Antonio Leal Jiménez un gran quijote alcazareño

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Experto en marketing que opina que el mundo de la empresa le debe mucho al Quijote y que cuando uno tiene una cierta experiencia en la vida, encuentra cura para el alma con la lectura de la genial novela de Cervantes

Alcázar de San Juan, 26/03/2022.- Los miembros de la Sociedad Cervantina que han podido compartir el «Almuerzo de don Quijote» celebrado este sábado, han encontrado en Antonio Leal Jiménez a uno de los invitados más apasionados por la ciudad de Alcázar de San Juan. Su amor por ella y su empeño por mejorarla lo convierten en un gran quijote alcazareño.

Recordamos que este Hijo Predilecto de Alcázar de San Juan no sólo tiene una formación extraordinaria, doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, por la Universidad de Cádiz, y además doctor en Ciencias de la Comunicación, por la Universidad de Málaga, sino que tiene una amplia trayectoria profesional en la empresa privada ocupando diversos cargos directivos en Marketing de Bodegas TERRY.

En la actualidad, está jubilado, pero participa a nivel de docencia e investigación en distintas universidades andaluzas.

De su largo tiempo como profesor de la Universidad, nos contó el modo -totalmente atípico- como impartía sus clases, comenzando las mismas con el comentario de una sentencia del Quijote  (aprovechando siempre que tenía ocasión para mostrar la partida de bautismo del Miguel de Cervantes de Alcázar de San Juan), haciendo que sus exposiciones fuesen totalmente participativas y motivando a los alumnos a documentarse a fondo para poder exponer sus investigaciones, consiguiendo desarrollar en ellos el espíritu crítico, el razonamiento y creándoles la necesidad de aprender (por iniciativa propia) en los temas que surgían en clase.

Antonio se ha comprometido a inaugurar la actividad «Universo Quijote», una novedosa acción cultural, esta vez abierta a todo el público de Alcázar de San Juan (de acceso libre y gratuito), en la que una persona de reconocido prestigio impartirá una conferencia sobre diversos aspectos de la obra cervantina con un enfoque ameno e  instructivo, con el objetivo de transmitir la filosofía del Quijote a la sociedad, desde diferentes puntos de vista y siempre con el fin último de difundir la obra de Miguel de Cervantes, uno de los principales fines de esta Sociedad Cervantina.

En próximos días se darán a conocer más detalles concretos sobre esta nueva actividad de encuentros innovadores.

Que Antonio es un apasionado de Alcázar todo el mundo lo sabe y su amor por nuestra ciudad lo lleva a expresarlo con pensamientos como este: «Alcázar de San Juan nunca deja de asombrarme, ¿tienen ustedes el mismo sentimiento? Mi madre solía decirme que el amor a tu pueblo nunca se malgasta, aunque no te lo devuelvan en la misma medida que se desea».

A él, le cura respirar el aire de Alcázar de San Juan, lo mismo -nos dijo-, que le cura el alma la lectura del Quijote, del que dice disfrutarlo cuando lo lee por gusto, despacio y saboreándolo.

Antonio entró el sábado como invitado y salió de nuestro Almuerzo como socio. Nuestro agradecimiento por haber tenido el honor de disfrutar de su sabiduría y de contar con su experiencia y entusiasmo para acometer nuevos retos que esperan a la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan.

 Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

Antonio Leal Jiménez en los «Almuerzos de don Quijote»

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Es hijo predilecto de Alcázar de San Juan y participará el sábado 25 de marzo en los «Almuerzos de don Quijote», actividad cultural que organiza la Sociedad Cervantina de Alcázar

Alcázar de San Juan, 20/03/2022.- Nacido en la calle Ferrocarril, donde no había ni vías ni trenes, en una casa situada a escasos metros de la Bodeguilla, y desde donde el silbato de los trenes que alcanzaban los cien decibelios, era el sonido más hermoso conocido, según le contaba su padre, maquinista, y que Azorín describe minuciosamente la llegada de un tren correo, en la noche, a una ciudad de provincias. Al poco tiempo de su nacimiento sus padres se trasladan a la calle Doctor Alberca Lorente, junto a la Castelar, donde transcurre toda su infancia y adolescencia.

Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, Doctor en Ciencias de la Comunicación, Máster en Business and Administration, Dirección Comercial y Marketing y Dirección de Empresas, Profesor Titular de Universidad, ha sido Director de Marketing Institucional de la Universidad de Cádiz y anteriormente Vicepresidente ejecutivo de Marketing de Bodegas TERRY.

Autor de numerosos libros en Marketing Social, Marketing Internacional y Comunicación; Director de tesis doctorales, autor de numerosas comunicaciones a Congresos y trabajos en revistas. Presidente y vocal de numerosos Congresos, Simposios y Reuniones científicas. Revisor de Publicaciones Científicas de Marketing y Comunicación, Académico de número de la Academia Santa Cecilia. Director de la Cátedra de Internacionalización EXTENDA/Universidad de Cádiz. Profesor invitado a participar en estancias con docencia e investigación en universidades de Alemania, Holanda, Francia, Austria, El Salvador, Méjico, Chile, México, Cuba, Paraguay. Director de Grupos de Investigación e innovador en Metodología docente ha sido galardonado con numerosos premios y distinciones. Es notorio también su trabajo sin ánimo de lucro con los colectivos desfavorecidos, principalmente con las personas con discapacidades, mentales, físicas y sensoriales. En la actualidad, jubilado, es Profesor Colaborador Honorario de la Universidad de Cádiz.

Dejó Alcázar sin saber, como está escrito, que la historia de un hombre es un largo rodeo alrededor de su pueblo. Vuelve siempre que puede en busca de su pasado, que él manifiesta que es el futuro. Alcázar de San Juan cada vez más le parece un lugar mágico. Su compromiso permanente es dar a conocer su lugar de nacimiento y las bondades que ofrecen sus habitantes, destacando la tradición cervantina y no pierde ocasión de hacerlo continuamente. El Quijote de la Mancha es la obra que considera más importante de todo lo que ha leído y aprende de ella a “caminar caminando”.

Su trabajo y actuaciones en el campo científico y social, le ha permitido alcanzar un prestigio nacional e internacional, gozado de la consideración general. Su capacidad y actitud personal han sido siempre sus señas de identidad para transmitir su amor por su ciudad a todo tipo de colectivos y lo hace como una pequeña muestra de lo que significa “ser alcazareño”.

Publicó “Paseos por el Colegio”, una obra que recoge los testimonios de 75 egresados que fueron alumnos -como él mismo-, de la desparecida Academia Balmes y posteriormente del Colegio Santísima Trinidad, “La Trini” como popularmente se le conoce.

Ha publicado también “Encuentros en La Castelar«, una publicación editada por El Semanal de La Mancha, con la colaboración del Ayuntamiento de Alcázar de San Juan y la Diputación provincial de Ciudad Real, que recoge las 82 entrevistas que ha ido realizando y publicando en este medio de comunicación (desde septiembre de 2017 hasta finales de 2020 y prácticamente todas en la edición impresa).

Los cervantinos alcazareños que asistan a este almuerzo, disfrutarán de arrolladora personalidad de Antonio Leal Jiménez, quien ya adelantamos será la persona que inaugure la actividad “Universo Quijote” que pronto se pondrá en marcha desde esta asociación cultural.

 Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

Miguel de Cervantes en el Estudio de la Villa

Alcázar de San Juan, 26/02/2023.- En el año 1966, el Centro de Estudios Alcazareños, con la dirección de Manuel Rubio Herguido, editó en su cuaderno de temas alcazareños Noria varios artículos del cervantista alcazareño Francisco Saludador Merino, con esta intención:

Es mi propósito exponer algunos datos históricos que la diuturnidad del tiempo borra de la memoria de los hombres y hace aparecer a las personas y las cosas distintas a como en realidad fueron. Hecho ineluctable y que sólo desciframos cuando, ahondando en la materia, vemos que la mayor parte fueron desvanecidos adrede.

En uno de ellos, ahonda en lo improbable que parece que Miguel de Cervantes (Alcalá de Henares 1547- Madrid 1616) pudiese estar estudiando en el Estudio de la Villa de Madrid, en el año 1568: «Como quiera que el Miguel de Cervantes de Alcalá tenía a la sazón 21 años, edad inverosímil para ser un caro y amado discípulo del Maestro Hoyos, con edad propia para jugar al tute…»

Y parece, con los datos con los que contamos, que don Francisco llevaba razón, aunque sobre este tema el cervantismo oficial ha querido siempre pasar de puntillas.

En la última biografía del autor del Quijote, Cervantes (2022) de Santiago Muñoz Machado, según muchos la más completa realizada hasta hoy, anota su autor:

Aprende de niño en la escuela de López de Hoyos. Permanece solo unos cuantos meses y no ha sido concretado si como alumno o, dado que Cervantes ya pasaba de los veinte años y su edad desentonaría con los de los demás estudiantes, más jóvenes, tal vez como colaborador del maestro. El dato autobiográfico que se levanta de esta relación es el que resulta de los poemas (un soneto-epitafio, una copla castellana, cuatro redondillas y una elegía dedicada al cardenal Espinosa) que compone Miguel por encargo de López de Hoyos, para honrar a la reina Isabel de Valois con ocasión de su fallecimiento, en 1568, a los veintitrés años, como consecuencia de un parto. López de Hoyos los presenta como escritos por su «amado discípulo».

Posiblemente, Saludador Merino contase con datos e informaciones que hoy yo no dispongo, pero sí del acceso on line a los archivos estatales y a estudios recientes, como el interesantísimo Un Maestro en tiempos de Felipe II (2014) de Alfredo Alvar Ezquerra, sobre la vida y enseñanza de Juan López de Hoyos, y su vinculación con los primeros versos conocidos del autor del Quijote.        

Madrid, como en otras muchas villas de Castilla, contaba con maestros de Gramática a costa de los ayuntamientos. A principios del siglo XVI, Madrid disponía de un Estudio de la Villa, estando prohibido abrir ningún otro centro similar.

A estas escuelas oficiales, o estudios de las villas, acudían los muchachos, que ya sabían leer y escribir, para formarse durante tres años en los conceptos de la Gramática, y después poder matricularse en una universidad si querían seguir estudiando. La edad habitual para entrar a estos estudios de las villas era de unos ocho a diez años.

En esos tres años se les instruía mediante el sistema conocido como trívium: Gramática, Retórica y Oratoria. En el primer año estudiarían, al menos, las Introductiones latinae de Nebrija y los Disticha moralia de Catón. El segundo año profundizaban más en las Introductiones latinae y estudiaban a los clásicos, como Juvenco, Sedulio y Virgilio, comenzando en este curso, ahora sí, con sus primeros pinitos componiendo versos. Terminaban estudiando en el tercer año Artes gramaticae, progresando en la Gramática por medio de otros autores, como Quintiliano, Horacio, Lucano y Estacio, con los que mejoraban, aún más, sus dotes de composición.

De los estudios de las villas, y los colegios menores de las Universidades en los que se impartía la misma instrucción, se salía con la edad de entre once a quince años. De aquí podían pasar a la Facultad de Artes y Filosofía, donde se formaban durante otros cuatro años como bachiller. Después, haciendo un examen obtenían el grado de maestro.

El bajo nivel educativo que había en la España rural está bien descrito por Cervantes en el Quijote, cuando el mismísimo Sancho afirma que «yo no sé leer ni escrebir», como tampoco sabía su mujer Teresa, ni sus dos hijos, y lo mismo ocurría con Aldonza Lorenzo, Dulcinea. En las villas pequeñas, los niños de familias humildes, no las niñas que quedaban para aprender labores propias de las casas, solo podían aprender a leer, escribir y contar en las escuelas municipales y en los centros abiertos en los conventos e iglesias. La edad para comenzar podía ser de lo más temprana o ya creciditos, como Sanchico, el hijo de Sancho Panza y Teresa: «Advertid que Sanchico tiene ya quince años cabales, y es razón que vaya a la escuela, si es que su tío el abad le ha de dejar hecho de la Iglesia» (Q 2, 5).

Las familias que contaban con recursos suficientes para pagar los estudios de sus hijos, hacían que estos estudiaran el trívium en un colegio menor de una Universidad y después seguir estudiando el bachiller en ella. Así nos lo describe también Cervantes en el Quijote, cuando don Diego de Miranda, que es «más que medianamente rico» dice a don Quijote:

… tengo un hijo, que a no tenerle quizá me juzgara por más dichoso de lo que soy, y no porque él sea malo, sino porque no es tan bueno como yo quisiera. Será de edad de diez y ocho años, los seis ha estado en Salamanca aprendiendo las lenguas latina y griega, y cuando quise que pasase a estudiar otras ciencias hallele tan embebido en la de la poesía, si es que se puede llamar ciencia, que no es posible hacerle arrostrar la de las Leyes, que yo quisiera que estudiara, ni de la reina de todas, la Teología. (Q2, 16) 

El maestro López de Hoyos había ganado la plaza por oposición de preceptor del Estudio de Gramática de la Villa de Madrid el 29 de enero de 1568. Unos meses más tarde, el 3 de octubre de ese mismo año, moría la reina Isabel de Valois, y el ayuntamiento de Madrid encarga al maestro López de Hoyos «componer los epitafios, alegorías, jeroglíficos e historias que habían de colocar en la iglesia de las Descalzas Reales para celebrar las exequias que hizo la Villa en 24 de octubre por la Reina Doña Isabel de Valois», como anotaba Saludador Merino.

Juan López de Hoyos, «Catedrático del Estudio desta villa de Madrid», incluye en el libro Historia y relación verdadera de la enfermedad felicísimo transito, y suntuosas exequias fúnebres de la Serenísima Reyna de España doña Isabel de Valoys nuestraSeñora, publicado en 1569, las composiciones que sus discípulos del estudio habían hecho para los funerales de la reina:

«En torno al túmulo hubo todas estas letras, que de mas de los ejercicios en latín que en el estudio hicieron nuestros discípulos, también compusieron en metro Castellano, y dedicado todo este tan maravilloso espectáculo, a la serenísima Reina, el ilustre ayuntamiento desta villa de Madrid»

Es, por tanto, en este escaso intervalo de tiempo, dos o tres semanas, desde la muerte de la reina hasta la celebración de las exequias, cuando los discípulos de López de Hoyos en el Estudio de la Villa, probablemente de tercer año, hicieron sus composiciones para tal evento. Entre esos discípulos incluye explícitamente en tres ocasiones el nombre de Miguel de Cervantes. Es muy curioso ver que en las biografías cervantinas solo aparezca la primera mención, con el calificativo de «nuestro caro y amado discípulo»:

Estas cuatro redondillas castellanas, a la muerte de Su Majestad, en las cuales como en ellas parece, se usa de colores retóricos y en la última se habla con su Majestad, son con una elegía que aquí va de Miguel de Cervantes, nuestro caro y amado discípulo. (fol. 147 v)

Tabla: «Epitafios. 1. Primer epitafio en soneto con una copla Castellana que hizo Miguel de Cervantes mi amado discípulo».

Tabla: «Elegía de Miguel de Cervantes en verso Castellano al Cardenal en la muerte de la Reyna, trátense en ella cosas harto curiosas con delicados conceptos».

Miguel de Cervantes, el «amado discípulo» del Juan López de Hoyos, estaba en 1568 en Madrid estudiando en el Estudio de la Villa. Su edad estaría, por tanto, entre los ocho a quince años. No es posible, como ya mantenía Francisco Saludador Merino hace casi sesenta años, que el Miguel de Cervantes, nacido en Alcalá de Henares en el año 1547, fuese el autor de estos versos con veintiún años. Aunque el cervantismo siempre ha querido justificar de alguna manera que bien podía haber estudiado el alcalaíno de niño con López de Hoyos, olvidando la afirmación del maestro: «En torno al túmulo hubo todas estas letras, que de más de los ejercicios en latín que en el estudio hicieron nuestros discípulos…»

Para confirmar que, en octubre de 1568, el alcalaíno no estaba entre los discípulos del maestro López de Hoyos, solo hay que tener en cuenta las afirmaciones que el propio alcalaíno hace en el memorial que redacta en mayo de 1590, exponiendo sus méritos y servicios a la Corona, para solicitar uno de los cuatro puestos vacantes en América. En el Archivo General de Indias de Sevilla se encuentra este memorial de «Miguel de Cervantes Saavedra, sobre que se le haga merced, atento a las causas que refiere de uno de los oficios que pide» Y enumera sus destinos pretendidos y sus méritos:

  • que a servido de 22 años a esta parte
  • en la batalla naval allí de un arcabuzazo perdió una mano
  • el año siguiente fue a Navarino
  • después a Túnez y la Goleta
  • y viniendo a esta Corte para que su Majestad le hiciese merced fue cautivo en la galera del Sol con su hermano, que juntos habían servido en las dichas jornadas. Fueron llevados a Argel donde gastaron su patrimonio en su rescate y la hacienda de su padre y las dotes de dos hermanas

Dice que «a servido de 22 años a esta parte». Solo hay que restar estos años a 1590 para tener el momento en el que el alcalaíno se alistó en alguno de los Tercios españoles: 1568.

Y siguiendo con documentos disponibles en los archivos estatales, estando cautivo Miguel de Cervantes en Argel, su padre Rodrigo de Cervantes solicita una información, ante un alcalde de corte en Madrid, para probar que es su hijo, y que por su falta de recursos no podrá hacer frente al rescate pedido. Dice que «… que a Miguel de Cervantes mi hijo al presente está cautivo en Argel y a mí como su padre conviene averiguar y probar como el Miguel de Cervantes mi hijo ha servido a su Majestad de diez años a esta parte…» Esta información la hace Rodrigo de Cervantes en 1578.

Si en el mes de octubre de 1568, el «amado discípulo» de López de Hoyos, autor de estas composiciones, estaba en medio de un curso en el Estudio de la Villa, con entre ocho a quince años, parece improbable que estuviese también sirviendo ya en el ejército con veintiún años, como él y su padre afirman.

Después, en el memorial, dice que «en la batalla naval allí de un arcabuzazo perdió una mano». Se está refiriendo a la batalla de Lepanto, de la que tan orgulloso estaba de haber servido el autor del Quijote:

Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlo Quinto, de felice memoria (Prólogo a las Novelas ejemplares, 1613)

Parece contradictorio que el autor del Quijote y las Novelas ejemplares pueda estar estudiando Gramática en octubre de 1568, con ¡veintiún años!, al mismo tiempo sirviendo en el ejército y exactamente tres años después, el 7 de octubre de 1571, en una galera de la armada cristiana en Lepanto. 

Aquí hay que anotar que, entre los heridos de la batalla de Lepanto, se encontraban en el hospital de Mesina, en marzo de 1572, recuperándose de sus heridas dos Cervantes con el mismo nombre: Miguel de Cervantes y Miguel Cervantes. En la carta de don Juan de Austria a su hermano el rey Felipe II con la relación de heridos en el hospital le dice que «Al veedor general y contador he ordenado que saquen una relación de los soldados que han quedado mancos y maltratados de la batalla…» (AGS, EST. LEG.1138, 77).

Tampoco este documento ha sido tenido en cuenta por los cervantistas, aunque se encontró a mediados del siglo XIX. Fue expuesto en 2016 por primera vez al público, no está aún disponible on line, en la exposición mostrada en el Archivo General de Simancas: Cervantes en Simancas y en los Archivos Estatales.

Más contradicciones con el alcalaíno Miguel de Cervantes. La fecha de comienzo al servicio del rey, 1568, que se desprende de los méritos del alcalaíno y la información realizada por su padre, también se contradice con la afirmación que hace el autor del Quijote en la dedicatoria a Ascanio Colona en La Galatea, publicada en 1585: «Juntando a esto el efecto de reverencia que hacían en mi ánimo las cosas que, como en profecía, oí muchas veces decir de V. S. Ilustrísima al cardenal de Acquaviva, siendo yo su camarero en Roma».

¿Quién fue este cardenal Acquaviva, al que sirvió como camarero el autor de la Galatea y el Quijote?Giulio Acquaviva, nace en Nápoles en 1546. En 1568, ¡otra vez estamos en 1568!, con veintidós años de edad, es enviado por el papa Pío V a España para, entre otras cosas, dar el pésame al rey Felipe II por la muerte de su hijo, el príncipe Carlos. Parte de Roma el 19 de septiembre y llega a Madrid el 13 de octubre. Solo diez días antes de su llegada a la Corte, el 3 de octubre, había muerto la reina Isabel de Valois. El día 30 de diciembre, de ese mismo año, parte de Madrid hacia Roma. Su estancia en España, y especialmente en Madrid, se prolonga unos dos meses y medio. En mayo de 1570, el papa Pío V le nombra cardenal diácono. El joven cardenal Acquaviva tiene veinticuatro años, siendo ya conocido como gran amante de las letras y mecenas de escritores. Muere, solo cuatro años más tarde, en Roma a los veintiocho años.

Si Miguel de Cervantes, autor de La Galatea, afirma estar al servicio del rey desde 1568, no es posible que estuviese sirviendo con Giulio Acquaviva, después de ser este nombrado cardenal en mayo de 1570.

Todos estos datos se contradicen con la figura de Miguel de Cervantes, nacido en Alcalá de Henares en 1547, y me surgen varias consideraciones y preguntas:

¿Quién es el Miguel de Cervantes que en octubre de 1568 está estudiando en el Estudio de la Villa de Madrid, con el maestro Juan López de Hoyos?

Si en la batalla de Lepanto, en octubre de 1571, hay en las galeras cristianas dos Cervantes que resultan heridos, si uno fue el autor de La Galatea, las Novelas ejemplares, el Quijote, las Ocho comedias y ocho entremeses y el Persiles ¿quién es el otro Miguel?

¿Por qué el documento en el que constan estos dos Cervantes heridos en Lepanto y expuesto al público en 2016, encontrado a mediados del siglo XIX, no es tenido en cuenta en las biografías del autor del Quijote? Si la respuesta es porque no lo conocían ¿dónde ha estado guardado, quien lo ordenó y por qué? Y si hay respuesta a esto ¿hay más documentos sobre Cervantes en el mismo cajón?

Si es evidente que el Cervantes alcalaíno no pudo estar al servicio del cardenal Acquaviva, ya que estaba sirviendo en el ejército desde 1568 cuando este fue nombrado cardenal en 1570, ¿qué Miguel de Cervantes, autor de La Galatea, le sirvió como camarero en Roma? Y, si Giulio Acquaviva estuvo en Madrid desde el 13 de octubre de 1568, siendo más que probable que asistiese a las exequias de la reina Isabel de Valois, el 24 de ese mismo mes en las Descalzas Reales, donde pudo apreciar las composiciones de los discípulos del maestro Juan López de Hoyos ¿pudo conocer durante su estancia en Madrid, hasta su partida en diciembre, al Miguel de Cervantes, autor de las «cuatro redondillas castellanas, a la muerte de Su Majestad…»? ¿Pudo llevárselo como camarero a Roma, hasta que Miguel decidiese alistarse en el ejército y luchar contra los turcos en Lepanto?

Muchas dudas, contradicciones y preguntas sobre el «amado discípulo» del maestro Juan López de Hoyos que, como apuntaba Saludador Merino, el «tiempo borra de la memoria de los hombres y hace aparecer a las personas y las cosas distintas a como en realidad fueron. Hecho ineluctable y que sólo desciframos cuando, ahondando en la materia, vemos que la mayor parte fueron desvanecidos adrede»

                                                               Luis Miguel Román Alhambra 

Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

«El Quijote debe inspirar tu forma de entender la vida» afirmó el periodista Javier Ruiz

En su participación en los “Almuerzos de don Quijote” ha calificado a los miembros de la Sociedad como depositarios de la tradición cervantina de Alcázar

Alcázar de San Juan, 12/02/2022.- Javier Ruiz Martínez, periodista ciudadrealeño, jefe de Informativos de Onda Cero en Castilla-La Mancha ha tomado parte este sábado 11 de febrero de los “Almuerzos de don Quijote”, actividad cultural que organiza regularmente la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan.

A su llegada a Alcázar, Javier Ruiz visitó la casa parroquial de la iglesia de Santa María la Mayor donde el cura párroco Javier Quevedo -custodio del archivo-, le mostró la partida de bautismo del Miguel de Cervantes bautizado aquí.

Como anécdota para el recuerdo y como síntoma de la buena sintonía reinante, reproducimos la broma del párroco que remarcó el hecho curioso de que “Quevedo enseñaba la partida de bautismo de Cervantes”. Posteriormente, tanto Javier Ruiz como los cervantistas alcazareños que lo han acompañado, visitaron la pila bautismal donde Cervantes fue cristianado, así como el espléndido Camarín de la Virgen del Rosario, ambos en la iglesia de Santa María.  

Francisco Mazuecos, se ha encargado de enseñarlo con profusión y detalle y se lo agradecemos muy sinceramente, como también a Javier Quevedo, por la amabilidad que siempre dispensan a esta Sociedad.

Ya en la sede Cervantina, el invitado departió con los socios durante el aperitivo y el propio almuerzo. Javier Ruiz ha consultado el documento que contiene la relación de heridos en la batalla de Lepanto -que se obtuvo del Archivo General de Simancas- donde figuran dos personas llamadas igual, una al principio del documento con el nombre de “Miguel de Cervantes” y otra, en una de las últimas hojas, con el nombre de “Miguel Cervantes”, a los que se les hace entrega de diferentes cantidades de dinero como ayuda de costa para recuperarse de las heridas recibidas en la batalla naval.

El periodista se mostró un apasionado lector del Quijote, reconociendo haberlo leído al menos en cuatro ocasiones: a los 12 años, a los 16, a los 24 y hace unos pocos años. Aparte de infinidad de consultas sueltas porque le apetece volver continuamente a consultar la sabiduría que encierra esta inmensa obra.

Javier Ruiz nos dejó -entre otras muchas cosas-, una sabia y profunda reflexión sobre la novela de Cervantes, dijo que “el Quijote constituye una forma de vida, una forma de entender la vida, don Quijote es el personaje que tú te creas en la mente, la novela te está diciendo que merece la pena vivir cuando utilizas tu vida en la forma en que la deseas vivir… es decir, que hay que tener personalidad y vivir la vida de acuerdo con nuestros ideales”, porque de otro modo, la vida es un simple transcurso del tiempo que nos va a acercando a la vejez. De hecho, el hidalgo Alonso Quijano, cuando ya no pudo vivir su vida de aventuras, tras ser derrotado en las playas de Barcelona, y volvió a la paz de su hogar, murió.

Dijo también que, en el Quijote, enmarcada entre las palabras “En un lugar de la Mancha…” y “Vale”, hay toda una filosofía de vida y por eso la novela es universal e inmortal.  

También disertó sobre la figura de Sancho Panza, a quien calificó “el alma del Quijote, la Mancha y España”, además de interesarse por la elaboración del vino Hideputa y los problemas que surgieron a la hora de patentarlo.

Ruiz calificó a los miembros de esta Sociedad como “depositarios de la tradición cervantina de Alcázar de San Juan” y aunque dijo haber aprendido mucho en la visita, la realidad es que también él ha hecho gala de sus amplios conocimientos de la obra cervantina y especialmente del Quijote, resultando uno de los almuerzos más entretenidos de los celebrados hasta ahora.

 Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

El periodista Javier Ruiz próximo invitado a los “Almuerzos de don Quijote”

El jefe de informativos de Onda Cero Castilla-La Mancha estará en Alcázar de San Juan el sábado 11 de febrero invitado por la Sociedad Cervantina para participar en los “Almuerzos de don Quijote”

Alcázar de San Juan, 07/02/2022.- Javier Ruiz, el conocido periodista ciudadrealeño de Onda Cero visitará Alcázar de San Juan el sábado 11 de febrero. El motivo de la visita será tomar parte de la actividad cultural “los Almuerzos de don Quijote” a la que ha sido invitado por la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan.

Javier Ruiz Martínez es periodista (licenciado en Ciencias de las Información por la Universidad Complutense de Madrid) y Jefe de Informativos de Onda Cero en Castilla-La Mancha, dirige y presenta diariamente Castilla-La Mancha en la Onda y La Brújula de Castilla-La Mancha.

También es responsable de los programas En Marcha y La Terraza, que periódicamente se emiten por Onda Cero en toda España. Colabora con el diario La Razón y firma semanalmente dos columnas de opinión en periódicos de la comunidad autónoma, El Español de Castilla-La Mancha y el diario La Tribuna.

Ha recibido diversos reconocimientos a su trayectoria profesional y ha sido pregonero de la Semana Santa de Alcázar de San Juan, entre otras.

Estudioso y amante del Quijote, ha dedicado numerosos espacios en la radio y sus artículos a profundizar en la universal obra de Cervantes.

El profuso conocimiento y gusto por el Quijote de Javier Ruiz será el hilo conductor de la actividad cultural en la que participan los miembros de la Sociedad que tienen disponibilidad para ello y que en el tiempo en que el invitado se encuentra tomando parte del Almuerzo, desgrana su relación, proyectos, estudios, recuerdos, inspiración, experiencias, curiosidades y anécdotas que le haya suscitado la lectura del Quijote o de las diferentes obras de Miguel de Cervantes.

La relación con Javier Ruiz y su relación quijotesca viene de tiempo atrás y por fin, los cervantistas alcazareños, han encontrado la fecha idónea para llevar a cabo este encuentro que se esperaba desde hace tiempo y que será muy gratificante para esta asociación cultural.

 Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

¡De nuevo en su «Lugar»!

Hoy es día 3 de febrero de 2023, festividad de San Blas, médico, obispo y mártir, que murió en el año 316 d.C. Es patrono de los otorrinolaringólogos y es considerado un santo auxiliador y abogado contra los males de garganta. En la Parroquia de Santa María se venera una reliquia suya y es costumbre muy antigua, en Alcázar de San Juan, hacer unos rosquillos que una vez bendecidos son repartidos a las puertas de la iglesia a los vecinos que hacen fila en esta fría mañana de invierno manchego.

Como todos los años me he acercado a por una bolsa de diez Rosquillos de San Blas,y, de paso, ver las estatuas de los vecinos más ilustres de este lugar manchego, que habían sido desmontadas de sus pedestales hace unos meses para facilitar las obras que se están haciendo en la Plaza de España.

El escultor astorgano Marino Amaya modeló estas figuras de don Quijote y Sancho Panza sobre Rocinante y Rucio, y se instalaron aquí en el año 1971, aunque no en el mismo lugar de la plaza ni en esta misma posición y altura.

Fotografía de Joaquín Pacheco

Amaya diseñó y modeló a Sancho a la derecha de don Quijote, y así fueron instalados en la plaza.

Don Quijote y Sancho Panza antes de su desmontaje en la plaza

En una anterior pavimentación y reforma integral de la plaza fueron intercambiados en su posición, y también reducida su altura con respecto al suelo, quedando a unos 60 cm, por lo que niños, vecinos y visitantes han podido disfrutar de ellos mucho más. Así han estado hasta su desmontaje.

Imagen del proyecto de remodelación de la Plaza de España. Ayuntamiento de Alcázar de San Juan

En la presentación del proyecto de remodelación, en junio de 2021, ya aparecía la nueva imagen que desde este punto tendrá la plaza, tal y como se puede ver en la web del Ayuntamiento de Alcázar de San Juan, que pronto ya será realidad una vez que don Quijote y Sancho ocupan ya su sitio en su «lugar».

Con buen criterio, bajo mi punto de vista, ahora van a quedar aún más bajos, casi a ras del suelo, por lo que estarán accesibles a cuántos se acerquen a ellos, vecinos y visitantes. Sin duda, volverán a ser un hito importante en la imagen cervantina y quijotesca de la ciudad de Alcázar de San Juan. También inicio y final de la guía de caminos que muy pronto, posiblemente este mismo mes de abril, esté ya impresa y en las librerías, aunque con las imágenes anteriores de mis ilustres e inmortales vecinos.

                                                             Luis Miguel Román Alhambra

Publicado en Alcázar Lugar de don Quijote

Nueva versión digital de la Historia Natural y Moral de las Indias de José de Acosta, a cargo de Enrique Suárez

Enrique Suárez Figaredo, nuestro Socio de Honor, acaba de publicar en la Revista Electrónica LEMIR una versión digital de la Historia Natural y Moral de las Indias, obra del jesuita José de Acosta que vio la luz el año de 1590 en Sevilla y que en corto espacio de tiempo fue traducida a todas las lenguas cultas de Europa.

Y no es de extrañar, pues describe todas las novedades que el Nuevo Mundo deparó a los habitantes del Viejo. Trata de orografía, hidrología, clima, flora, fauna, metales, costumbres y ritos de sus habitantes…, en particular de las dos grandes civilizaciones: inca y azteca. José de Acosta evitó profundizar en los temas más escabrosos del proceso de colonización, pero no dejó de apuntarlos y censurarlos con la prudencia que exigía su época.

Fue el primero en hablar de la que luego se llamaría Corriente de Humboldt y defendió la idea de que los primeros pobladores de aquel continente debieron proceder del norte de Asia, por más que entonces no se conociera la existencia del hoy llamado Estrecho de Bering. Pese a los cuatro siglos transcurridos, la obra de Acosta se lee con interés.

La versión digital abarca algo más de 300 páginas y contiene unas 500 notas al pie. Como suele en sus trabajos, Enrique ha prestado especial atención a la puntuación, depuración de erratas y maquetación del texto. Está accesible para libre descarga en:

Haz clic para acceder a 03_Historia_Indias_Acosta.pdf

Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

Don Quijote al son de saxofones, pianos y contrabajos: un investigador de la Universidad de Castilla-La Mancha descubre la insospechada proyección de la novela cervantina en el jazz

Hans Christian Hagedorn, profesor de Filología Alemana y Literatura Comparada de la Facultad de Letras de Ciudad Real, es autor de un amplio trabajo de investigación que supone una sorprendente vuelta de tuerca a los estudios sobre la influencia del Quijote en la música. El artículo, publicado en el último número (diciembre de 2022) de la prestigiosa revista Anales Cervantinos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), bajo el título “Don Quixote’s Adventures in the World of Jazz: 200 Examples and a Few Remarks”, ha despertado gran interés entre filólogos, musicólogos, cervantistas y aficionados al jazz de todo el mundo, ya que en él se demuestra que el enorme impacto de la novela cervantina en el mundo de la música no está limitado, como se creía hasta ahora, a la música clásica, la ópera y el ballet, sino que ha sido y sigue siendo muy notable también en los diferentes géneros de la música popular, y muy particularmente en el jazz.

Tal como se ha dado a conocer en la página web de la Universidad de Castilla-La Mancha, Hans Christian Hagedorn —germanista y cervantista con origen en la ciudad alemana de Bremen, pero que ejerce en la universidad regional desde el año 1991— ha conseguido elaborar un catálogo de 200 composiciones y grabaciones jazzísticas inspiradas en el Quijote, procedentes de un total de 39 países, con los EE.UU. de América a la cabeza con 56 piezas, seguidos por Francia (26), Gran Bretaña (22), Alemania (18), Brasil (15), Italia (14), Canadá (11), Holanda (6) y Portugal (5). Por lo contrario, en el jazz hecho en España llama la atención el hecho de que se han encontrado solo ocho ejemplos. Otros temas e incluso álbumes enteros dedicados a la obra maestra de Cervantes o a alguno de sus personajes se han localizado en el jazz de países como Argentina, Armenia, Azerbaiyán, Australia, Chile, Corea del Sur, Cuba, Israel, Japón, Marruecos, México, Rusia, Turquía y Venezuela, entre muchos otros. Otro de los resultados más sorprendentes del estudio del investigador germano es la formidable presencia del Quijote en el jazz actual: de hecho, un 66% de los ejemplos encontrados por Hagedorn son del siglo XXI, mientras que un 34% de estas composiciones corresponden al siglo XX.

El artículo del profesor de la UCLM se fija, además, en los artistas y en los títulos de sus obras. Así, entre los compositores que se citan en este estudio figuran algunos de los representantes más famosos del género del jazz, como son Egberto Gismonti, Tom Harrell, Krzysztof Komeda, Michel Legrand, Vince Mendoza, Johnny Richards, Jasper van’t Hof o Kenny Wheeler. En cuanto a los músicos que participaron en las grabaciones de estas piezas, el catálogo elaborado por Hagedorn incluye muchos de los grandes nombres de la historia del jazz como Bill Evans, Art Farmer, Dizzy Gillespie, Charlie Haden, Herbie Hancock, Dave Holland, Wynton Marsalis, Charles Mingus, Oscar Peterson, Wayne Shorter, Horace Silver, Tomasz Stańko y Sonny Stitt, entre muchos otros.  

Entre los temas más conocidos que se mencionan en esta lista sobresalen títulos como Barataria de Albert Brunies & The Half-Way House Orchestra (1925), Sancho Panza de Johnny Richards y Sonny Stitt (1953), The Windmills of Your Mind de Michel Legrand y Noel Harrison (1968), Don Quixote de Egberto Gismonti (1981), Don Quixote de Cesar Camargo Mariano y Milton Nascimento (1986), Dulcinea de Jasper van’t Hof (2012) y Don Quixote’s Final Quest de Peter White (2014). En el jazz más actual destacan también algunas piezas jazzísticas relacionadas con la novela cervantina, por ejemplo, Folli e folletti de Simona Colonna (2018), Sancho Panza de Colin Edwin y Robert Jürjendal (en Another World, 2018), Rossinante de Daïda (en La passion du cri – Kyrielle, 2021), o Quixote de Sam Kirmayer (en In This Moment, 2022).

Entre los hallazgos más interesantes del estudio de Hagedorn está, además, el elevado número de suites de jazz basadas en el Quijote, desde Windmill Tilter (1969) de Kenny Wheeler —con el célebre tema instrumental Sweet Dulcinea Blue, que se ha convertido en un standard—, A Song of Don Quixote (1981) de Mitsuaki Kanno y The Ingenious Gentleman of the Lower East Side (1997) de Chris Kelsey, hasta las obras de Ron Westray (2005), Tom Harrell (2014), Simona Colonna (2018) o Stefano Corradi (2018), entre otros. Por último, destaca también el hecho de que este estudio rememora algunas composiciones que nunca fueron grabadas, como Ouverture pour un Don Quichotte (1929) de Jean Rivier y Chivalrous Misdemeanors (2005) de Ron Westray.

En resumen, el trabajo de Hans Christian Hagedorn publicado por la ilustre revista del CSIC cambia la perspectiva sobre la influencia que la gran novela del Siglo de Oro español ha tenido —y sigue teniendo— en el arte de la música, y pone las bases para futuras investigaciones sobre las huellas de los clásicos de la literatura universal en el jazz. Teniendo en cuenta que hasta ahora se habían realizado numerosos estudios sobre la influencia del jazz en la literatura, pero no sobre la influencia de la literatura en el jazz, uno de los méritos más relevantes de este estudio llevado a cabo en la Universidad de Castilla-La Mancha consiste precisamente en el hecho de haber inaugurado una línea de investigación innovadora que promete dar muchos frutos importantes en las próximas décadas.

Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

Segundo premio (ex aequo) del concurso de cartas a los Reyes Magos Café Monago

Título: Melancolía, de Andrea López Miguel


Estimados Reyes Magos:

Esta fría noche me encuentro admirando las luces de invierno desde mi ventana. Tengo que admitir que hasta yo mismo me hallo desconcertado mientras os escribo estas letras, pues hacía muchos años que no conversaba con vosotros. Concretamente, desde que encontré bajo el árbol aquella figura de Han Solo, allá por los 80. Podéis estar tranquilos, el piloto del Halcón Milenario aún descansa en algún rincón de mi desván.

Últimamente, una frase ronda por mi cabeza. “Prefiero las nubes místicas de la nostalgia antes que lo real” -no sé si conocéis a Robert Wyatt pero si no es así, os lo recomiendo-. He estado reflexionando y hace un rato, cuando espolvoreaba azúcar en el café, me he dado cuenta de que vagar por el océano de los recuerdos es lo que causa que mi corazón vuelva a latir como cuando le di la bienvenida a mi querido Han Solo. ¿Cuál es el sentido de crecer si por el camino dejamos atrás la ilusión? Ignoro si sus Majestades sufren tales dilemas.

Cuando las arrugas empiezan a surcar mi piel y mi pelo comienza a tornarse del color de la nieve, lo justo sería que el brillo de nuestros ojos no desapareciese con el pasar de los años. Si me permitís la honestidad, mi brillo se apagó hace tanto que ni me acuerdo.

Mis nubes de nostalgia están colmadas de memorias y de sensaciones, por eso disfruto perdiéndome en ese mar de nimbos, para poder ser otra vez ese niño rodeado de su familia que juega con sus regalos bajo la estrella del árbol de Navidad.
Vosotros nos acompañáis en el camino hasta que aprendemos a volar solos y ya no necesitamos historias de fantasía porque debemos chocar con la realidad de la vida adulta. Y soy consciente de que es necesario crecer y aprender, ¿pero cómo se consigue mantener la ilusión de la infancia?

Quizás le he quitado el polvo a mi vieja máquina de escribir y me he puesto a redactar esta carta porque me reconforta pensar en el pasado.

También me reconforta la certeza de que siempre viajaréis desde Oriente hasta todos los rincones del mundo para fortalecer la esperanza y los anhelos de los más pequeños.

Debo confesar que a día de hoy, los que se hacen llamar mis hijos ya no son más que unos desconocidos pues el devenir de la vida a veces trae consigo sorpresas muy desagradables. Mi memoria ya no es lo que era, por lo que los pocos momentos de lucidez de los que disfruto los aprovecho para deleitarme con las delicias de un pasado en el que podía vivir sin miedo a olvidarme de mi propio nombre al día siguiente.

Sé que hace ya décadas que soy demasiado viejo para sentarme en las rodillas de Melchor, pero permitidme formularos una petición para el próximo seis de enero. Solo deseo que me honréis con vuestra presencia en mi casa y que, como viejos amigos, compartamos un vaso de leche y unos dulces mientras charlamos sobre tiempos pasados. Soy consciente de que vivir anclado en el ayer nos distrae de lo bueno que puede traer el hoy. Sin embargo sé que vosotros, Reyes Magos, sois los únicos capaces de evocar a la chispa que tuve en otros tiempos.

Un cálido abrazo de un anciano con el corazón de un niño,


A 31 de diciembre de 2022.

–O–

Título: Una carta diferente, de Carlos Colomer Barcia (Valencia)

Queridos Melchor, Gaspar y Baltasar:

Esta es una carta muy diferente a las que soléis recibir estos días. Tras largos meses de espera, he decidido que el momento idóneo era este. Como no hablamos el mismo idioma, me generaba dudas el modo de decíroslo, pero al final he pensado que, aunque seguro que tenéis el buzón saturado estos días, la vía epistolar era el conducto reglamentario. No os creáis que ha sido tarea sencilla, pues como tampoco se escribir he tenido que recurrir a un intérprete y a un escritor para poder redactar con sentido estas palabras.

Llevo 21 siglos trabajando con vosotros. Desde aquel primer apasionante viaje a Belén para presenciar el nacimiento del Niño-Dios hasta este último año pasado, en el que la pandemia no fue un impedimento para que lleváramos regalos a niños de todo el mundo. Han sido años de muchísimas aventuras, en las que los nervios y la tensión por llegar a tiempo se veían compensados por la satisfacción de repartir alegría a personas de todo el mundo.

Después de darle muchas vueltas y hablarlo con algunos compañeros, he decidido que este será mi último año acompañándoos en vuestro mágico viaje. No ha sido una decisión fácil, pero ya soy muy anciano y no puedo servir a sus majestades como merecen ser servidas. Os lo digo desde el más profundo agradecimiento pues, a pesar de las largas jornadas de trabajo, se me hace muy difícil imaginar una vida mejor que la que he pasado a vuestro lado.

Al escribir estas palabras son muchas las anécdotas que se me vienen a la cabeza. Recuerdo como si fuera ayer cuando en 1879 le regalamos a Thomas Edison unas piezas que le ayudarían a inventar la luz unos meses más tarde o cuando en las frías navidades de 1605 le dejamos a Miguel de Cervantes debajo del árbol la pluma con la que escribiría El Quijote de la Mancha. Hemos sido testigos de los momentos más crudos de la historia, intentando ser una luz de esperanza en medio de las situaciones más oscuras.

En este sentido, recuerdo que me conmocionó especialmente cuando en plena Revolución Francesa tuvimos que disfrazarnos de paisanos para pasar desapercibidos entre las revueltas nocturnas; o aquella vez en la que, durante la I Guerra Mundial, tuvimos que ir a las trincheras para entregar regalos a los soldados de los dos bandos; o cuando presenciamos con nuestros propios ojos las consecuencias de la caída del Imperio Romano.

Tampoco se me olvidan los momentos divertidos, como cuando nos quedamos encerrados en un ascensor en Brooklyn o como cuando el año pasado en una casa de una pequeña aldea de Finlandia un perro guardián mordió la pierna a Gaspar y tuvimos que salir corriendo… Que, por cierto, espero que ya esté recuperado.

Consciente de ser un privilegiado, guardo todos estos momentos en mi corazón como verdaderos tesoros. Cuando dejábamos los regalos en las casas de los niños se me pasaban por la cabeza todas las bonitas historias que estábamos ayudando a construir y pensaba que contribuir al reparto de tanta felicidad era el mejor regalo que alguien podía recibir. Os mentiría si os dijera que no echaré de menos el oficio, así como toda la comida que nos dejaban las familias a modo de refrigerio. Mientras vosotros os ponías las botas con el roscón, yo arrasaba con mi gran debilidad: las zanahorias… ¡Qué buenas estaban!

Como consuelo, durante los últimos años he podido comprobar que la tecnología ha avanzado a pasos agigantados y ahora existen numerosos medios de transporte como el coche, el tren o incluso el avión que seguramente son mucho más cómodos y eficaces que mi vieja joroba. Por tanto, sé que mi jubilación no será un impedimento para que podáis seguir haciendo felices a los niños de todo el planeta.

Con especial cariño y admiración se despide pidiendo vuestra bendición Amrael, el camello oficial de los Reyes Magos de Oriente.

PD: Espero que le llevéis carbón a aquel niño de Canberra que me confundió el año pasado con un dromedario.

Carta ganadora del segundo concurso de cartas a los Reyes Magos «Café Monago» de Alcázar de San Juan


Título: La carta de Don Bartolomé, de Iván Izquierdo Gómez (Zaragoza)

A la atención de mi honorable soberano, su majestad el rey Melchor:

Permita a este humilde anciano, que responde al nombre de Bartolomé, el atrevimiento y la licencia de prender la pluma y dirigirse a usted tras décadas condenado al olvido.

Quizás, con ayuda de su omnipotencia, pueda rastrear en los cajones de su memoria para recordarme como aquel tierno infante que, con caligrafía nerviosa pero cuidada, plasmaba sin excusa sus peticiones en un descolorido trozo de papel antes de ensobrarlo y hacérselo llegar poco antes del cambio de año. Soy ese niño que depositaba generoso unos pocos suministros en el alféizar de la ventana de su dormitorio, tratando de hacer más llevadero el viaje que usted y su séquito emprende desde tiempos inmemoriales cada noche del cinco de enero, con la noble misión de convertir deseos en sonrisas cuando llegan los primeros rayos de la mañana.

A mis ochenta y nueve años, sigo siendo ese niño, por más que el espejo haya decidido aliarse con el caprichoso trascurrir del tiempo para sustituir el reflejo de un joven pecoso, curioso e inocente, de mejillas sonrosadas, por la silueta de un viejo, de piel apergaminada y mirada invadida por la nostalgia, que siente que su llama se consume conforme se aproxima el final de sus días.

Los últimos meses me han dado el aviso de que marcharé pronto para iniciar un nuevo estadio de la vida, el de la muerte. Le imploro por ello que, tras más de ochenta años en los que nuestros caminos no se han cruzado, atienda un último de deseo a modo de postrera voluntad.

Esta vez no ansío un muñeco de trapo, tampoco el lote de juegos de mesa o de ensamblaje que empezaban a estar de moda después de esa maldita guerra que nos enfrentó entre hermanos, ni siquiera un par de zapatos con el que acudir con estilo a la Misa del domingo. De hecho, la presente petición no es para mí, pues ya soy poseedor de todo lo que he deseado. Ahora, mi demanda se hace en favor de aquellos que todavía han de alzarse al escenario tan maravilloso que es la vida.

Utilice su magia para que todos puedan llegar donde yo ahora me encuentro, tras cubrir todas las etapas que el guion de la existencia recoge.

Solicito para otros el disfrute de la primera bocanada de aire que llega al abandonar el ambiente calmado del útero materno, el sosiego que otorga el primer contacto de tu piel con la de tus progenitores y escuchar desde el otro lado los latidos de un corazón que ya conoces, mientras eres cegado por la luz del mundo exterior que ahora te acoge.

Pido también que nadie sea privado de la inocencia, del juego y de los primeros experimentos de socialización que solo la infancia es capaz de infundir. El nerviosismo de cada descubrimiento y de los primeros pasos es un regalo que merecemos.

Haga que nadie se pierda el cosquilleo que la adolescencia impone, tampoco los cambios emocionales dibujados por el antojadizo pincel de hormonas y modificaciones físicas.

No se olvide de dotar de fortaleza durante la juventud, tampoco de la poderosa sensación de sentirse invencible tras haber conseguido la independencia que viene tras derrocar al vértigo que genera saltar del nido.

Ruego también que deposite la carga de responsabilidad, la experiencia, el mandato y el liderazgo que son obligatorios durante la edad adulta.

Para la senectud necesitarán dosis de serenidad, ternura y sabiduría, también de dependencia.

El primer día de colegio, el recuerdo de un beso, la sucesión de éxitos y fracasos, las responsabilidades impuestas, las preocupaciones que llegan de improviso, los achaques, castigos y recompensas… todo merece ser vivido y sufrido.

Hoy, aunque esas vivencias solo llegan a mí cuando cierro los ojos y miro atrás en la senda del recuerdo, me siguen premiando como el primer día.

No desatienda la solicitud de su más fiel seguidor, solidarícese conmigo y sáqueme mi última sonrisa el próximo día seis de enero. Regale una vida llena a los que vienen tras de mí, dé lo que yo he vivido.

Atentamente,
su siempre fiel, Bartolomé.