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Dentro de las III Jornadas Quervantinas, celebradas en Alcázar de San Juan, el pasado 11 de Noviembre, realicé esta ponencia, que adjunto más abajo con sus diapositivas, durante el Congreso cervantino organizado por el Ayuntamiento de Alcázar de San Juan y su Patronato Municipal de Cultura
Esta ponencia ha sido fundamentalmente una reflexión en voz alta de lo que aquí en este blog he ido haciendo a cuantos autores realizan afirmaciones sobre la posible ubicación del lugar de don Quijote, y otros puntos cervantinos, sin tener en cuenta las referencias geográficas que nos describe Cervantes durante la obra.
Por indicación de la organización tuve que ajustar esta ponencia a veinte minutos, aunque este tiempo no fue respetado en algunas de las ponencias, en clara falta de respeto hacia los demás ponentes. Hay personas que creen que son el “ombligo” de la investigación cervantina y que tienen el tiempo que quieran, eso sí sin pedir el más mínimo perdón o disculpas a los demás, después de que reiteradamente el moderador les pidiese terminar. La falta de educación y respeto hacia los demás, también, es muy normal en estas personas.
Es necesario que los asistentes, ustedes que me leen, tengan en cuenta estas y otras consideraciones cuando estén en cualquier presentación de este tipo de trabajos sobre la geografía del Quijote. Este fue el objetivo de mi ponencia.

He leído y asistido a presentaciones de publicaciones sobre la localización geográfica del lugar de don Quijote y llego a la conclusión que la mayoría de los asistentes a estos actos, aunque hayan leído el Quijote, no tienen en consideración los datos geográficos descritos por Cervantes.
En una lectura normal del Quijote estos pasan casi desapercibidos para el lector de la novela, porque Cervantes los usa simplemente para contextualizar las aventuras de don Quijote en un espacio y en un tiempo creíble para los lectores contemporáneos suyos, a diferencia de las anteriores novelas de caballería en las que tiempo y espacio, eran fantasía.
El espacio geográfico, principalmente el manchego, es usado por Cervantes como el medio, para llegar a transmitir el fin: la crítica social y de la propia condición humana, con sus virtudes y sus vicios. Una obra de ficción, creada con personajes humildes en caminos y parajes reales, conocidos por él mismo.
No necesita recurrir a espacios de ficción ni malgastar un minuto de su ingenio en crearlos, usa sencillamente los que conoce.
Volviendo al principio, a las presentaciones de libros, trabajos e hipótesis sobre el enigmático lugar, caminos o ventas por los que hace pasar Cervantes a don Quijote. Lo que es muy grave, bajo mi punto de vista, es que hay autores que sabiendo que los allí presentes tienen la noble consideración de simples lectores del Quijote, e incluso sabiendo que muchos ni siquiera lo han empezado a leer, olvidan o tergiversan deliberadamente parte del texto, e incluso faltan a la verdad sobre lo que Cervantes describió, actitud que me sonroja a la vez que me indigna. Y lo hacen aunque estén presentes filólogos o historiadores, sabiendo que aún falta que se sumen los geógrafos al estudio del Quijote, un tema menor en su bibliografía crítica.
Los asistentes a cualquier conferencia o presentación de cualquier trabajo estimamos que al menos el autor, con acierto o no, expone su conocimiento con veracidad. A esos “encantadores que todas nuestras cosas mudan o truecan”, como diría el mismo Cervantes de ellos, que se pasean por diversos foros usando técnicas de propaganda comercial para convencer a los asistentes, habría que preguntarles, al final de su presentación, el motivo por lo que olvidan, tergiversan, o falsean lo escrito por Cervantes.
Y también advertir que si les hacen cualquier pregunta por sus olvidos o tergiversaciones del texto cervantino del Quijote, posiblemente les contesten que esa parte, precisamente esa parte, es una contradicción, un error, o el recurrido: “es un recurso literario” de Cervantes.
Con este objetivo creo necesario que los lectores y asistentes a estas presentaciones de hipótesis sobre la geografía del Quijote conozcan las diversas consideraciones geográficas que Cervantes tan precisamente utilizó para crear el maravilloso cuento de don Quijote.
Brevemente voy a enumerar algunas de las consideraciones geográficas que en el Quijote hay sobre su espacio geográfico y que usando el método inductivo podrían, por si solas, refutar más de una de las hipótesis existentes o dejarlas con un mínimo valor.

Que la patria de don Quijote se encuentra en la Mancha parece que no cabe duda alguna, aunque hay algunos autores que defienden que el término Mancha la usa como referencia de su posible “mancha” en su sangre cristiana, por judío o morisco. Geográficamente no tiene duda que la patria de don Quijote es la Mancha.

Es evidente que el lugar de don Quijote se encuentra dentro de la Mancha, en esta parte de España que conoció Cervantes. Topónimos administrativos a lo largo de la historia de España,como: Común de la Mancha, Provincia de la Mancha o Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, NO están vinculados coetáneamente a la vida del autor, separados incluso por siglos, y por lo tanto estos espacios administrativos NO son válidos para este estudio.
La Mancha que conoce y describe Cervantes es un gran espacio geográfico de España, sin límites administrativos como los anteriormente nombrados. Es una parte significativa de España, nombrada como tal en una de las preguntas, la número cuatro, que en las Relaciones Topográficas de Felipe II, en 1575, poco después de nacer Cervantes, se hace a los pueblos, precisamente para que concreten en sus contestaciones donde se encuentran físicamente situados.

Pedro de Medina, coetáneo de Cervantes, en su Libro de grandezas y cosas memorables de España, publicado en 1566, nos deja uno de los pocos planos de España donde aparece la Mancha en aquella época. Entre los reinos de Castilla, Toledo, Granada, Murcia, Valencia y Aragón, el autor dibuja la Mancha. Una gran extensión de terreno.

Pocos años después de la publicación de la segunda parte del Quijote, el rey Felipe IV ordena que se realice un Atlas de España con todo detalle. Este encargo conocido como el Atlas del Rey Planeta, lo termina de realizar su cosmógrafo real Pedro Teixeira, publicándose en 1634 como “Descripción de España y de las costas y puertos de sus reynos”.

En el plano general de España, también identifica a la Mancha como un gran espacio de terreno entre los reinos de Toledo, Granada, Murcia, Valencia y Aragón. Entre medias de la ejecución cartográfica de estos dos planos, Cervantes escribía el Quijote. Esa es la Mancha del Quijote, no otra.

Cervantes conoce la Mancha, especialmente sus caminos y parajes, y ha estado, o le han contado sus vecinos, que en su parte central se encuentra la cueva de Montesinos y las famosas lagunas de Ruidera. Parajes con antiguas leyendas medievales que sin duda atraen a Cervantes para llevar allí a don Quijote.
Tiene tan clara la ubicación geográfica de esta cueva de Montesinos en la Mancha, que titula el capítulo XXII de la segunda parte:
“Donde se da cuenta de la grande aventura de la cueva de Montesinos, que está en el corazón de la Mancha,…”
Para Cervantes la cueva de Montesinos y las lagunas de Ruidera se encuentran centradas en este espacio geográfico de la Mancha. Cervantes usa este término, “corazón”, como: “mitad, medio ù centro”, tal y como se recoge en el Diccionario de Autoridades, o en el de Covarruviasque se define como “parte central de una cosa inanimada”.
Es por tanto esta gran zona de España, entre el rio Tajo y Sierra Morena, la Mancha que conoce Cervantes y la hace patria de don Quijote, con la cueva de Montesinos en su corazón.

Sin duda alguna, el distrito del Campo de Montiel que describe Cervantes es una parte IMPORTANTE de la Mancha. Es un distrito de ella, una parte de la Mancha, y de nuevo así confirmado por la situación de la cueva de Montesinos y las lagunas de Ruidera, puntos geográficos evidentes en el corazón de la Mancha y que están dentro del Campo de Montiel, en los términos de Ossa, Ruidera y Alhambra.

En las Relaciones Topográficas los lugares pertenecientes al Campo de Montiel, administrativo, no se consideraran pertenecer a la Mancha. Decían encontrarse entre Sierra Morena y la Mancha, a excepción de Membrilla que dijo estar en el Campo de Montiel y Mancha.
Aunque también hay lugares muy al norte de este espacio administrativo, como Quintanar, que dicen en 1575 haber pertenecido al Campo de Montiel. Y que de alguna manera o de otra se sentían pertenecer al antiguo Campo de Montiel.

Tanto es así que Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico-Histórico de España en 1845, describía todos estos lugares cercanos a Quintanar, como lugares “agregados” del Campo de Montiel. Todos los lugares del Campo de Montiel están dentro de la Orden de Santiago.

El Campo de Montiel es nombrado por Cervantes en el Quijote en cinco ocasiones. En tres, al comienzo de cada una de las tres salidas de don Quijote desde su pueblo, lo que le relaciona concretamente con él.
Don Quijote en la primera salida de su casa, como nos narra Cervantes, poco antes de que amaneciese se arma con sus viejas armas y, sobre Rocinante, sale de su casa por la puerta del corral directamente al campo, y hablando consigo mismo va pensando lo que de él se escribirá, diciendo:
“…, subió sobre su famoso caballo Rocinante y comenzó a caminar por el antiguo y conocido Campo de Montiel. Y era la verdad que por él caminaba” (I, 2)

La segunda salida de don Quijote, ya con Sancho de escudero, la hace por el mismo camino y dirección que la primera vez, salen en mitad de la noche para no ser vistos por sus familias y vecinos, y nos dice el narrador:
“… Acertó don Quijote a tomar la misma derrota y camino que el que él había tomado en su primer viaje, que fue por el campo de Montiel,…” (I, 7)

Y es en la segunda parte del Quijote cuando se produce la tercera y última salida de don Quijote de su pueblo, ahora hacia El Toboso, por otro camino distinto al de las dos primeras salidas, sin entrar en el Campo de Montiel, como en las otras dos anteriores.

Con la lectura de la primera cita parece evidente que el lugar de don Quijote se encuentra en el Campo de Montiel. Pero ese lugar desconocido de la Mancha, está fuera de él, solo hay que leer el Quijote, al comienzo de la segunda salida.

Fuera del campo de Montiel, pero muy, muy, cerca, casi en sus límites, porque es necesario “acertar” en tomar el mismo camino de salida de su pueblo, para estar de nuevo en el Campo de Montiel, como en la primera salida

Si el lugar de don Quijote estuviese en el Campo de Montiel, saliese por donde saliese siempre estaría en él.No necesitaría nuestro hidalgo manchego, como describe Cervantes, “acertar”.Para que no quede duda de la situación del lugar de don Quijote con respecto al Campo de Montiel, en la tercera salida don Quijote ya no sale por el mismo camino que las dos anteriores, sino por el camino al Toboso, y nos dice: que desde agora en el camino del Toboso comienzan, como las otras comenzaron en los campos de Montiel…” . Ya no entra en el Campo de Montiel al salir de su pueblo.
Ahora también tiene mucho peso en la narración cervantina la exclamación, aclarando la posición de don Quijote en la primera salida:Y era la verdad que por él caminaba.Solo en ese camino de salida, se caminaba por el Campo de Montiel.
Por tanto, parece meridianamente claro que el lugar de don Quijote se encuentra justo en los límites del conocido distrito manchego del Campo de Montiel, pero fuera de él.

Lugares en el entorno del lugar de don Quijote, la comarca manchega de don Quijote:
Tembleque.Un lugar olvidado en el Quijote y que hasta él, Sancho Panza va a segar por su cercanía al suyo, cuando en su pueblo ese año no hay siega, posiblemente por alguna plaga de langosta, tan habitual en aquella época y donde poder echar unas peonadas.
Quintanar. Juan Haldudo, el ganadero que maltrataba a su pastor Andrésen un encinar cerca de la venta donde es armado caballero era vecino de Quintanar. Sansón Carrasco, vecino de don Quijote, va a comprar dos perros pastores también a Quintanar.
El Toboso. Lugar de Dulcinea y cercano al de don Quijote.
Puerto Lápice. Otro de los lugares nombrados en el Quijote que en aquella época solo era unas cuantas casas que servían de venta y al que se dirigen después de la aventura de los molinos de viento.
Argamasilla. Lugar de los académicos que dedican sonetos y epitafios en las sepulturas de Dulcinea y don Quijote.
Todos estos lugares nombrados en el Quijote, y que por esto, por estar nombrados, se inhabilitan como posibles lugares de don Quijote”… de cuyo nombre no quiso acordarse…”, si nos demarcan la comarca física donde vivía don Quijote.

Dentro de esta comarca cervantina, está Campo de Criptana. Único lugar de la Mancha que en aquella época tendría esos más de treinta molinos y desde donde, en poco menos de jornada y media sobre Rocinante se llega a ver a Puerto Lápice. Sin especificar, en 1575, dicen tener “muchos”, pero en 1752, en el catastro de Ensenada relacionan treinta y cuatro, más de la mitad propiedad de particulares e instituciones religiosas de Alcázar de San Juan. Aproximadamente estos debían de ser los vistos por Cervantes en 1600, cuando hasta allí iban a moler no solo sus vecinos, sino los de los lugares cercanos del Campo de San Juan que no disponían de autorización para construirlos por su Prior, como Alcázar de San Juan, Herencia, Villafranca, Quero o Tembleque.

Esta comarca del lugar de don Quijote es atravesada por el camino de Toledo a Murcia. De vuelta a casa desde la venta donde es armado caballero, don Quijote se encuentra “de frente” con los mercaderes de Toledo que iban a comprar seda a Murcia.

Esta consideración geográfica, es determinante, ya que Cervantes nos pone a don Quijote en uno de los caminos más importantes de la época y que, además, atraviesa esta comarca en sus dos variantes. Y nos describe, evidentemente, que la dirección que llevaba don Quijote de vuelta a casa desde la venta, por ese camino, es hacia Toledo.
Asimismo,este camino pasa por mitad del lugar de don Quijote, pues el cura lo hace referencia para desde su pueblo poder ir al puerto de Cartagena, en la fingida expedición con la princesa Micomicona.Si la dirección de regreso a casa desde la venta es hacia Toledo, hacia el Oeste, la dirección de salida de su pueblo hacia la venta y después hacia los molinos de viento, es la contraria, hacia Murcia, hacia el Este.

Si bien la comarca cervantina está en una parte seca de la Mancha, cerca del lugar de don Quijote debe de haber varios ríos cercanos, en plural, donde don Quijote y Sancho poder beber agua en su futura profesión de pastores. Ríos cercanos a casa porque la hija de Sancho les iba a llevar la comida y donde la pesca en ellos sea uso habitual entre los vecinos, como remedio a la precaria despensa manchega.

Esta consideración de la cercanía del lugar de don Quijote a varios ríos y donde se pesque es casi determinante en la situación del lugar de don Quijote en el mapa de esta parte de la Mancha.

En tiempos de Cervantes en esta parte de la Mancha SOLO había cuatro ventas. En una de ellas es nombrado caballero don Quijote. Esta venta debe de estar evidentemente al Este del lugar de don Quijote, y de Campo de Criptana, para a la vuelta a casa encontrarse con los mercaderes toledanos, en el camino de Toledo a Murcia. De nuevo la importancia de este camino.

Si de los lugares que integran la comarca de don Quijote, se descartan los lugares nombrados en el Quijote: El Toboso, Quintanar, Tembleque, Puerto Lápice y Argamasilla, y Campo de Criptana, por ser la villa de los molinos de viento, solo los que se encuentran en el camino de Toledo a Murcia y al Oeste de Campo de Criptana pueden ser el lugar de don Quijote: Villacañas, Villa de don Fadrique, La Puebla de Almoradiel, Miguel Esteban, Madridejos, Camuñas, Villafranca, y Alcázar de San Juan. Si consideramos a los lugares que están cerca de más de un río, su distancia a El Toboso y a Campo de Criptana a lomos de Rocinante, y siguiendo hacia el Este, hacia Murcia, se llega a una de las ventas existentes en otra larga jornada de camino de Rocinante, estamos considerando el espacio y tiempo que Cervantes nos dejó en el Quijote.
Estoy convencido de que Cervantes creó una historia de ficción y la situó en una geografía real. Si creemos que existe este espacio y tiempo en el Quijote, no olvidemos los datos geográficos que el propio autor nos narra, en nuestros trabajos.
Luis Miguel Román Alhambra