzo, que recorrían los lados más largos de las telas y que se asían a los picos de la vela.

Todo ese desarrollo lo podemos observar en el ya mítico y archiconocido dibujo de CHAVES de las piezas de un molino de viento que a continuación reproducimos como ilustración de lo que hemos comentado y homenaje a su autor (Figura 3). Las piezas que corresponden a las velas y sus elementos sustentantes son las: 1 (lona), 44 (macho), 45 (remacho), 51 (vela) y 52 (telera).

Centrándonos en los lienzos, estos son las piezas grandes con forma rectangular, que se fabricaban con algodón, aunque hay constancia de que el molinero podía repararlas o hacerlas nuevas con trozos de los viejos costales o sacos donde almacenaba el trigo, que se confeccionaban del mismo producto —algodón-; se han hallado muestras de telas de los cedazos en los que se han empleado telas de costales.

Además, hemos de añadir que en las escasas fotografías que recogen los molinos de viento con las velas puestas o recogidas- sobre todo estas últimas- se observan unas telas muy livianas, quizás por el uso y desgaste de las mismas (Figura 3).

Son probablemente telas de villeta, que se hacen a partir del algodón y la lana; las de algodón se podían tratar en batanes de la zona a raíz de los cultivos de lino (es posible su uso como tela antes del descubrimiento del algodón y hasta el siglo XVIII) y cáñamo (tejido muy resistente para confeccionar velas de embarcaciones), así como es plausible el uso de esteras realizadas en esparto para cubrir las velas.

El trabajo con los lienzos que desarrollaba el molinero tenía varias acciones una vez que había determinado la dirección del viento. Primeramente, tenía que “vestir el molino” o “armar las velas”, que era la acción de colocar la vela extendida y sujeta a lo largo del aspa. Para ello tenía que sacar las lonas, una a una o dos a dos, no podían ser más por su peso, del interior del molino —podía tenerlas en el piso bajo (llamado cuadras/caídas) o en el primer piso (llamado camareta), que es donde solía guardar los utensilios y herramientas que empleaba en la molienda. Era una tarea dura y laboriosa que requería la participación de dos personas y cuando se colocaban se solía dejar para las faenas de la molienda o se recogían detrás de las teleras en los momentos que no se molía.

Para colocarlas en cada aspa, estas se tenían que poner en forma de cruz, de tal manera que la que quedaba en vertical con la torre del molino era la que se colocaba; para ello el molinero y su ayudante se echaban la vela al hombro y subían por la telera del aspa cual escalera, al llegar a la parte superior de la misma iban enganchando con las cuerdas los extremos del lienzo a los de las teleras, hasta llegar abajo.

Esta acción se tenía que realizar cuatro veces para montar el molino completo, que una vez “vestido” ponía sus aspas en cruz, en posición de espera, porque el molinero estaba faenando en su interior, además de permitir la entrada al edificio por la puerta, si no tenía dos y se entraba por la que no coincidiesen las aspas.

Si antes de comenzar la molienda, el molinero detectaba que había un exceso de viento sólo montaba o colocaba dos velas, las horizontales o las verticales, de tal manera que le restase fuerza al molino.

Si había colocado ya las cuatro velas y el viento fuerte sobrevenía durante la molienda, enrollaba dos de ellas (verticales u horizontales) y las amarraba detrás de la telera con los latiguillos; en este segundo caso también existía la posibilidad de que deshiciese el amarre de la parte inferior de la vela y la enrollara hacia arriba para quitar fuerza al molino.

La acción de desenrollar las velas acarrea el quitar las soguillas sujetas a la telera mediante la soga quitaera o corredera y bajar las velas a través del aspa, para una vez en el suelo enrollarla y colocarla en el interior del molino. En algunos casos los molineros se prestaban sus lienzos porque se había roto alguno, para ello las tenían marcadas con algún símbolo o inicial en la vela que prestaban al compañero, que la necesitaba y así recuperarla luego.

Figura 3. Molino de Campo de Criptana con los lienzos recogidos.

En cuanto al uso de las cuerdas que sujetaban los lienzos se trataba en muchos casos de maromas o cuerdas de distinto grosor hechas de esparto, cáñamo u otras fibras vegetales trenzadas, aunque en otros casos se habla de tiras de cuero.

Estas situaciones de la molienda y otras tantas que tiene que ver con nuestro tema de estudio aparecen recogidas en algunos diarios molineros estudiados por nosotros11 en concreto nos dan idea del vocabulario con ejemplos como: “belages, lienzos, varillas del belage, hechamos el belage de afuera, hechamos el belage de afuera y dos lienzos, hechamos el belage de adentro y una bela de afuera, pusimos dos lienzos nuevos tejidos en Madridejos, destrozándose mucho los belages, etc.”.

Actualmente, la actividad de la molienda tradicional se desarrolla en las localidades de:

Mota del Cuervo (Cuenca): en el paraje conocido como “La Sierra” se alzan siete molinos de viento, cuyo origen data de mediados del siglo XVI y su abandono en el primer tercio del siglo XX, recuperándose distintos edificios en la segunda mitad del siglo XX, gracias al impulso de la Asociación Amigos de los Molinos, que, en el año 1990, junto con el gobierno municipal, dotan a un molino de toda la maquinaria precisa para realizar moliendas tradicionales (Premio Europa Nostra 1990).

Así las velas empleadas en este molino son de algodón y miden 4,95 de longitud por 1,45 m de anchura, que están agujereadas y remachadas en sus extremos cada 0,15 m. creando así orificios para las gruesas gomas que han sustituido a las antiguas cuerdas. Como peculiaridad hay que apuntar que también se han confeccionado cuatro “medias velas” en un tejido similar de 1,03 x 1,44 m para colocar en momentos en que el viento sea muy fuerte, sin perjuicio a que se lleven a cabo las acciones ya citadas para restarle fuerza al molino12.

Figura 4. Colocación de las velas en el molino de Mota del Cuervo para molienda tradicional.

Camuñas (Toledo): el viejo Molino de viento “La Unión” ejerce esta actividad desde hace 250 años. En origen fue conocido como “El Viejo”, pero en 1891 y tras sufrir un incendio cambió su nombre por el de “La Unión” por la cantidad de ayudas populares que tuvo para su reconstrucción. En el año 2014, se llevó a cabo su recuperación integral por el artesano molinero D. Vicente Casero Flores, que lo dotó de mayor amplitud en su interior, cambió la cubierta de madera por una de zinc y, al igual que se hacía antaño, compró una maquinaria en desuso de un molino de Campo de Criptana, habilitándolo así para realizar moliendas de manera simbólica una vez al mes. Las lonas que usan sus aspas son de algodón y tienen una medida de 8,00 x 2,00 m.

Campo de Criptana, (Ciudad Real) tiene molinos de viento conocidos desde 1575 y es el lugar donde los investigadores ubican la aventura de los molinos de viento cervantina (L I, Cap. 8). También lleva a cabo moliendas tradicionales en algunos de los tres molinos que actualmente están aptos para tal labor: “Infanto” o “Infante”, “Burleta” y “Sardinero”, que conservan la estructura y maquinaria original del siglo XVI, que los hace únicos en España con estas características y están declarados BIC. Las lonas que visten sus velas están hechas de algodón y tienen unas medidas aproximadas de 8,50 x 2,00 m., que están bajo el mantenimiento y cuidado de Juan Bautista Sánchez-Bermejo, que nos cuenta como estos tejidos de algodón empleados hoy en día en la realización de velas proviene de Levante y son confeccionados para darle la forma final de velas por tapiceros de la propia población como la familia Pinar.

Alcázar de San Juan (Ciudad Real) también tiene su molino de viento rehabilitado para la molienda tradicional en fechas especiales, aunque tiene otros tres más rehabilitados —sin maquinaria- y otros cuatro que están por rehabilitar. Los lienzos que visten sus velas están hechos de algodón y tiene unas medidas aproximadas de 8,50 x 2,00 m., que están también bajo el cuidado de Juan Bautista Sánchez-Bermejo.

El Romeral (Toledo) tuvo molinos de viento desde el siglo XVIII y hoy conserva un conjunto de cuatro ejemplares que datan del siglo XIX: “El Muela”, “Crítica”, “Gorrinos” y “El Pe- chugas”, este último es el que guarda su maquinaria original y se pone en funcionamiento en la Fiesta de los Molinos. Fue restaurado en 1989, pro ha sido en el año 2013 cuando el maestro artesano molinero D. Vicente Flores arreglando sistemas de giro, de molienda, de freno y el sistema motriz, que han hecho que sus aspas vuelvan a girar. Los lienzos que visten sus velas están ejecutados con algodón y tiene unas medidas aproximadas de 8,50 x 2,00 m.

Consuegra (Toledo) ubica sus molinos de viento en una crestería junto a su castillo medie- val, lo que la convierte en una estampa icónica del turismo en España. Conservan la maquinaria completa los molinos: “Sancho”, “Rucio”, “Bolero” y “Espartero”; de todos ellos, es el “Sancho” el que aún tiene maquinaria del siglo XVI, que pone en funcionamiento en ocasiones especiales como la celebración de la Fiesta de la Rosa del Azafrán allá por el mes de octubre. Las telas que visten sus velas están realzadas en algodón y tiene unas medidas aproximadas de 8,50 x 2,00 m.

Figura 5. Molino de viento de Sa Pobla (Mallorca).

4.- Otros velámenes

En el caso de otras lonas o lienzos hay que citar las de los molinos mallorquines, andaluces, cartageneros y gallegos. En el caso de los primeros, los mallorquines constan de seis aspas, que son más anchas que las de los molinos manchegos (similares a los de Rodas, Sicilia y algún ejemplar de Canarias). Estas aspas se denominan antenas y según estén colocadas o no y la posición que ocupen las telas en ellas se denominan: desenvelada, escoada, veIa plena, escapcada, esquarterada y aplegada13. Están confeccionadas de trapo o algodón y a su alrededor se colca una cuerda para reforzar los bordes (grátil) y se sujetan a las aspas por medio de seis cuerdas finas (batifions) que se sujetan a los extremos y a la parte central del velerons. Los molineros mallorquines regulaban la velocidad del molino, recogiendo las velas en diagnal14; también tenían varias situaciones con las velas provocadas por el viento: vela plena (la vela está tensa a lo largo de toda el aspa), llevar vela (reducir la superficie extendida de la vela por gran fuerza del viento), media vela (se ha recogido la vela por la mitad y por los lados), vela escoada (merma de la vela de otra manera), vela esquarterada (se recoge aún más la vela), etc15. Hoy día en la construcción de velas para el molino de Can Garraseca se han empleado seis unidades de algodón de 2 x 1,85 m.

El molino cartagenero utiliza la vela latina o vela triangular, que se denomina así por su analogía con las que suelen llevar las embarcaciones pequeñas; cuestión que dota a estos molinos de una singularidad extraordinaria con respecto a los manchegos y mallorquines, pero peculiaridad que comparte con los molinos portugueses y griegos.

Figura 6. Molino del Campo de Cartagena.

Los molinos de viento andaluces estaban dotados de unas velas cuadradas (Baños de la Encina, Jaén) pero más cortas y anchas que las de los manchegos, aunque luego pasaron a la vela latina triangular como los ejemplares de (Níjar, Almería), (El Granado, Huelva) y (Vejer de la Frontera, Cádiz).

En un principio las velas de los molinos del Campo de Cartagena eran cuadradas, como así lo atestiguan algunos grabados del siglo XVIII, aunque más a semejanza de los molinos andaluces hasta que a finales del siglo XIX se produce el uso de la vela latina, pudiendo llegar a convivir ambos tipos de lienzos. Este tipo de vela triangular, característico de los molinos del Campo de Cartagena (Figura 6), les otorga su singularidad a semejanza de las embarcaciones y por ello su terminología es semejante; estas, se colocan en distintos palos y están hechas de lona (algodón) y se denominan fajas, que aparecen cosidas entre sí perpendicularmente al lado, unidas luego al palo del molino y vértice del triángulo o escota17. Miden 4,50 (pala) x 4,20 (derrame) x 3,70 m (relinga), también usan cordoncillos de esparto para su sujeción.

No olvidemos citar, al menos, los molinos gallegos, que presentan velas de los dos tipos, cuadrada y latina, además de alguna peculiaridad como los molinos de Catoira, que presentaban doble rotor que permitía acoplar doble velaje (en este caso palas de madera).

Fuera de nuestras fronteras encontramos, como ya se ha comentado, lienzos del tipo vela latina (Grecia, Portugal, etc.) y cuadrado (Francia, Holanda, etc.), en lo que se refiere a estos últimos hemos de hablar del lugar donde hemos hallado la única referencia a la existencia de un “código” empleando las aspas de los molinos. Se trata de Holanda en donde, además de moler, aserrar, abatanar, etc., los molinos bombeaban el agua para achicar los polders. Así, estos tenían un código o lenguaje común entre los molineros, colocando sus aspas de distintas formas —vestidas o con los lienzos-, adornándolos con banderitas y orientando las tablillas de sus travesaños, transmitía una u otra información: cierres, boda, luto, descanso, festivo, existencia de averías, etc. (Figura 7)

Las aspas colocadas en forma de 45º con todo el velamen puesto, significaba protesta al consejo del polder porque el agua se bombeaba sucia. Si sus aspas se detenían en forma de equis, significaba pausa larga; si solo estaban quietas un rato, sestean en forma de cruz griega. También se decoran con banderines para celebrar fiestas como el Día del Rey (27 de abril), el Día de la Liberación (5 de mayo) o el Día Nacional de los Molinos (segundo sábado de mayo). Los católicos del norte, perseguidos durante la reforma, se comunicaban a través de los elementos del molino para comunicar dónde, cuándo y a qué hora había misa y oficios.

En el año 2002 cuando el equipo de fútbol del Feyenoord, en Rotterdam, se alzó con la UEFA el molinero adornó su molino con la bandera del equipo y paró las hélices en modo júbilo; esto es, con un madero apuntando a la una del reloj. Pasó a marcar las once cuando su suegro, el viejo molinero falleció; estuvo dieciocho meses en posición de luto y comentaron que “lo normal es que sean cien días, pero esta es una zona protestante muy conservadora”.

Figura 7. Lenguaje de los molinos de viento en Holanda.

5. Conclusiones

Así, tras el estudio realizado tenemos idea del origen de las telas/velas/lienzos/lonas del molino por la asociación de estas con las velas de las embarcaciones, en la mayoría de los casos realizadas en algodón u otros materiales similares, que en origen pudieron ser: papiro, lana, esparto, lino, cáñamo, etc. En cuanto a la funcionalidad es clara su misión de hacer de transmisión de la fuerza que recogen del viento, que se hace a través de las distintas tipologías estudiadas: vela

latina o vela rectangular o cuadrada en el caso de los molinos de viento manchegos, de los que en la actualidad hay al menos ocho ejemplares con maquinarias funcionando.

Por último, abogar por la conservación del vocabulario y las técnicas de montaje de los velámenes tradicionales en cada zona de la geografía peninsular, a lo que puede contribuir enormemente a recuperación de algunos edificios en los que se desarrolle la molienda tradicional como los casos de los molinos de viento manchegos.

6. Bibliografía

José Damián, ARANDA MERCADER, El dominio del viento. Los molinos del Campo de Cartagena. Caja de Ahorros del Mediterráneo. Cartagena, 2000.

Juan Carlos CÁDIZ DELEITO, Molinos de viento. Historia de las máquinas eólicas. Madrid, Endesa, 1992.

Pedro Luis, CAMUÑAS ROSELL, El molino manchego, Editorial Azacanes, Olías del Rey (Toledo), 2000.

Julio, CARO BAROJA, Tecnología Popular Española. Editora Nacional, Madrid, 1983.

Diderot & D’Alembert. L’Encyclopédie – Agriculture: NEW BOOK / SOFT COVER: In French. Bibliotheque de l’lmage, París, 2001.

Inmaculada GARCÍA SIMÖ, Ángel INIESTA SAMARTÍN, Aurora LEMA CAMPILLO, Molinos de viento en la Región de Murcia: tipología, pautas y criterios de intervención, Murcia, Consejería de Cultura de la Región de Murcia, 2008.

Gonzalo, GARCIVAL, En el reino de los Países Bajos. Cuando los molinos de viento hablaban su propio lenguaje, ABC, Madrid, 30/11/1972.

José Antonio GARCÍA-DIEGO y Nicolás, GARCÍA TAPIA, Ciencia y técnica en el renacimiento. El manuscrito de Francisco Lobato, vecino de Medina del Campo. Serie Historia y Sociedad, n.° 15, Universidad de Valladolid, Secretariado de Publicaciones, Valladolid. 1990

Gabriel, GIRONI CABRA, Manual del molinero. Guía práctica de la conservación y almacenaje de los granos y conversión de estos en harinas. Reproducción facsímil de 7875, Madrid, librería de Cuesta, 1998.

Zacarías, LÓPEZ-BARRAJÓN BARRIOS, “La actividad molinera en la Mancha del siglo XIX a través de los diarios de Segundo Zarco (Mota del Cuervo, Cuenca) y Lucio Fernández (Turleque, Toledo)” Actas del Congreso Internacional de Molinología (2014), pp. 372-383. ACEM-HUERMUR, Murcia, 2017.

Rafael, MAZUECOS, “Molinos de viento manchegos” en Hombres, lugares y cosas de la Mancha, 1 edición, fascículo XXXIII, 1971, 18-32 pp. 1971.

Ilustraciones:

1.- Molino de viento sin velas, según Manuscrito de Francisco Lobato (Folio 20).

Extraído de:  José Antonio GARCÍA-DIEGO y Nicolás, GARCÍA TAPIA. Ciencia y técnica en el renacimiento. El manuscrito de Francisco Lobato, vecino de Medina del Campo. Serie Historia y Sociedad, n.° 15, Universidad de Valladolid, Secretariado de Publicaciones, Valladolid. 1990, p. 75.

2.- Molino de viento con sus mecanismos, dibujo de G. Chaves. Extraído de: Rafael, MAZUECOS. “Molinos de viento manchegos” en Hombres, lugares y cosas de la Man- cha, 1º edición, fascículo XXXIII, 1971.

3.- Molino de Campo de Criptana con los lienzos recogidos. Fotografía digital B/N, Propiedad: Fototeca de Campo de Criptana (C. Real), Colección Isidro Heras: Molinos.

4.- Colocación de la vela en el molino de viento de Mota del Cuervo para molienda tradicional. Propiedad del autor de la comunicación.

5.- Molino de viento de Sa Pobla (Mallorca). Extraído de: ELS MOLINS DE VENT DE MALLORCA, M. Sanchis Guarner, Biblioteca Folclórica BARCINO  (Volumen XI), 1955.

6.- Molino del Campo de Cartagena. Foto digital, color, año 2002. Propiedad del autor de la comunicación.

7.- Lenguaje de los molinos de viento holandeses. ABC, Madrid, 30/11/1972, p. 147.

Notas:

1 Cádiz (1992): p. 14.

2 Ibidem: p. 18.

3 García-Diego (1990): pp. 73-75.

4 Ibidem: pp. 76-77.

5 Ibidem: pp. 78-79.

6 Ibidem: pp. 80-82.

7 Diderot & D“AIembert  (2001): pp. 3-4, planchas II-III Moulin á vent.

8 Ibidem nota 3: p. 28.

9 Caro (1983): p. 162.

10 Mazuecos (1971): pp. 3-5.

11 López-Barrajón (2000): pp. 361, 362, 366 y 367.

12 Agradecemos a la Oficina de Turismo de Mota del Cuervo las facilidades dadas para la toma de datos y fotografías.

13 Ibidem nota 9: p. 21.

14 Sanchís (1958): p. 18.

15 Ibidem: p. 19.

16 Agradecemos toda la información de los molinos mallorquines a la técnica del Consell de Mallorca Da Aina Serrano Espases. Y la de los molinos cartageneros a D. Francisco José Martínez López. 17 García (2000): p. 35

El alcazareño Carlos Javier Martínez Santiago nuevo miembro de la Cofradía Internacional de Investigadores “Santo Cristo de la Oliva”

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El día 7 de junio, La Cofradía Internacional de Investigadores «Santo Cristo de la Oliva», celebró el día 7 de junio, la Víspera del Corpus Christi en el Monasterio de San Juan de los Reyes, como viene siendo ya tradición. En ella tuvo lugar la ceremonia de investidura de nuevos Cofrades del presente curso académico 2022-2023, oficiada por el Obispo Auxiliar de Toledo, Monseñor Francisco César García Magán.

Dicha ceremonia comenzaba a las 18 horas formando capítulo en el claustro de San Juan de los Reyes. Asistieron autoridades municipales como D. Teodoro García, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Toledo en representación de la alcaldesa de la ciudad Dª. Milagros Tolón, otras autoridades civiles y militares, así como una amplia representación de cofradías y hermandades sacramentales y capítulos de Toledo, y de otros lugares de España, Francia y Alemania.

Una vez entrada la comitiva a la iglesia, empezó la Eucaristía presidida por el Obispo Auxiliar de Toledo. Tras la homilía, procedió el acto de investidura de los nuevos cofrades, siendo llamados por riguroso orden para la imposición de su medalla.  En esta ocasión fueron investidos catorce nuevos Cofrades, entre los que se encontraba el alcazareño D. Carlos Javier Martínez Santiago.

Al término de la Eucaristía, se formó de nuevo el capítulo que desfilaría hasta el claustro donde sería disuelto por el representante del Ayuntamiento.

Al día siguiente, en la celebración de la solemnidad del Corpus Christi, los 14 nuevos Cofrades procesionaron junto con sus hermanos por las calles de la Ciudad Imperial. A pesar de las inclemencias meteorológicas, cerca de 90 cofrades acompañaron al Cristo Sacramentado portado por la Custodia de Arfe.

El próximo acto tendrá lugar a finales del mes de noviembre, en la Sala Capitular del Ayuntamiento de Toledo, donde se celebrará el solemne Cabildo de Apertura del siguiente curso académico 2023-2024.  Además, se entregarán diplomas a los 14 nuevos Cofrades que recibieron la investidura canónica el pasado 7 de junio, Víspera del Corpus Christi.

 Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan