Cervantes: Un hombre divertido

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Jesús Sánchez Sánchez.– Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

Cuando nos hablan de Cervantes, la imagen que de él normalmente se nos viene a la mente  se  suele haber forjado en base a estas dos: la del famoso retrato falso de Juan de Jáuregui que está colgado en la Real Academia (pero que aparece en infinidad de sitios) y el de la estatua de la plaza de España de Madrid. En estas dos tiene la misma cara transfigurada, espiritual y trascendente que nos recuerda intensamente a la de don Miguel de Unamuno.

Dado que, además nos vienen diciendo desde nuestra más tierna infancia que Cervantes no sólo es un héroe de Lepanto y de Argel, sino que es el “Príncipe de los Ingenios”, que ha escrito libros llenos de sabiduría y que cada frase de ellos es una sentencia de validez universal que nos conecta con las más íntimas verdades de la vida, pues todo, cuando abrimos el libro, nos induce inexorablemente a imbuirnos en la idea de que estamos ante terreno casi sagrado; que debemos leerlo casi de rodillas; de leerlo casi con las manos juntas (ya veríamos cómo pasaríamos las  páginas…).

La ventaja de esta actitud es que, tras haber  leído el libro, lo tenemos fácil cuando alguien nos pregunte qué nos ha parecido. Lógicamente, como ya previamente partimos de que el libro es una obra maestra universal, nadie nos podrá nunca ninguna pega si decimos que nos ha parecido “fabuloso”, “increíble”, “magnífico” y “descomunal”.

Eso sí, por favor, que nadie nos pregunte si nos ha entretenido el libro y mucho menos preguntarnos si nos ha divertido.

Porque la pregunta podría casi ofender:  ¡Cuándo se ha visto que alguien se pueda reír con lo escrito con esa cara de Unamuno que tiene Cervantes, cara que podría estar perfectamente en esa otra fiesta que es el cuadro del entierro del Conde Orgaz. En definitiva, se podría oír esta respuesta: “Oiga: yo he leído con recogimiento y devoción una obra maestra, ¿qué se ha pensado? ¿Que vengo aquí a pasármelo bien…?”.

En fin, ocurre que nos han vendido una imagen de un  Cervantes heroico, tridentino y modelo de virtudes, al que casi tendríamos que acercarnos a su obra llenos de humildad y circunspección como quien se acerca al Libro del Génesis o al Nuevo Testamento.

Nada está más lejos de esto que el asunto Cervantes.  Olvídense de las genuflexiones ante el libro, de ponerse un velo en la cabeza, de poner –al leer a Cervantes- caras  de protomártires acercándose a la verdad revelada o de corderos semidegollados camino del reino de los justos.

Cervantes no es en absoluto nada de eso. Cervantes es un autor muy divertido, muy socarrón y muy entretenido  y muy progresista para su época.

¿Por qué se lo digo? Porque quienes se acerquen a un Cervantes oscuro, tétrico y moralista se van a aburrir como unos condenados.Quienes se acerquen a Cervantes con la información de que es una persona llena de humor y socarronería y que se trata de un hombre de modos suaves y elegantes en sus escritos, cuya lectura causa placer, deleite y entretenimiento,  pues tendrán una grata sorpresa.

Eso sí: leer a Cervantes causa un esfuerzo. Si ustedes leen un Cervantes adaptado perderán más del 50 % de toda la socarronería, ironía y doble sentido que está encerrado en el texto original. Y ahora viene lo malo: el texto original cuesta trabajo leerlo, porque es un castellano de hace 400 años. Esto es así. Por ello, lo que les recomiendo es leerlo en las recientes ediciones de Francisco Rico y la Real Academia que son fáciles de encontrar y están llenas de anotaciones a pie de página que hacen perfectamente inteligible y disfrutable el texto.

En un muy segundo término, cualquier lector puede encontrar aspectos moralizantes o instructivos en los textos de Cervantes. No hay duda. Pero eso es algo común a todos los autores del mundo. Veamos un ejemplo que muy poco tiene que ver con Cervantes ni en época ni lugar ni género. Todo lector de las Aventuras deSherlock Holmes, de Sir Arthur Conan Doyle, puede encontrar, a poco que se ponga, multitud de ideas, frases y sentencias de profundo interés humano. Sin embargo, el interés moralizante y de difusión de la ética del vivir no es el motivo que les llevan a escribir sus librosni a Conan Doyle ni a Cervantes.  Veamos otro ejemplo: no hay película del western donde no podamos encontrar ejemplificaciones de características humanas encomiables o repudiables. Sin embargo,  nadie dice que la finalidad los western es instruir y moralizar a la gente. Su realidad es que es una empresa comercial dedicada al entretenimiento. Cervantes – más o menos- también. Era un hombre muy parecido a todos los de su tiempo. Con sus luces y sus sombras. No perdamos la oportunidad de disfrutar de sus escritos cargándole el sambenito de autor serio, metafísico y trascendente. Cervantes era un hombre muy divertido que llevó una vida intensamente humana.

En Alcázar de San Juan, el hispanista Ciriaco Morón dio las claves sobre cómo entender el Quijote

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El hispanista, humanista, filólogo y experto en Historia de las Ideas, Premio Internacional Menéndez Pelayo en 2013, participó de la actividad “los Almuerzos con don Quijote” que regularmente organiza la Sociedad Cervantina Alcazareña 

Alcázar de San Juan, 24-10-2017.-El pasado sábado 21 de octubre la Sociedad Cervantina alcazareña recibía la visita de Ciriaco Morón Arroyo, quien después de visitar los molinos de la ciudad y la iglesia de San Francisco (orden con la que guarda una buena relación de amistad acrecentada a lo largo del tiempo) pasó unas horas de agradable conversación con los asociados, departiendo sobre  cómo leer y entender el Quijote.

Ciriaco Morón es natural de Pastrana (Guadalajara),  estudió filosofía en la Universidad Pontificia de Salamanca, se doctoró en Filosofía en la Universidad de Múnich y desempeñócátedras en Estados Unidos (Lenguas Romances en la Universidad de Pensilvania), y de Estudios Hispánicos y Literatura Comparada en la Universidad de Cornell (Estado de Nueva York) -donde es Catedrático Emérito de Estudios Hispánicos y Humanidades-;así como profesor invitado en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).Es Doctor Honoris Causa en Letras Humanas por la Universidad de Saint Joseph de Filadelfia.

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Ha publicado un centenar de estudios, muchos de ellos traducidos a diversas lenguas, algunos de sus ensayos más interesantes son “Sentido y forma de la Celestina” (1974), “Nuevas meditaciones del Quijote” (1976), “Calderón, pensamiento y teatro” (1982), “El alma de España (Cien años de inseguridad)” (1996) -ya en su segunda edición, como una reflexión sobre la España del 98 (de ayer y de hoy)- “Las Humanidades en la era tecnológica” (1998) y “Para entender el Quijote” (2005) entre otras obras.Es además el traductor al español de los libros del profesor Benzion Netanyahu (1910-1012), colega en Cornell (1971-1978), sobre judíos y conversos españoles.

El profesor Morón Arroyo comentó que a lo largo de su vida ha tenido ocasión de hablar del Quijote ante diferentes auditorios, desde el breve discurso de 20 minutos en la apertura de curso en un Colegio Mayor, hasta las24 horas de clase de un semestre normal. También ha perdido la cuenta de las veces que ha leído el Quijote, pero estima que serán más de cien, citando de memoria –en el curso de la conversación- gran parte de la obra, que conoce bastante bien, como resultado de lecturas tan repetidas. Y es que, a su parecer, cualquier pregunta que se haga sobre el Quijote, aunque parezca irrelevante, es buena si nos estimula a una nueva lectura.

9788432135408Comentando la postergación actual de las humanidades en la enseñanza, nos dijo que en su opinión, si se cultivan con el debido rigor, son las materias más importantes de estudio. Los médicos o los arquitectos,dijo, pueden trabajar en sus respectivos temas durante 8 o 10 horas diarias; pero acabado su trabajo, siguen en la atmósfera de las humanidades, que investigan: a) la identidad personal; b) la identidad colectiva, desde la familia a la globalización, pasando por los nacionalismos; c) la comunicación (amor, timidez, hipocresía, etc.); d) el sentido de la vida, y e) la creatividad. Estos temas están con nosotros las 24 horas del día, al margen de la profesión que ejercemos.

Admira a Cervantes escritor porque desde el mismo prólogo del Quijote ya comienza a mostrar su genialidad y continúa a lo largo de todo el texto, tanto de la Primera como de la Segunda Parte, incluyendo técnicas narrativas y análisis de la escritura, que han dado actualidad a la obra a lo largo de los tiempos.

Curiosamente piensa que la obra comienza a tener un verdadero argumento a partir del capítulo 23 de la Primera Parte, y que el desenlace de los cueros de vino es una de las mejores aventuras con desenlace feliz para don Quijote, y que es de una genialidad extraordinaria, ya que la quimera del caballero horadando los pellejos de vino restaura a la princesa Micomicona en su reino, y al mismo tiempo, restaura a Dorotea, la esposa abandonada, al goce de su esposo, don Fernando (fusión genial de imaginación y realismo).

Hablando de su libro “Para entender el Quijote” dijo que ese estudio es ante todo una explicación del texto y tiene sentido situándolo entre dos lecturas del Quijote. Si el libro es útil, en la segunda lectura de la obra de Cervantes, el lector podrá comprobar si ve más y mejor contenido en la obra magistral.

Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

El hispanista Ciriaco Morón invitado por la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

 

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El sábado 21 de octubre visitará los recursos turísticos más importantes de nuestra ciudad y departirá con los asociados de la Cervantina Alcazareña sobre  lo que considera la lectura ideal del Quijote 

Alcázar de San Juan, 17-10-2017.-  Dentro de la actividad denominada “Almuerzos con don Quijote”, que regularmente organiza la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan, está prevista para el próximo 21 de octubre, la asistencia de Ciriaco Morón Arroyo, humanista, filólogo y experto en Historia de las Ideas, Premio Internacional Menéndez Pelayo en 2013, premio creado en 1987 por la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo (UIMP) con el objeto de destacar la labor literaria o científica de personalidades cuya obra tenga una repercusión y dimensión humanística.

Natural de Pastrana (Guadalajara),  su trayectoria que reúne  los estudios de Teología, Gramática, Literatura e Historia del Arte en Salamanca, se doctoró en Filosofía en la Universidad de Múnich y desempeño cátedras en Estados Unidos  (Lenguas Romances en la Universidad de Pensilvania), y de Estudios Hispánicos en la Universidad de Cornell (Estado de Nueva York) -donde es Catedrático Emérito de Estudios Hispánicos y Literatura Comparada-; y sus trabajos, lo hicieron acreedor al Premio Internacional Menéndez Pelayo en 2013, cuando ejercía como profesor invitado en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).Es Doctor Honoris Causa en Letras Humanas por la Universidad de Saint Joseph de Filadelfia.

Ha publicado un centenar de estudios, muchos de ellos traducidos a diversas lenguas, algunos de sus ensayos más interesantes son “Sentido y forma de la Celestina” (1974),  “Nuevas meditaciones del Quijote” (1976), “Calderón, pensamiento y teatro” (1982), “El alma de España (Cien años de inseguridad)” (1996) -ya en su segunda edición, como una reflexión sobre la España del 98 (de ayer y de hoy)- “Las Humanidades en la era tecnológica” (1998) y “Para entender el Quijote” (2005) entre otras obras.

“Mi actividad ha sido aprender y enseñar a leer” ha dicho este experto en literatura española del Siglo de Oro, al que los “estudios concretos sobre textos, autores o corrientes culturales”, llevaron a “las preguntas básicas de las humanidades: en qué momento puedo decir conozco el Quijote, la obra de Cervantes o el romanticismo”.

Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan