Más recio que una escopeta

Detalle del dibujo de Daniel Urrabieta Vierge (BIQ)

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Durante la lectura del Quijote hay momentos en los que el lector se parte de risa, especialmente con los refranes, dichos y ocurrencias de Sancho Panza y con escenas hilarantes entretejidas por Cervantes en el cuento. Hay dos de estas escenas que con solo recordarlas me provocan la carcajada.

La primera de estas escenas ocurre en la Primera parte, cuando don Quijote pide a Sancho que le meta los dedos en la boca y le cuente las muelas que aún le quedan después de la pedrada que un pastor le lanzó. La segunda sucede en la Segunda parte, poco antes de que don Quijote acometiese la aventura contra los leones y le pide a Sancho su yelmo, cuando este lo tenía ocupado sirviendo de recipiente con unos requesones que acababa de comprar a unos pastores.

En este artículo me ocupo de la primera escena, dejándote, lector curioso y atento, que leas y releas la segunda escena en el capítulo diecisiete de la Segunda parte, la risa está asegurada, no te lo pierdas.

Estoy inmerso en la segunda parte de la guía de caminos Tras los pasos de Rocinante, en medio de Sierra Morena. Antes de salir a recorrer los caminos y parajes, y fotografiar y anotar detalles para que el viajero no se pierda, vinculo el texto cervantino en el Mapa Topográfico Nacional (MTN25) en la tranquilidad de mi casa. Acababa de anotar los acontecimientos en la Venta de la Inés, la famosa venta del manteo de Sancho, cuando estaba enmarcando el siguiente escenario en medio del Valle de La Tejada, junto al Arroyo del Robledillo: la famosa aventura de los rebaños de ovejas.  

Un rebaño de varios cientos de ovejas en la Mancha. Fotografía de Luis M. Román

«En estos coloquios iban don Quijote y su escudero cuando vio don Quijote que por el camino que iban venía hacia ellos una grande y espesa polvareda, y en viéndola se volvió a Sancho y le dijo:

 —Este es el día, ¡oh Sancho!, en el cual se ha de ver el bien que me tiene guardado mi suerte. Este es el día, digo, en que se ha de mostrar, tanto como en otro alguno, el valor de mi brazo, y en el que tengo de hacer obras que queden escritas en el libro de la Fama por todos los venideros siglos. ¿Ves aquella polvareda que allí se levanta, Sancho? Pues toda es cuajada de un copiosísimo ejército que de diversas e innumerables gentes por allí viene marchando.

—A esa cuenta, dos deben de ser —dijo Sancho—, porque desta parte contraria se levanta asimesmo otra semejante polvareda.» (Q1, 18)

Como ya sabes, no eran dos ejércitos sino dos grandes rebaños de ovejas que por allí pastaban y los dos iban a beber agua a este arroyo. La polvareda debía de ser muy grande porque hasta el mismo Sancho creyó lo que don Quijote le decía sobre quiénes formaban ambos ejércitos enemigos.

Dibujo de Miguel Ángel Álvarez (BIC)

Junto al Arroyo del Robledillo hay un altillo, el mismo al que Cervantes hace subir en la ficción del cuento a caballero y escudero:

«Y para que mejor los veas y notes retirémonos a aquel altillo que allí se hace, de donde se deben de descubrir los dos ejércitos. Hiciéronlo ansí y pusiéronse sobre una loma, desde la cual se vieran bien las dos manadas que a don Quijote se le hicieron ejército si las nubes del polvo que levantaban no les turbara y cegara la vista».

No paraban de salir de la boca de don Quijote nombres y nombres de los principales caballeros de uno y otro ejército, cada uno con las precisas descripciones de sus armas y batallas, así como cada uno de los escuadrones que los formaban. Aunque Sancho prestaba mucha atención no veía a quienes decía ver don Quijote, en cambio, él veía y escuchaba a dos grandes rebaños de ovejas y carneros. Don Quijote diagnostica a Sancho que su miedo le hace cambiar las cosas y que parezcan lo que no son. «Déjame solo, que solo basto a dar la victoria a la parte a quien yo diera mi ayuda. Y, diciendo esto, puso las espuelas a Rocinante y, puesta la lanza en el ristre, bajó de la costezuela como un rayo».

Don Quijote es derribado de Rocinante por dos «peladillas» del arroyo, lanzadas con fuerza y precisión por las hondas de los pastores. Una le dio en el costado y la otra en la mano y en la boca mientras trataba de beber un trago de su famoso bálsamo de Fierabrás. Resultado: dos costillas malheridas y «tres o cuatro dientes y muelas menos».

Los pastores, creyendo que lo habían matado, huyeron con sus ganados y siete ovejas muertas sobre sus hombros. Todo lo vio Sancho desde el altillo, y cuando los pastores se marcharon bajó a socorrer a su amo.

No sé si al imaginar la siguiente escena te partirás de risa o te dará asco, o ambas cosas. Reconozco que yo siento esas dos sensaciones tan contradictorias a la vez. Tanto le dolía la boca a don Quijote que presentía que había perdido algunas piezas de su dentadura, y le pide a Sancho que le mire a ver cuántas le faltan:

«Llegose Sancho, tan cerca que casi le metía los ojos en la boca, y fue a tiempo que ya había obrado el bálsamo en el estómago de don Quijote, y al tiempo que Sancho llegó a mirarle la boca arrojó de sí, más recio que una escopeta, cuanto dentro tenía, y dio con todo ello en las barbas del compasivo escudero.

 —¡Santa María! —dijo Sancho—, y ¿qué es esto que me ha sucedido? Sin duda este pecador está herido de muerte, pues vomita sangre por la boca.

Pero reparando un poco más en ello echó de ver en la color, sabor y olor que no era sangre, sino el bálsamo de la alcuza que él le había visto beber; y fue tanto el asco que tomó, que, revolviéndosele el estómago, vomitó las tripas sobre su mismo señor, y quedaron entrambos como de perlas.» (Q1, 18)

Mientras estaba escribiendo esto, se encontraba, investigando en unos libros deportivos muy antiguos, mi amigo José Manuel, médico oftalmólogo. Me puse a reír, como siempre que leo e imagino esta escena, y me pregunta el motivo. Le describo la escena y que la forma del narrador de describir cómo expulsaba el vómito don Quijote «más recio que una escopeta», me hacía imaginar una explosión de vómito hacia la cara de Sancho, incapaz de esquivarlo.

José Manuel me apunta que en medicina existe el concepto «vómito en escopetazo o en escopeta», cuando este sale, sin náuseas previas, con tanta fuerza que puede llegar incluso a dos metros de la boca. Cervantes no era médico, pero utiliza este término médico acertadamente. Quedamos los dos riéndonos de la escena y tratando de averiguar si este término era anterior al Quijote o fue acuñado así por algún médico  después de haber leído este capítulo.

Detallr del dibujo de John Vanderbank, 1738 (BNE)

Esta escena ha sido dibujada en muchos de los Quijotes ilustrados. En 1738, lord Carteret impulsa la edición ilustrada en castellano con la primera biografía de Cervantes. John Vanderbank realiza los dibujos y en uno vemos cómo Sancho mete los dedos en la boca de don Quijote, mientras los pastores huyen de la escena.

Detalle del dibujo de Jerome David, 1650-1652 (BIQ)

Casi cien años antes, en 1650-1652, en un Quijote en francés, Jerome David dibuja el momento en el que don Quijote vomita «más recio que una escopeta» el bálsamo de Fierabrás que poco antes había tragado. Pero no es fiel al texto: «…y al tiempo que Sancho llegó a mirarle la boca arrojó de sí, más recio que una escopeta, cuanto dentro tenía, y dio con todo ello en las barbas del compasivo escudero

Detalle del dibujo de Daniel Urrabieta Vierge (BIQ)

Si hay una imagen que mejor ilustra este preciso momento es la que dibuja Daniel Urrabieta Vierge, publicada en el Quijote editado por Charles Scribner en Nueva York, en 1906-1907. Aquí sí, texto cervantino y concepto médico quedan magníficamente vinculados por Vierge.

                                                              Luis Miguel Román Alhambra

Frederik Caspar Conrad Frieboe y Hans Rudolph Juel, benefactores del Dragón alcazareño Isidoro Panduro

La estirpe familiar danesa que fundó el alcazareño Isidoro Panduro no hubiera sido posible sin la inestimable ayuda que le brindaron estos dos militares daneses

Hemos recuperado recientemente la historia del alcazareño Isidoro Panduro que con 18 años de edad, tras quedarse huérfano y trabajar algún tiempo en la salitrería de su tío Pedro Díaz Panduro, abandonó su Alcázar de San Juan natal y se alistó como voluntario en el ejercito, siendo destinado al Regimiento Almansa, 3º de Dragones, que en 1807, formando parte de la División del Norte que mandaba el Tercer Marqués de la Romana, fue enviado a Dinamarca para unirse a las fuerzas napoleónicas del Mariscal Jean-Baptiste Bernadotte allí estacionadas.

La fractura de su pierna izquierda en un desgraciado accidente, le impidió incorporarse a tiempo a su regimiento en la isla de Langeland, al sur de Fionia, y embarcar, junto al grueso de la División del Norte, en los buques de la armada inglesa que les llevaron de vuelta a España con tiempo suficiente para incorporarse a la guerra contra el ejército francés.

Isidoro quedó aislado en Kerteminde, en la isla de Fionia, y una vez recuperado de su accidente, casi un año más tarde del regreso de las tropas, realizó un intento de volver a  España junto con otro oficial español, pero este intento se malogró e Isidoro tomó entonces la decisión de quedarse definitivamente en Dinamarca.

Pero esta decisión no hubiese tenido éxito sin la ayuda que le brindaron dos militares daneses: el general Frederik Caspar Conrad Frieboe, entonces teniente coronel jefe de la ciudad de Kerteminde, y eltambién militar, coronel Hans Rudolph Juel,terrateniente en la aldea de Hverringe, cercana a Kerteminde.

Fue en 1809, cuando el primero de ellos, siendo teniente coronel y máximo responsable militar de la zona, ante la desesperanza de Isidoro por no haber fructificado su regreso  a España, y en un gesto que le honra como militar, le entregó una carta de recomendación para que pudiera obtener un empleo en la finca Hverringe Gods, propiedad del segundo de ellos.

Frederik Caspar Conrad Frieboe, húsar danés, nació el 7 de marzo de 1767 en Køge, hijo del oficial Christian Wildenradt Frieboe, comenzó su carrera militar como voluntario en la Guardia Real a Caballo y en 1783 se convirtió en segundo teniente en el Regimiento Ryttere noruego, pero regresó a la Guardia Real en 1788, donde fue nombrado maestro de equitación.

El general Frederik Caspar Conrad Frieboe

Pronto se ganó el favor especial del príncipe heredero y perteneció al pequeño grupo de jóvenes liderados por Frantz Bülow, quienes comenzaron sirviendo como ayudantes del príncipe durante los ejercicios militares y luego lo rodearon constantemente en su llamado cuartel general, formando su núcleo asesor.

Frieboe, que fue nombrado à la suite en el regimiento de húsares en 1800, se convirtió en mayor en el año 1803, teniente coronel y ayudante general en el Estado Mayor en 1808, coronel en 1810 y en ese mismo año chambelán. En 1813 dimitió del Estado Mayor y tomó el mando del Regimiento de Húsares, cargo que ocupó hasta su marcha.

En 1817 se convirtió en general de división y en 1836 en teniente general. En 1828 fue condecorado con la Gran Cruz de Dannebrog.

El general Frieboe se casó en 1795 con Gjertrud Cathrine Bodenhoff, hija del empresario Andreas Bodenhoff, de quien recibió la finca Vildnisset,en Kongens Lyngby, hacienda que después de su muerte recibió   su nombre: Frieboeshvile. Murió en Copenhague el 14 de marzo de 1846 y fue enterrado en el jardín de la finca, junto a su esposa y dos de sus descendientes.

Tumba de Frederik Caspar Conrad Frieboe en Frieboeshvile

Cuando Isidoro Panduro llegó a Hverringe Gods fue recibido por el dueño de la hacienda, el chambelán Hans Rudolph Juel, segundo y más importante de sus benefactores, quien no sólo lo recibió amablemente, sino que lo contrató a su servicio dándole alojamiento y trabajo en sus establos, y más tarde convirtiéndolo en uno de sus más cercanos ayudantes.

Localización de la finca Hverringe Gods, al norte de Kerteminde

Hans Rudolph Juel, bautizado el 13 de agosto de 1773 en Copenhague, era también militar y un importante terrateniente de la isla de Fionia; hijo de Gregers Christian Juel y Amalie Christiane Raben, heredó Hverringe Gods en 1779 y Juelsberg en 1847.

El 13 de abril de 1792 se casó en Rynkeby con Kirke Maren Berg, hija del consejero de Justicia Hans Mogensen Berg de Skovsbo y Olave Marie. El 9 de junio de 1814 el matrimonio se separó.

Hans Rudolph Juel

Antes de la llegada de Isidoro Panduro a la hacienda Hverringe, y en el transcurso de las guerras napoleónicas, Juel había estado al mando de un cuerpo de cazadores de caballería que, el 19 de mayo de 1809, había expulsado a los ingleses de la isla de Romsø, perteneciente a Hverringe. En esta acción militar los soldados de caballería daneses capturaron a unos cien soldados ingleses que fueron trasladados a Kerteminde; Juel recibió por ello la Cruz de Caballero. La carrera militar de Juel se redujo a   dos años de servicio en el Regimiento de Hest, aunque estuvo formalmente comprometido con el ejército hasta su retiro como coronel en 1842.

Hans Rudolph Juel, buen administrador de su hacienda y una excelente persona, se caracterizó por el exquisito trato que dispensaba a sus trabajadores y especialmente por la deferencia mostrada hacía a nuestro paisano Isidoro Panduro, a quien consideraba como un amigo. A finales de 1838, Isidoro sufrió un corte en la mano derecha con un gancho mientras pesaba lúpulo y la herida se le infectó, la infección empeoró y cuando un médico la trató, había perdido el uso de su mano. A consecuencia de esta lesión el Sr. Juel le concedió una pensión completa.

El chambelán Hans Rudolph Juel fallecido el 17 de marzo de 1857 en Hverringe y está enterrado en la iglesia de la cercana población de Viby, en una capilla funeraria que él mismo hizo construir en 1819. En el cementerio de esta iglesia, cerca de su gran benefactor, también está enterrado Isidoro Panduro que falleció dos años más tarde, el 23 de junio de 1859, aunque la actual ubicación de su tumba se desconoce tras la renovación que sufrió el cementerio.

Iglesia de Viby

La hermosa y señorial mansión Hverringe Gods, en la que residió y trabajó Isidoro Panduro por espacio de cincuenta años, desde su llegada en 1809 con 22 años de edad, hasta su muerte en 1859 con 72 años, fue construida por Hans Rudolph Juel alrededor de 1790. La finca sigue siendo propiedad de la familia Juel-Reventlow y actualmente funciona como una moderna explotación agroindustrial especializada en la producción de semillas para pasto.

Hverringe Gods, antiguamente y en la actualidad

Gracias a la ayuda prestada por estos dos grandes personajes daneses, el alcazareño Isidoro Panduro pudo rehacer su vida en Dinamarca después del accidente que le impidió regresar con su regimiento a España, casarse y formar una gran familia cuyos descendientes han sabido mantener vivo el recuerdo de su fundador.

Juan Miguel Ruiz de Morillas     

Constantino López Sánchez-Tinajero

Manuel Rubio Morano

                                                     Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

Miguel de Cervantes como nexo de unión entre la cultura y la milicia

De izquierda a derecha: D. Antonio Luis Jiménez Barranco, conferenciante, Dª. Rosa Melchor Quiralte, alcaldesa de Alcázar de San Juan, Ilmo. Sr. D. José Miguel Fernández Romero, Coronel Jefe del Regimiento Acorazado «Córdoba» Nº 10 y D. Juan Bautista Mata Peñuela, presidente de la Sociedad Cervantina de Alcázar de san Juan

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Conferencia del historiador Antonio Luis Jiménez Barranco, en la que estuvo acompañado por el Ilmo. Sr. Coronel Jefe del Regimiento Acorazado “Córdoba” Nº 10, unidad militar heredera del Tercio de Figueroa que el próximo 16 de abril celebrará su 458 aniversario

Alcázar de San Juan, 22-03-2024.- Para la ciudad de Alcázar de San Juan en general y para la Sociedad Cervantina en particular, fue un verdadero honor que el Ilmo. Sr. Coronel Jefe del regimiento Acorazado «Córdoba» Nº 10, D. José Miguel Fernández Romero estuviese en nuestra ciudad representando a la unidad militar en la que sirvió el soldado Miguel de Cervantes Saavedra.

Así lo entendieron también la alcaldesa de la ciudad Dª. Rosa Melchor Quiralte y resto de autoridades presentes en la interesante conferencia «Nunca la lanza embotó la pluma». El soldado Miguel de Cervantes y el Tercio de Figueroa en el Siglo de Oro Español; impartida por el historiador montillano D. Antonio Luis Jiménez Barranco quien facilitó datos muy precisos de la vida del Maestre de Campo, Lope de Figueroa queriendo remarcar los numerosos paralelismos que hubo entre la vida de Cervantes y la de su superior, jefe del Tercio.

Para entrar en detalles muy interesantes de la vida de Lope de Figueroa, Jiménez Barranco se basó en documentación muy poco conocida (casi inédita sobre el Maestre de Campo) y expuso también de forma detallada todas las campañas militares en las que intervino Miguel de Cervantes hasta el momento de regresar a España en 1575.

Esta conferencia está integrada dentro del Ciclo de Conferencias «Universo Quijote» que organiza regularmente la Sociedad Cervantina de Alcázar y con las que pretende darse a conocer a la ciudadanía alcazareña ya que son abiertas a todo el público.

Para la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan, es un honor recibir en su sede al Coronel Jefe del Regimiento que vino acompañado del Suboficial Mayor D. Gabriel Tauste Barranco y valora enormemente la actitud de los responsables de esta unidad militar de abrirse al público y tener participación en actos culturales integrándose de forma especial con la sociedad civil y creando nexos de unión entre la cultura y la milicia a través de la figura de Miguel de Cervantes.

Tanto para la Junta Directiva de la Sociedad como para el resto de asociados, es un orgullo reforzar los lazos culturales de amistad y colaboración con la Unidad Militar en la que sirvió Cervantes, siendo una de las cinco o seis más antiguas de España, que el próximo 16 de abril celebrará el 458 aniversario de su creación, celebración a la que con toda ilusión asistirá una representación de cervantinos alcazareños.

Hay que recordar que esta simbiosis que se ha producido entre el Regimiento Acorazado «Córdoba» 10 y la Sociedad Cervantina alcazareña, tuvo su origen en la visita que hizo a Alcázar de San Juan el General de Ejército (y ex jefe del CNI)   D. Félix Sanz Roldán que en su participación en uno de los “Almuerzos de don Quijote” dio a conocer a los cervantistas alcazareños que la unidad militar de Cervantes aún existía (con el nombre actual) y que se ofreció a facilitar el contacto entre el Regimiento y la Sociedad Cervantina, que posteriormente fructificó de forma extraordinaria, por las facilidades ofrecidas por el personal militar tanto en la visita de los alcazareños a la base de Cerro Muriano (donde se volcaron en su acogida)  y que se ha visto acrecentada con el desplazamiento  de su máximo responsable, el Coronel Jefe, D. José Miguel Fernández Romero hasta Alcázar de San Juan.

A la finalización de la Conferencia, el Coronel Jefe hizo entrega al presidente de la Sociedad Cervantina, D. Juan Bautista Mata Peñuela de una preciosa maqueta de un carro de combate, símbolo de la unidad, que junto con los conocidos Leopardo2E (carros de última generación), la integran también los VEC (Vehículo de Exploración de Caballería) del Grupo de Caballería Acorazado Almansa II/10 2.

Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

Conferencia: «Nunca la lanza embotó la pluma». El soldado Miguel de Cervantes y el Tercio de Figueroa en el Siglo de Oro Español

A cargo del historiador Antonio Luis Jiménez Barranco

Por si acaso fueres de los que no lo supieren, yo estuve en la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros, me refiero a la batalla naval de Lepanto, y estoy orgulloso de mi vida como soldado, aunque de ese hecho solo obtuve como recompensa mi manquedad.

Después, mi carrera militar no prosperó como yo alcanzara a desear. Se truncó de golpe cuando los moros me cautivaron al regreso de Italia. Mi cautiverio duró cinco largos años y una vez rescatado, dediqueme más tarde a otras cosas, una de ellas a que mi pluma sustituyera a mi espada para contar algunas historias de las que -según me cuentan-, aún se habla por los mentideros.

Me llamo Miguel de Cervantes y mi apasionante paso por los Tercios españoles (la mejor infantería del mundo en aquellos días), será contado por boca del historiador y amigo montillano Antonio Luis Jiménez Barranco en la conferencia que ha organizado la Sociedad Cervantina Alcazareña y que me place, ¡voto a tal!.

Quizás tampoco lo sepas, pero estuve en lugares señalados en los momentos cruciales de la historia de las Españas, puedo presumir de ello.

Por eso, sé que querrás conocer más detalles de mi azarosa vida militar.

Y LO MEJOR DE TODO: ¡No te costará un ardite!

El Quijote viaja a Viareggio”

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A través de una conexión con cámara, socios de la Sociedad Cervantina de Alcázar han impartido diferentes ponencias a los alumnos del Liceo Giosué Carducci de Viareggio con el objeto de que conozcan un poco más el Quijote y otras obras de Miguel de Cervantes

Alcázar de San Juan, 09-03-2024.- Este sábado 9 de marzo se ha desarrollado la actividad cultual denominada «El Quijote viaja a Viareggio» que ha consistido en una conexión mediante videoconferencia en la que socios de la Cervantina de Alcázar de San Juan han expuesto varias ponencias para que los alumnos italianos conozcan un poco mejor la obra cumbre de Cervantes, así como otras de inspiración claramente italiana como La Galatea o como las Novelas ejemplares en las que está muy presente el país italiano.

Esta actividad, que es la segunda de carácter internacional, que lleva a cabo la Sociedad Cervantina ha sido posible por la inestimable colaboración de la profesora de español Laura Alba García, aunque también han colaborado muy activamente las profesoras Simona Vanni, Martina Cerri, Simona Vescovi y Bárbara Pendibene, todas ellas del departamento de lengua española del Liceo Giosué Carducci de Viareggio.

El Liceo Carducci fue fundado en 1912 y fue reconocido en el año escolar 1928/1929. En 1927 se construyó la que sigue siendo la sede histórica del instituto según un diseño del arquitecto Belluomini, un impresionante edificio histórico que pronto cumplirá 100 años de vida.  Desde principios del año 2002/2003, tras la ampliación del personal, Carducci ha ocupado todo el edificio, pudiendo finalmente responder positivamente a las nuevas necesidades docentes. Durante décadas, la escuela secundaria ha formado a generaciones de profesionales de Viareggio y de toda Versilia. En los últimos diez años y para continuar su labor educativa, ha enriquecido los planes de estudio en múltiples direcciones, sin renunciar a su identidad y sus valores culturales. 

Actualmente el Liceo “G. Carducci” es un Liceo Clásico y un Liceo Lingüístico, cuenta con alrededor de 740 alumnos divididos en 32 clases (5 ciclos completos de bachillerato de dos años y de bachillerato de tres años), tiene una plantilla de 64 profesores y ofrece a estudiantes y familias de Versilia diversas ofertas curriculares.

A las 9 de la mañana comenzaba la jornada con la ponencia de presentación de la Sociedad y sus actividades a cargo de su presidente, Juan Bautista Mata Peñuela. Posteriormente, el secretario actual Constantino López Sánchez-Tinajero, habló de como «Italia marcó la vida de Cervantes» y tras una breve pausa, el vicepresidente Luis Miguel Román Alhambra expuso su ponencia «El Quijote de Miguel de Cervantes, de la Mancha a la Toscana», finalizando la actividad justamente a las 11:00, cumpliendo rigurosamente el horario establecido.

La labor divulgativa no ha acabado hoy, sino que, tras finalizar la conexión, se han enviado las ponencias a las profesoras. De este modo, las ponencias serán nuevamente repasadas en clase y después de su exhaustivo estudio originarán preguntas a las que desde Alcázar se responderá con gusto, seguramente a través de un video grabado que se remitirá al Liceo para que lo conserven como material de consulta junto con las ponencias.

Cabe destacar que la actividad se ha desarrollado sin incidencias y que según las propias palabras de las profesoras del departamento de español ha resultado muy interesante e ilustrativa, que ha resultado de utilidad para los asistentes lo que produce una gran satisfacción a los cervantistas alcazareños que consideran cumplido el objetivo propuesto de difundir el conocimiento, la lectura y el estudio de la obra de nuestro universal escritor, Miguel de Cervantes, más aún en Viareggio ciudad muy cercana a Luca de la que el escritor dijo:

“Luca, ciudad pequeña, pero hermosa y libre, que debajo de las alas del imperio de España se descuella, y mira esenta a las ciudades de los príncipes que la desean; allí, mejor que en otra parte ninguna, son bien vistos y recebidos los españoles, y es la causa que en ella no mandan ellos, sino ruegan, y como en ella no hacen estancia de más de un día, no dan lugar a mostrar su condición, tenida por arrogante”. (Persiles, III, 19)

Ahora sólo queda que los alumnos hayan recibido con agrado las aportaciones sobre la vida y obra de Cervantes y les sirva de estímulo para conocerlo todavía más y para desear leer su obra de la que, más de cuatrocientos años después, todavía seguimos hablando.

Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

Isidoro Panduro, el Dragón alcazareño que fundó una saga familiar en Dinamarca

Jinete perteneciente al Regimiento de Dragones «Almansa»

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Isidoro Panduro nace en Alcázar de San Juan el 7 de abril de 1787, tercer hijo del matrimonio formado por Agustín Díaz Panduro y Ana Dorotea Jiménez Jimeno, bautizado en la iglesia parroquial de Santa Quiteria el 9 de abril.

En 1802 fallecen sus padres a causa de una explosión registrada en la fábrica de salitre en donde trabajaban, propiedad de su tío Pedro Díaz Panduro, dejando huérfanos a sus cuatro hijos, los hermanos Manuela, Agustín, Isidoro y Pedro Agustín; el tío los acogió y les dio trabajo en la salitrería.

Libro Maestro de todas las tierras, viñas, olivares, eras, salitrerías, casas, mesones, molinos, ganado, censos, juros y rentas… en la población término de la Villa de Alcázar de San Juan cabeza de partido en la provincia de Toledo, perteneciente al Estado Secular, en el mes de marzo de 1750. AHMASJ.

Isidoro trabajó allí durante unos años, principalmente realizando trabajos de abastecimiento de agua, pero su inquietud y sus anhelos por salir al mundo en busca de aventuras hizo que, en 1805, con 18 años de edad, decidiera abandonar Alcázar de San Juan para alistarse en el ejército como voluntario, siendo destinado al Regimiento Almansa, 3º de Dragones, que comandaba el coronel Juan A. Caballero, en donde completó una formación militar de dos años y medio en la caballería ligera.

En 1807 el Regimiento Almansa formaba parte de la División del Norte, un contingente de unos quince mil hombres, doce mil de infantería y tres mil de caballería, que, bajo el mando del General Pedro Caro y Sureda, III Marqués de la Romana, fue enviado a Dinamarca para unirse a las tropas de Napoleón allí estacionadas, en virtud del Segundo Tratado de Basilea firmado el 22 de julio de 1795 entre la República Francesa y la Monarquía de Carlos IV de España,

Esta fuerza de ocupación, de unos treinta y tres mil hombres, estaba integrada por soldados franceses, daneses, holandeses y españoles bajo el mando del Mariscal Jean-Baptiste Bernadotte, General en jefe del Ejército del Elba.

Tras cruzar Francia y Alemania, las unidades españolas pasaron el invierno de 1807 acantonadas en las ciudades alemanas de Hamburgo y Lubeck y el 14 de marzo de 1808 entraron en Dinamarca desplegándose por la península de Jutlandia y las principales islas del Báltico (Fionia y Selandia) con la misión de proteger inicialmente las costas danesas de un posible desembarco inglés y, posteriormente, apoyar a los daneses, aliados de Napoleón, en su intento de invadir Suecia, aliada de Inglaterra; acción que nunca se llevó a cabo pese a haber bombardeado Suecia a Copenhague unos meses antes.

La estancia de los soldados españoles en Dinamarca apenas duró seis meses, pues enterados del levantamiento español del 2 de mayo que da inicio a la Guerra de la Independencia Española, y sintiéndose traicionados por los franceses, salen del país el 21 de agosto a bordo de los buques del almirante británico James Saumarez.

La insurgencia de las tropas españolas desplegadas en Dinamarca comenzó el 22 de julio, tras emitir el Mariscal Bernadotte una orden por la que obligaba a los soldados españoles a prestar juramento de fidelidad a José Bonaparte como rey de España y decretar el gobierno danés que se desarmara a los soldados españoles. Ante la difícil situación creada el Marqués de la Romana toma la decisión de organizar la salida de sus tropas de Dinamarca y ordena que se reagrupen en la isla de Langeland, a donde logran llegar cerca de diez mil españoles, entre ellos la casi totalidad de los componentes del Regimiento de Almansa, y desde donde son evacuados por la armada inglesa que los traslada, primero a Goteborg, en Suecia, y tras una breve escala en Inglaterra, los barcos continuaron rumbo a Espa­ña. Pero un fuerte temporal provocó que no llegaran juntos al puerto de Santander, como estaba previsto, sino de forma separada y escalonada a diver­sos puertos del norte de la Península: Santoña, Santander, Ribadeo y la Coruña, a cuyos puertos arriban el 9 de octubre.

Unos cinco mil hombres no lograron escapar siendo apresados y conducidos a Francia en donde fueron internados en campos de prisioneros; con ellos y con otros detenidos capturados en España, Napoleón creó el Regimiento José Napoleón que formó parte de la Grande Armée que invadió Rusia en junio de 1812, siendo de los primeros que entraron en Moscú el 14 de julio.

Isidoro Panduro, que se había fracturado una pierna en un accidente, no pudo llegar a tiempo a la isla de Langeland para embarcar con su regimiento y salir de Dinamarca, quedando aislado en la isla de Fionia, en medio de un país desconocido cuyos habitantes pensaban que los españoles los habían traicionado y abandonado en su intento de invadir Suecia y a los que las tropas napoleónicas buscaban para hacerlos prisioneros.

El accidente de Isidoro ocurrió en agosto de 1808, cuando él y un compañero recibieron órdenes de escoltar a un comisionado francés a Nyborg. Camino de la ciudad fueron detenidos por una concentración de tropas que cruzaban un pequeño puente en el pueblo de Åsum, a media milla al este de Odense, la capital de la isla de Fionia. Isidoro esperó pacientemente con su caballo en el lado derecho del camino mientras el carro de un oficial, con un caballo adicional atado detrás, pasaba junto a él. Sin previo aviso, el caballo pateó la pierna izquierda de Isidoro, rompiéndosela. Isidoro fue trasladado a Nyborg para recibir tratamiento. Pero en las afueras de Nyborg, fue detenido por tropas danesas que lo enviaron a Kerteminde, en donde estuvo un año recuperándose de su lesión.

En 1809 Isidoro viajó a Odense para visitar a un oficial español que planeaba regresar a España; pero en el momento de partir, el oficial, que le había prometido llevarlo consigo, no le avisó y se marchó sin él. Tras este fracaso volvió a Kerteminde en donde el comandante de la ciudad, el mayor Frederik Caspar Conrad Frieboe, le dio una carta de recomendación gracias a la cual pudo entrar al servicio del noble danés Hans Rudolph Juel, cuyas propiedades se encontraban en la aldea de Hverringe, cerca de Kerteminde, allí, avalado por su experiencia como soldado de caballería, pudo trabajar como mozo de cuadra en los establos del noble y más tarde como sirviente auxiliar y ayuda de cámara personal.

De una fuerte personalidad y con una gran capacidad de adaptación para hacer frente a su nueva situación, parece ser que estaba dotado de un trato amable por lo que su señor lo llevaba consigo a las fiestas de sociedad a las que acudía con el fin de divertir a los asistentes relatando las costumbres de España.

Tras convertirse al protestantismo y aceptar la ética luterana, el 2 de mayo de 1813, con 26 años de edad, se casa con la danesa Marie Hansdatter, de 23 años, hija de un granjero de Viby, que trabajaba como ayudante de costura en Hverringe. El matrimonio tuvo nueve hijos de los que siete sobrevivieron.

  • Marie Immanuella (1811-1892) sirvienta.
  • Agustín (1813-1883) pequeño agricultor y tejedor.
  • Anna Dorthea (1815) se casa con Gjerhard Ludvig y se van a vivir a Alemania; se desconoce su destino.
  • Gregersine (1819) no sobrevive.
  • Condesa Olave (1820-1860) se casa con Hansen; abuela del conde Ejnar Oberbech-Clausen.
  • Niels (1830) viaja a California como buscador de oro; se desconoce su destino.
  • Hans Rudolf (1823-1904) vicario; bisabuelo del escitor Leif Thormod Panduro.
  • Hans (1826) no sobrevive.
  • Hans (1827-1878) mayordomo y obrero.

A finales de 1838, Isidoro sufrió un corte en la mano derecha con un gancho mientras pesaba lúpulo, la herida se le infectó y perdió el uso de esa mano.

Isidoro Panduro siempre residió en Kerteminde fiel a su benefactor el noble Hans Rudolph Juel y nunca regresó a España; incluso renunció a una herencia en su tierra natal.

Integrado plenamente en Dinamarca siempre mantuvo el estilo de vida que allí había encontrado, recibiendo finalmente la ciudadanía danesa. Gran aficionado a la jardinería, en 1840 recibió de la Real Sociedad Agrícola Danesa una copa de plata por su diligencia agrícola.

Ya en la vejez, su esposa Marie contrajo glaucoma y quedó ciega después de una operación fallida. Isidoro, enfermo, padeció episodios de depresión y tristeza, atribuyéndolos a haber abandonado la iglesia católica y seguramente agravados por la muerte de su empleador, el noble Hans Rudolph Juel. También es probable que sintiera melancolía acordándose de su Alcázar de San Juan natal.

Los últimos años de su vida fueron tranquilos, gracias a los cuidados brindados por su hija Marie Immanuella Panduro y por su nieta Sidsel Marie Oberbech Clausen.

En la primavera de 1859 contrajo una neumonía y murió el 23 de junio, a los 72 años, celebrándose su funeral el día 28 de ese mismo mes. Fue enterrado en el cementerio de Viby, pero su tumba se perdió durante la renovación del cementerio.

Libro de enterramientos en el que figura la fecha de su muerte, 23 de junio de 1859, y la fecha de su funeral, 28 de junio de 1859. Curiosamente, en la misma página del libro también aparece anotado el enterramiento de su benefactor, Hans Rudolph Juil, muerto en 1857.

Su hijo Rudolf fue uno de los primeros habitantes de la comarca en conseguir un título universitario y su tataranieto Leif Thormod Panduro (18 de abril de 1923 – 16 de enero de1977) novelista, cuentista y dramaturgo, es uno de los más acreditados escritores daneses que, entre otros muchos, recibió en 1963 el Premio de la Crítica Danesa de Literatura, en 1971 el Gran Premio de la Academia Danesa y en 1976 se convirtió en miembro de esta Academia. Algunas de sus novelas han sido llevadas al cine y a la televisión.

Otro de sus descendientes, su tataranieto Carlo Panduro, fundó una popular cadena de tiendas que lleva su apellido: *Panduro HOBBY, y están especializadas en el bricolaje, las manualidades y los artículos de regalo.

Ésta es la historia del alcazareño Isidoro Díaz Panduro, una persona totalmente desconocida para la gran mayoría de sus paisanos, pero no así para nuestro socio Juan Miguel Ruiz de Morillas, otro alcazareño, abogado y residente en Copenhague, quién nos ha hablado de él y facilitado la documentación necesaria para completar este breve relato de su vida.

El recuerdo de la buena impresión causada por los soldados españoles se conservó de padres a hijos tanto tiempo en la isla de Fionia que, cien años después, el 14 de marzo de 1908, se conmemoró solemnemente en Odense el Centenario de aquel desembarco, evocando y elogiando la conducta de los españoles durante su estancia en Dinamarca. 

Y en 2008, con motivo del bicentenario de aquellos acontecimientos, el museo de Holbæk, al norte de Copenhague, en colaboración con las pinacotecas de las cuatro localidades danesas en donde mayor fue el impacto de su estancia, y con el apoyo de las instituciones españolas, organizó la exposición Cuando los españoles llegaron, un encuentro cultural en 1808”. Su coordinador, el historiador Henning Petersen, destacó que los españoles fueron y siguen siendo recordados en Dinamarca como gente alegre, educada y musical; añadiendo que nunca entraron en combate, sólo estuvieron estacionado y fueron los primeros soldados extranjeros que no arrasaron el país; vivían entre la gente y se comportaban de forma familiar; aceptaban sin remilgos la comida local, no como franceses y belgas; jugaban con los niños, tocaban la guitarra y hacían fiestas.

Hasta la llegada de los españoles, los daneses no sabían lo que era aliñar la ensalada con aceite y vinagre. También fue la primera vez que los nórdicos tuvieron contacto con los cigarros que fumaban los españoles y les daba miedo tener el cigarro puro encendido tan cerca de la cara. Debido a que los españoles fumaban de esta forma, un cigarro mal apagado pudo ser la causa de que prendiese y se quemase el castillo de Koldinghus, en Kolding.

Pese a que para la Dinamarca Oficial fueron unos traidores por no haber ayudado a invadir Suecia y a que el mantenimiento de su estancia sangró las arcas danesas, Petersen señaló que es difícil encontrar un relato negativo sobre aquellos españoles que les hicieron descubrir una mentalidad distinta; y citando a su gran literato, el célebre Hans Christian Andersen, comentó que mientras que los soldados franceses se caracterizaban por su altanería, los españoles eran bondadosos y amables. Virtudes que, con toda seguridad, adornaron la trayectoria vital de nuestro paisano, el soldado de Dragones Isidoro Díaz Panduro.

                                                  Juan Miguel Ruiz de Morillas

                                   Constantino López Sánchez-Tinajero

                                                           Manuel Rubio Morano

                   Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan