Las ediciones del Quijote en la Biblioteca Nacional

Isabel Ruiz de Elvira Serra

Directora del Departamento de Manuscritos, Incunables y Raros de la Biblioteca Nacional de España,

Ponencia impartida en la Mesa Redonda Cervantina celebrada en Pedro Muñoz (Ciudad Real) el sábado 27 de abril de 2024

1. INTRODUCCIÓN: LA COLECCIÓN CERVANTINA

La antigua Sección de Cervantes, actualmente integrada en el Servicio de Reserva Impresa de la Biblioteca Nacional, se creó en 1894, al trasladarse la biblioteca al actual edificio del Paseo de Recoletos, siendo director Manuel Tamayo y Baus.

Hasta entonces, las ediciones de textos cervantinos, así como los estudios sobre Cervantes, formaban parte de la Sección de Libros Raros y Preciosos, dentro del Departamento de Impresos de la Biblioteca.

La labor de Menéndez Pelayo durante su etapa de director (1898-1912) fue muy positiva para esta sección. Pero fue su sucesor, Rodríguez Marín, quien la mejoró considerablemente, duplicando el número de volúmenes mediante nuevas adquisiciones y reuniendo libros y folletos cervantinos dispersos en las restantes secciones. Durante la dirección de Rodríguez Marín, el encargado de la sección, Gabriel Martín del Río y Rico, realizó el primer catálogo de la misma, obteniendo con este trabajo el premio de bibliografía de la Biblioteca Nacional en 1916.

En el siglo XX, al fondo inicial se fueron añadiendo nuevos volúmenes, procedentes del depósito legal, donaciones y compras. En la actualidad la signatura CERV se compone de 5.146 volúmenes y 50 cajas de folletos.

Fueron significativas las aportaciones de algunos importantes coleccionistas del siglo XIX como Luis Usoz, Cayetano Alberto de la Barrera, Agustín Durán y Pascual de Gayangos. Y ya en el siglo XX, en 1949, ingresaron 445 valiosos ejemplares del notable cervantista José María Asensio y Toledo.

Pero el hito más importante fue la adquisición, en 1968, de la importantísima colección de Juan Sedó Peris-Mencheta, que incluye, además de las obras de y sobre Cervantes, cualquier tipo de material relacionado con este autor: cromos, etiquetas, postales, exlibris, abanicos, etc. Dentro del fondo propiamente bibliográfico destacan veintiséis ediciones del Quijote del siglo XVII y valiosas ediciones del siglo XX, además de obras teatrales, imitaciones, catálogos, bibliografías, revistas, etc. Esta colección se compone de 8.853 volúmenes y 138 cajas de folletos con la signatura CERV.SEDÓ.

En 1980 se suprimió la Sección de Cervantes, con lo que no siguieron creciendo estas signaturas: las ediciones cervantinas modernas que ingresaron con posterioridad a esa fecha se fueron integrando en el Depósito General de la Biblioteca.

Sala Cervantes: el pintor valenciano Muñoz Degrain donó a la Biblioteca en 1919 una colección de veinte cuadros, todos de temática cervantina, que pueden contemplarse en la actual “Sala Cervantes”, sala de acceso restringido a los investigadores, donde pueden consultarse, además del fondo cervantino, las colecciones de manuscritos e impresos reservados o raros.

Exposiciones: Se han sucedido constantemente a partir de la primera celebrada en 1905, cada una con su respectivo catálogo. Las más recientes han sido la titulada “El Quijote, biografía de un libro, 1605-2005”, en 2015, con motivo del cuarto centenario de la publicación de la primera parte, y “Miguel de Cervantes, de la vida al mito”, en 2016.

Micrositio: http://cervantes.bne.es/

2. EDICIONES DEL QUIJOTE

Prácticamente todas las ediciones del Quijote desde 1605 hasta mediados del siglo XX, en la mayoría de idiomas del mundo, están representadas.

En el catálogo de la BNE se pueden localizar actualmente 3.420 ediciones:

– 304 ediciones antiguas (anteriores a 1831), con 2.737 ejemplares

– 3.116 ediciones modernas, incluyendo adaptaciones (de las cuales 2.022 están en español, y 1.994 en otros idiomas), con 11.586 ejemplares.

3. EDITIO PRINCEPS

La primera edición o editio prínceps de 1605 difiere de la segunda edición del mismo año (ambas con el escudo del impresor Juan de la Cuesta, un halcón de cetrería con capirote, un león dormido y el lema “Post tenebras spero lucem”, que pertenecía a su antecesor en la imprenta Pedro Madrigal) por el privilegio, que en la primera se dio solo para Madrid, y en la segunda, para Castilla, Aragón y Portugal.

De la princeps se imprimieron unos 1.700 ejemplares, de los cuales han sobrevivido al menos 28, según el censo efectuado entre 2009 y 2016 por el grupo de investigación Prinqeps dirigido por Víctor Infantes y Ana Martínez Pereira.

El precio de mercado actual se podría calcular según la venta en 1989 al empresario y bibliófilo Javier Krahe, 1,5 millones de dólares por la primera edición de ambas partes.

Relación de ejemplares conocidos

ESPAÑA: 6 ejemplares

– Madrid, Biblioteca Nacional de España (Francisco Grau – Domingo de Ara –

Justo Zapater)

– Madrid, Real Biblioteca

o A. Rousseau – Condes de París – Luisa de Orleans – Alfonso XIII

o Bienes privados (Hieronimo – Savvoya)

– Madrid, Real Academia Española (Juan Manuel Fernández de Pacheco –

Vicencio Squarzafigo)

– Barcelona, Biblioteca de Cataluña (Isidro Bonsoms y Sicart)

– Toledo, Biblioteca de El Cigarral del Carmen (Javier Krahe Ruiz lo adquiere en

1989 a Sotheby’s quien a su vez lo había adquirido a la Pierpont Morgan Library

en 1973)

FRANCIA: 6 ejemplares

– Albi, Mediatheque Pierre Almaric (familia Condé)

– Chantilly, Musee Condé

– París, Bibliotheque Nationale (1)

– París, Bibliotheque Nationale (2) (Rothschild)

– Ruán, Bibliotheque Municipale (Francisco Brunyer)

– Versalles, Bibliotheque Municipale

REINO UNIDO: 3 ejemplares

– Glasgow, University Library (Hunterian Museum)

– Londres, British Library (Thomas Grenville)

– Oxford, Bodleian Library (Thomas Bodley – Henry Wriothesley)

ALEMANIA: 1 ejemplar

– Wolfenbüttel, Herzog August Bibliothek

AUSTRIA: 1 ejemplar (descubierto en 2009 por Enrique Rodrigues Moura)

– Innsbruck, Universitat und Landesbiblothek Tirol (Biblioteca Pública

Oenipontana)

ITALIA: 1 ejemplar

– Nápoles, Biblioteca Nazionale Vittorio Emmanuele III

ESTADOS UNIDOS: 10 ejemplares

– Cambridge (Massachussets), Harvard University

– Chicago, The Newberry Library (Óscar B. Cintas, La Habana)

– Filadelfia, The Rosenbach Museum and Library (Leonhard Christopher

Ulnester – Familia Eisenfort – Raimundo Ruiz)

– Nueva York, The Hispanic Society of America

o Marqués de Jerez

o Ricardo Heredia

– Nueva York, The Morgan Library (Maggs Bros – Heineman)

– Nueva York, Public Library (Chavignac –Owen d. Young – Henry W. y Albert

A. Berg)

– Washington, The Library of Congress

o John Longford

o Alexis du Pont Coleman

– Yale, Yale University (Carrie-Sperrie Beinecke)

De la primera edición de la 2º parte (1615) han sobrevivido unos 40 ejemplares, de los

cuales 5 están en la Biblioteca Nacional.

4. EJEMPLAR DE LA BNE, SIGN. CERV/118

Ejemplar falto de portada y de las cuatro últimas hojas, sustituidas por reproducciones

fotolitográficas realizadas por Francisco López Fabra del ejemplar de la Real Academia

Española. Encuadernación en marroquí rojo estilo “a la Duseuil” realizada por Brugalla

en 1957.

Este ejemplar llegó a la biblioteca en 1864, siendo Director Juan Eugenio Hartzenbusch

(1862-1876), ilustre dramaturgo y erudito cervantista.

La historia de la adquisición de este ejemplar es muy curiosa:

Según aparece en la revista El propagador de la fotografía, núm. 7, (15 de enero de 1864), en 1861 se había creado la Sociedad foto-lito zincográfica, por Francisco López Fabra, geógrafo de la dirección de correos, el fotógrafo D. Antonio Selfa, y Agustín S. Zaragozano, litógrafo, poniendo en práctica los revolucionarios descubrimientos que una década antes se habían hecho en este campo, en Francia y en Inglaterra. En enero de 1864 esta Sociedad publicó una circular-prospecto ofreciendo sus servicios y dando algunas muestras de los resultados que había obtenido en la reproducción de impresos, dibujos, grabados, etc., hallándose entre ellas una hoja del único ejemplar que entonces se conocía de la primera edición del Quijote, el de la Real Academia Española, que facilitó Hartzenbusch (ya que era miembro de la misma) a López Fabra.

Las reproducciones se basaban en las operaciones químicas denominadas foto-litográficas, foto-zincográficas, fotopapirográficas, y en el método anastálico.

Este prospecto de propaganda circuló en 1864 por muchos lugares de España; y tal y como explica el propio Hartzenbusch en la Memoria de la Biblioteca Nacional del 1865, un ejemplar llegó a Teruel, donde el estudiante Justo Zapater y Jareño lo vio, y al fijarse en la hoja que reproducía la del comienzo del primer capítulo del Quijote, ésta le recordó, por la letra y los adornos, una primera página semejante de un libro del Ingenioso Hidalgo que había visto en una casa particular. Zapater lo buscó, lo adquirió y entendiendo que debía ser la primera edición de la primera parte, y por consecuencia, un ejemplar de gran rareza, escribió a la Biblioteca Nacional, ofreciéndoselo generosamente; la donación tuvo lugar en el mismo año 1864. Se daba la circunstancia de que en el índice de BNE figuraba la existencia un ejemplar de la misma edición, que había desaparecido hacía muchos años. En palabras de Hartzenbusch, “Bien hubiera podido equivocarse el Sr. Zapater, porque la primera y la segunda edición del Quijote, hechas en Madrid por Juan de la Cuesta en 1605, tienen igual la página reproducida por el Sr. Fabra; pero la fortuna, como queriendo coronar el noble propósito del Sr. Zapater, y devolver a la Biblioteca Nacional la mitad de una pérdida muy sensible, hizo que el ejemplar de Teruel fuese el de la primera edición”.

Pilar Egoscozábal, funcionaria del cuerpo facultativo en la Biblioteca Nacional, fue quien descubrió y publicó en un artículo de 2012 este texto de Hartzenbusch.

En 2015 la valoración para el seguro de este ejemplar se estimó en 2.5 millones de euros.

5. EDICIONES EN CASTELLANO

Las ediciones en castellano de Don Quijote de la Mancha están ampliamente representadas en la colección cervantina de la Biblioteca Nacional de España.

Contamos con un ejemplar al menos de cada una de ellas.

El Quijote tuvo un enorme éxito nada más publicarse, como lo demuestran las seis ediciones que vieron la luz el mismo año de 1605: la segunda edición del mismo año por el mismo impresor, y otras cuatro impresas también en 1605, dos en Lisboa y dos en Valencia. Poco después vieron la luz las de Bruselas (1607 y 1611) y Milán (1610), la tercera de Juan de la Cuesta en Madrid (1608)… Y la Segunda Parte de 1615, junto a las ediciones de nuevo de Valencia, Lisboa y Bruselas, hasta la publicación conjunta por vez primera de las dos partes en Barcelona en 1617. En total en la BNE posee 37 ediciones en castellano del siglo XVII.

Estas y las posteriores, hasta la actualidad, permiten reconstruir a través de nuestro catálogo el éxito de una obra que ha continuado hasta hoy día. Podemos hacer un recorrido por las que supusieron un hito en la historia editorial del Quijote: en el siglo XVIII, la edición castellana de Tonson de 1738, acompañada de la Vida de Cervantes de Mayans i Siscar; la edición de la Real Academia Española de 1780, de Joaquín Ibarra, con otra Vida de Cervantes, esta vez de Vicente de los Ríos, que añadió además un Análisis del Quijote; la de la Imprenta Real de 1797-1798; y las dos de Gabriel de Sancha (1797-1798 y 1798-1800), a cargo de Juan Antonio Pellicer.

En el siglo XIX asistimos a la publicación de importantes ediciones, a cargo de Clemencín y Navarrete (1819),  Clemencín  (1833-1839) y  Hartzenbusch  (1863), así como a la primera edición facsímil de la obra (1871-1879) como consecuencia de la introducción de la foto-tipografía en España a cargo del coronel Francisco López Fabra, cuyo entusiasmo contagió a un amplio número de seguidores que convirtieron el acontecimiento en un capítulo importante del cervantismo español.

Ingresadas por Depósito Legal a partir de 1958 están presentes las ediciones españolas de los siglos XX y XXI que, reeditadas numerosas veces, constituyen referencia obligada para el lector o investigador que quiera acercarse a una edición cuidada de la obra, como las de Florencio Sevilla y Antonio Rey, publicada por el Centro de Estudios Cervantinos en 1993, o la de Francisco Rico, por el Instituto Cervantes de 2004, por poner dos de los ejemplos más relevantes. De las anteriores a la fecha de implantación del Depósito Legal, no faltan las anotadas por Cortejón, Rodríguez Marín, Schevill y Bonilla, Justo García Morales, Martín de Riquer, Vicente Gaos…

El número de ediciones en castellano de los siglos XX y XXI asciende a 1.771.

6. TRADUCCIONES

En la actualidad, el Quijote está traducido a casi 80 lenguas y dialectos; en la Biblioteca Nacional tenemos traducciones a 56 de ellas. Hay ejemplares de todas las traducciones de la obra hasta mediados del siglo XX.

Las traducciones del Quijote están en relación con la situación política de los países europeos en la época y la categoría de sus lenguas y el prestigio de que gozaban. De ahí que las primeras lenguas a las que se tradujo fueran el inglés, francés, alemán e italiano. Tenemos 40 ediciones de siglo XVII en inglés, francés, italiano, neerlandés y alemán.

El Quijote fue traducido por primera vez al inglés por Thomas Shelton en 1612, solo siete años después de publicarse la primera edición en español, en 1605. En 1620 se publicó la traducción de la Segunda parte, por el mismo Shelton. A la versión inglesa de Shelton le siguieron las de Motteux, Jarvis y Ormsby, hasta un total de 81 ediciones antiguas (hasta 1830).

Al francés (la lengua más importante en los siglos XVII y XVIII como vehículo de comunicación) se tradujo también muy tempranamente: Cesar Oudin tradujo la Primera Parte en 1614 y François de Rosset la Segunda Parte en 1618. A las de Oudin y Rosset, siguieron las de Filleau de Saint-Martin, Florian y Viardot. Estas traducciones se utilizaron, en lugar de la versión original castellana, como base para muchas traducciones posteriores, especialmente a las lenguas eslavas. El número total de ediciones antiguas en francés es 78.

A continuación se tradujo al italiano, por  Franciosini en 1622 (existen 11 antiguas): al alemán, por  Pahsch Bastel von der Sohle , en 1648 (hay 17 antiguas), y al neerlandés, en 1657 (con 8 antiguas). El hecho de que se leyera en la lengua original o a través del francés, inglés o alemán, hizo que las traducciones a otras lenguas europeas fueran mucho más tardías; pero tenemos también de traducciones antiguas al danés (3), polaco (1) portugués (2), ruso (1) y sueco (2).

A partir de 1831 tenemos ediciones en todos los ámbitos:

Lenguas españolas:

Catalán (22), Euskera (9), Gallego (7), Valenciano (1), Asturiano (1)

Ámbito europeo:

Inglés (244), Francés (214), Alemán (137), Italiano (67), Ruso (37), Portugués (36),

Serbio (27), Checo (26), Húngaro (20), Rumano (17), Neerlandés (17), Polaco (12),

Búlgaro (10), Sueco (10), Griego (9), Croata (7), Finés (6), Danés (5), Noruego (4), Letón

(4), Lituano (4), Estonio (4), Ucraniano (3), Esloveno (2). Con una sola edición: Eslovaco,

Albanés, Islandés y Georgiano.

Otros ámbitos:

Japonés (36), Hebreo (22), Chino (9), Árabe (7), Turco (4), Armenio (4), Bengalí (3),

Coreano (3), Vietnamita (2). Con una sola edición: Tagalo, Guaraní, Tamil, Tailandés,

Azerí, Afrikaans, Uigur, Hindi.

Mención aparte merecen:

– La traducción al esperanto, con seis ediciones, de 1905 a 2005

– Las ediciones en latín macarrónico Historia Domini Quijote Manchegui (4 ediciones, de 1905 a 2017, y la edición en latín clásico, de 1998

– La edición políglota, de 1916, en 67 lenguas.

7. EDICIONES ILUSTRADAS

Junto a todas estas obras, la Biblioteca Nacional de España alberga también numerosas ediciones ilustradas desde el comienzo de la aventura editorial del Quijote, entre las cuales destacan la magistral edición de la Real Academia Española de 1780, impresa por Joaquín Ibarra e ilustrada por los principales dibujantes y grabadores de la época, como José del Castillo, Antonio Carnicero, Jerónimo Gil o Manuel Salvador Carmona; la de Gabriel Sancha de 1797-1798, con ilustraciones de José Ximeno, Agustín Navarro, José Camarón o Luis Paret y Alcántara; las ilustradas del siglo XIX, españolas o extranjeras, con los dibujos de Tony Johanot,  Celestin Nanteuil , Luis Madrazo,  Gustave Doré , Ricardo Balaca, Apeles Mestres, Moreno Carbonero, Laureano Barrau… ; y las más modernas, desde Urrabieta Vierge a Paul Rerst, Teodoro Miciano, José Narro, Gregorio Prieto o Salvador Dalí, entre otros muchos.

8. ADAPTACIONES

En los países en los que se tradujo, el Quijote fue objeto de adaptaciones o versiones abreviadas, estas últimas en forma de antologías o simplemente con el texto reducido, aunque respetando el original. Fue frecuente asimismo la publicación de episodios sueltos, como el de La pastora Marcela, El curioso impertinente o El cautivo.

En lo que respecta a las adaptaciones propiamente dichas, el siglo XIX fue un siglo rico en este tipo de ediciones, sobre todo en Francia, Inglaterra, Alemania, Italia y Rusia. La imagen tenía una gran importancia en este tipo de ediciones, que en Inglaterra llegaron a constituir un producto editorial específico, como en el caso de The spirit of Cervantes or Don Quixote abridged (1820), por poner un ejemplo Por otra parte, en muchos países se hacía necesario adaptar la historia y los personajes a las referencias culturales de los nuevos lectores, como fue el caso de su recepción en Japón o en la cultura hebrea. En otros, como en Grecia, es significativo el papel que han desempeñado las adaptaciones, entre las que se incluyen tebeos, para la difusión de la obra cervantina.

Asimismo, la obra será objeto de interpretaciones, adaptaciones a distintos géneros, continuaciones o relecturas. Y, por supuesto, de adaptaciones infantiles y escolares que, en el caso de España, merecen analizarse con cierto detenimiento.

La intención de adaptar el Quijote para niños en España es, en un principio, educativa, desde el primer intento realizado por el krausista Fernando de Castro (y autorizado en 1856 como lectura oficial) hasta la materialización de esta necesidad de llevar la obra a las escuelas que, tras la labor de recuperación de los clásicos a raíz del Regeneracionismo, se plasmó en la Real Orden de 24 de mayo de 1905 mediante la cual se recomienda el Quijote como libro de lectura escolar y, especialmente, la adaptación de Eduardo Vincenti Reguera, antiguo Director General de Instrucción Pública.

A las adaptaciones de finales de siglo de Domingo López Sarmiento, Juan Manuel Villén o Domingo Abejar, se unieron otras, favorecidas por la celebración en 1905 del tercer centenario de la publicación de la Primera Parte de la obra, con todo el movimiento cultural al que dio lugar: las ediciones constantemente reimpresas de las editoriales Calleja, Hernando, Araluce, Ramón Sopena, las de congregaciones religiosas educativas como los Salesianos, la patrocinada por el Instituto Escuela dentro de la Biblioteca literaria del estudiante y las ediciones de los hermanos Garnier en París (de textos en español), entre otras.

Numerosas ediciones han visto la luz desde entonces, destinadas a las escuelas o simplemente al público infantil, con la ilustración como protagonista. Molino, Aguilar, Juventud, Afha Internacional, Bruguera, Edival, Santillana, Toray… Todas ellas conocidas de sobra por los niños y jóvenes en edad escolar. También ediciones con intención didáctica que cuentan con la aportación de importantes especialistas, como en el caso de la de Vicens Vives con introducción de Martín de Riquer.

A raíz del cuarto centenario de la publicación de la Primera Parte, en 2005, se publicaron algunas ediciones infantiles como las de Carlos Reviejo, José María Plaza, Concha López Narváez, Rosa Navarro Durán, José Luis Giménez Frontín, entre otros, o las destinadas al uso escolar, entre las que destacan las de Andrés Amorós o la adaptada por Vicente Muñoz Puelles

9. EL QUIJOTE EN LA WEB DE LA BNE

– PORTAL QUIJOTES – Realizado en 2015 por Pilar Egoscozábal, Jefa de Servicio de Reserva Impresa de la BNE y gran experta en Cervantes. Actualmente es la directora de la biblioteca de la Real Academia Española.

https://www.bne.es/es/quijote/index.html

– QUIJOTE INTERACTIVO

http://quijote.bne.es/quiosco/

El Quijote interactivo permite un acercamiento diferente a la primera edición de la obra cumbre de Cervantes, conservada en los fondos de la Biblioteca Nacional de España. Gracias a esta iniciativa es posible disfrutar del Quijote como si se tuviera el libro en las manos, al tiempo que se puede acceder a contenidos multimedia que ayudan a contextualizar la obra.

Se ha partido de la digitalización a muy alta calidad de los ejemplares que conserva la BNE de la primera edición del Quijote de ambas partes (1605 y 1615, y se han incorporado contenidos relacionados con la obra y la España de la época.

Se han incluido en el texto del Quijote puntos de enlace que remiten a las revistas temáticas con contenidos relacionados.

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